En una semana de muchas -aunque siempre insuficientes- actividades vinculadas a los derechos de la mujer, vale comentar la existencia de un interesante y muy buen libro titulado "Cuatro mujeres en la Revolución Francesa" con un estudio preliminar de José Sazbón (fallecido hace poco) y traducciones de José Emilio Burucúa y Nicolás Kwiatkowski. Lo más interesante es leer la pluma de Olympe de Gouges, Etta Palm, Théroigne de Méricourt, Claire Lacombe, y un texto -una verdadera yapa- del gran amigo, un precursor en el tema, Condorcet.
El libro contiene una trascripción (y traducción) de la "Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana" escrita por Olympe de Gouges -en 1791- que tiene el siguiente preámbulo y postámbulo respectivamente, además de la declaración en sí misma valiosísima y admirable en aquel contexto.
El libro contiene una trascripción (y traducción) de la "Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana" escrita por Olympe de Gouges -en 1791- que tiene el siguiente preámbulo y postámbulo respectivamente, además de la declaración en sí misma valiosísima y admirable en aquel contexto.
Preámbulo.
Las madres, las hijas, las hermanas, representantes de la nación, exigen ser constituidas en asamblea nacional. Considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos de la mujer son las únicas causas de la desgracias públicas y de la corrupción de los gobiernos, ellas han resuelto exponer en una declaración solemne los derechos naturales, inalienables y sagrados de la mujer, a fin de que esta declaración, constantemente presente a todos los miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y los del poder de los hombres puedan ser en cada instante comparados con el fin de toda institución política y sean respetados con el objeto de que los reclamos de las ciudadanas, fundados desde hoy sobre principios simples e incontestables, se dirijan siempre al mantenimiento de la Constitución, de las buenas costumbres y a la felicidad de todos.
Postámbulo.
Mujer, despierta, el tañido de la razón se hace oír en todo el universo; reconoce tus derechos. El poderoso imperio de la naturaleza ya no está rodeado de prejuicios, de fanatismo, de superstición y de mentiras. El oriflama de la verdad ha disipado todas las nubes de la estupidez y de la usurpación. El hombre esclavo ha multiplicado sus fuerzas, ha tenido necesidad de recurrir a las tuyas para romper sus cadenas. Transformado en hombre libre se ha hecho injusto hacia su compañera. ¡Oh, mujeres, mujeres! ¿Cuándo dejarais de ser ciegas? Qué ventajas habéis recogido en la revolución? Un desprecio marcado, un desdén más evidente. En los siglos de corrupción sólo habéis reinado sobre la debilidad de los hombres. Vuestro imperio está destruido. ¿Qué os queda entonces? La convicción de injusticias del hombre. El reclamo de vuestro patrimonio fundado sobre los sabios decretos de la naturaleza; ¿Qué podéis temer de una empresa tan bella? ¿La réplica del legislador de las bodas de cána? ¿Teméis que nuestros legisladores franceses, correctores de esta moral largo tiempo colgada de las ramas de la política pero que no tiene más vigencia, os repitan acaso: mujeres, qué hay de común entre nosotros y vosotras? Todo, deberías responder. Si se obstinasen por su debilidad en colocar esta inconsecuencia en contradicción con sus principios, oponed con coraje la fuerza de la razón a la pretensiones vanas de superioridad; reuníos bajo los estandartes de la filosofía; desplegad toda la energía de vuestro carácter; y veréis muy pronto a esos orgullosos no como serviles adoradores que se arrastran a vuestros pies, sino orgullosos de compartir con vosotros los tesoros del ser supremo. Cualesquiera sean las barreras que se os opongan está en vuestro poder el superarlas; no teneís sino que quererlo".
Postdata: Le ibamos a pedir a una amiga que comente un video de la famosísima Catherine Mackinnon que estaba en la web. Pero desapareció el video! Lo realmente sorprendente, o que me sigue sorprendiendo personalmente, es que en Youtube (casi) todos los videos que aparecen sobre feminismo sean para expresar un odio visceral hacia el feminismo e incluso para la misma Catherine Mackinnon o Andrea Dworkin, con expresiones bien extremas, por ejemplo, quemar una imagen de una de las autoras. Por eso, lamentamos bastante más la desaparición de esa valiosa entrevista.
Más allá de eso, es muy bueno que esté disponible -y con subtítulos- el documental de Virginie Linhart sobre Simone de Beauvoir, muy recomendable. Acá. Salud!
Gracias Lucas por postear el documental sobre de Beauvoir. Esta muy bueno.
ResponderBorrarFrontispiece
Don't mention it, che. Bueno verte por acá, Frontispiece.
ResponderBorrarSigamos,
Lucas