Hago los trámites para abordar el avión que me lleva de Bogotá a Cali, y la empleada de Avianca me pregunta si quiero salir en el avión previo al mío. Sin pretensión alguna de desafiar al destino, le digo que prefiero no. Ya abordo, escucho a un pasajero que va levantando el tono. Se encuentra ubicado junto a la salida de emergencia, y se niega a ubicar en el porta equipaje su pequeño bolsito, tal como lo indica la reglamentación de cualquier aerolínea. La azafata le insiste, y él que no y no. El joven tiene bigote elegante, sombrero calado, amarronado, y anteojos oscuros. Me cae simpático en su búsqueda de razones para una reglamentación algo boba, como la mayoría de las reglamentaciones aéreas (en caso de crisis nadie recordará nada de lo que recordaron a comienzo del vuelo, y cualquier bolsito será pulverizado a impiadosos pisotones, en un instante).
El hecho es que la azafata se enoja y va en busca de otras azafatas. El joven insiste, diciendo que lo que le piden es tan ridículo como que le exigieran sacarse el sombrero (alguna gente, luego, hablaría del joven que "no quería sacarse el sombrero", tergiversándolo todo, como suele ocurrir también en estos casos). La conversación sube de volumen y nervios, mientras el pasaje completo del avión mira a la fila de emergencia, buscando el desenlace. Todos comentan y comienzan a intervenir, con la situación molestos.
De repente, ingresa la policía aeronáutica. Son dos agentes que se acercan al joven y le dicen: "Disculpe mi amigo, pero hasta que Ud. no abandone la nave, el avión no sale." Uh, la que se vino entonces. Qué no, que qué derecho tienen a bajarme, qué nunca más, que ya guardé el bolsito. Gritos y contra gritos.
El asunto es que, finalmente, los guardias se ponen duros y el joven termina por levantarse de su asiento. El avión es un hervidero:
"Que se baje!" -gritan algunos. "Fuera, fuera!"-exigen otros. "Intolerante!" -claman también. Mi compañera de asiento, una mujer de espanto, exige: "que cumpla las reglas".
El joven por fin cede, y empieza a caminar rumbo a la salida. Los pasajeros, de forma más bien unánime, aplauden. "Viva, viva!!" Y otros, otra vez, "fuera!!"
Un abuelo de aspecto buenísimo, delgado, de piel curtida, pelo mal recortado y blanco, se pondrá de pie y gritará, buscando el consenso de todos: "Viva la policía!!!!"
Yo me tomo la cabeza. Me pregunto qué victoria estarán aplaudiendo, mientras aplauden; a quién estarán echando por dentro, mientras gritan "fuera!"; qué orden estarán reivindicando, mientras vivan a la policía. El avión, ahora sí, una hora después, despega, y mi compañera de asiento, la que pedía indignada por el cumplimiento de reglas, toma su celular y llama a su amiga Tina. El comandante toma el micrófono para referirse al episodio y hacernos saber que, para la compañía, nada es más importante que la seguridad de sus clientes.
el bolsito podría causar algún tropezón, y no ser pisado como señalás, complicando una evacuación de emergencia; además en caso de sacudidas por turbulencias podría llegar a desplazarse a otros asientos y molestar a otros pasajeros; no parece una reglamentación taaan desubicada.
ResponderBorrarRealmente no veo cuál es el sentido de identificación que promovés con este señor, que bien podría haberse limitado a poner el bolsito donde corresponde sin hacer escenitas. Hay como un regodeo en ciertas rebeldías bobas, que me parece que no conducen a nada.
Otra cosa, lamentablemente viajar en avión es una experiencia casi ultrajante, con sus revisaciones interminables etc.
Ahora, dicho ésto, la desproporcionada reacción, con policía incluída, es realmente mucho, pero concuerdo que esa identificación con el agresor (en este caso la policia victoriosa) nos dice mucho acerca de nosotros como género humano, en esta idea de sumarnos a la turba que le pega al caído o que se suma al canto celebratorio de los victoriosos, sin decir, alto, qué estamos festejando???
Me encantó el párrafo de desenlace, la reflexión personal... se agradece
ResponderBorrarcoincido con michalac. A mi corta edad, el respirar hondo y cerrar los ojos me sucede más de lo que mi salud recomendaría.
ResponderBorrarmmmm y que queres?
ResponderBorrarAlgo que parecia de pelicula pero era real... a mi me toco un viajecito asi interno por colombia , donde en el interin siento gallos cacarear. ¿Raro? no! era bastante normal que llevaran los gallos campeones de riña en la jaulita en el habitaculo con todos los pasajeros....costumbres.
Pero fijate que el ejemplo que señalas como un acto de autoritarismo irracional (como si hubiera que premiar a la que pelo el celular! no la habran visto! ¿que simpatia buscas?) no es ni mas ni menos que la misma politica que esta ordenando a colombia en su faz civil. Ellos en los ulltimos 30 años mejoraron en la educacion notoriamente y nosotros, con el viva la pepa libertario, nos fuimos a pique. Anda a una escuela aca y alla, y si sos honesto en la apreciacion (que hasta ahora no) vas a ver las diferencias.