17 ene 2016

Italianas VII. Señales de la calle


Si la primera fermata en cada nueva ciudad es en una heladería o café, el primer sguardo es a las paredes, los afiches, los graffitis, los kioskos de revistas o las tabaquerías. De ahí vienen las señales citadinas inaugurales, con pistas sobre lo que los locales dicen o quieren decir sobre su lugar. En Napoli, los carteles que veo apenas llego me impresionan: avisos funerarios pegados como afiches, en cualquier pared, en donde “sus hijos, el hermano, la suegra, los tíos” invitan a despedir a “la querida abuela”, “dispensando a todos de traer flores, porque bastará con la presencia.” La primera tabaquería por la que paso, mientras tanto, es contundente en las imágenes que exhibe (imágenes que pueden tomar la forma de libro, cartilla, calendario o banderín). Tres capturan mi atención enseguida: el grandísimo Totó, omnipresente en la ciudad (he hablado ya de Totó, pero nunca lo suficiente); Maradona (que a pesar de los años transcurridos sigue teniendo aquí una presencia amada, arrolladora), y la pastelería local, resumida en la elegante sfogliatella (delicia que en la Argentina se prepara, de forma decente, apenas en un par de lugares –aunque  uno de ellos, ay¡, ha comenzado ya a desandar el camino de la decencia).

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