4 sept 2012

Homenaje a don Caracciolo



Este fin de semana se realiza en Vaquerías, Córdoba, un merecido homenaje al extraordinario profesor, maestro y amigo Ricardo Caracciolo. De los mejores y más reconocidos filósofos analíticos que ha tenido el país, Ricardo ha sido el principal responsable de la formación de una generación de brillantes filósofos, en Córdoba, en Barcelona, y en cada uno de los lugares en donde ha enseñado. Gracias maestro! Ahí estaremos!

Agrego aquí un fragmento de la muy buena entrevista que le hiciera Cristina R. para la revista Doxa. Más abajo un link a la entrevista completa, y la información del seminario.




P- ¿Crees que es posible ser un filósofo analítico y moralmente comprometido a la vez? ¿Piensas que la tarea de un filósofo del derecho debería estar orientada por algún objetivo de carácter ético?

R- Asumo en serio que un compromiso moral de respeto a la dignidad de los demás, tanto en el ámbito privado como en el público es un ideal exigible a cualquier individuo, cualquiera sea su profesión, condición social, contexto o circunstancia. O, si se quiere, cualquiera sea su concepción de la filosofía. Y por cierto, todos los individuos medianamente racionales podemos asumir ese compromiso, incluyendo a los filósofos analíticos.   

Uno puede suponer que el objetivo de la filosofía del derecho es colaborar en la comprensión de la naturaleza del derecho, de sus relaciones con la política, la moral, o la vida cotidiana. En todo caso una empresa teórica o cognoscitiva o, al menos, conjuntamente con la ciencia, parte de esa empresa. Si esto es así, más allá del valor que se puede atribuir a la búsqueda de la verdad, francamente no veo que otro objetivo debería orientar al filósofo, qua  filósofo, en esa actividad, además de satisfacer la exigencia de responsabilidad y honestidad intelectual que, por cierto, es también una exigencia moral, asociada a esa práctica cognoscitiva. No se me escapa que algunos pueden defender -y de hecho así ha ocurrido históricamente- la distorsión sistemática de la verdad, si ello es necesario para alcanzar objetivos políticos considerados moralmente defendibles. Pero, ello equivale a defender la eliminación de la ciencia y, por ende, de la filosofía. No pueden ser, por lo tanto, objetivos de la filosofía. En todo caso, creo que podemos acordar que semejantes objetivos no pueden ser los ideales de una sociedad libre. Tampoco se me escapa que, circunstancialmente, puede ser preferible ocultar la verdad para evitar un daño irreparable. Pero, de nuevo, sea o no correcta la solución de ese conflicto, semejante ocultamiento -si se acepta mi caracterización- no puede formar parte de la actividad filosófica.    


...

 P- Soy testigo de tu incansable labor docente, ya sea en las aulas, con los estudiantes de grado, como en los seminarios permanentes que organizas en tu cátedra, con grupos de jóvenes interesados en la filosofía del derecho. ¿Qué significado tiene esto para ti? ¿Es una tarea autónoma, o está ligada a tu trabajo como investigador?

R- Creo sinceramente que no hay solución de continuidad entre la práctica de producir conocimiento y la práctica de transmitirlo. Cualquiera sea la distinción analítica que se pudiera realizar entre ambas, es muy difícil de percibirla en la experiencia cotidiana de la labor universitaria, cuando se asume conjuntamente docencia e investigación. O al menos, ello sucede en mi caso. La verdad es que disfruto mucho  de la actividad docente en sus múltiples maneras, clases, seminarios de formación o la tarea más compleja y personalizada de colaborar con un proyecto de tesis en proceso. En parte ello se debe a que se puede percibir esa labor como una puesta a prueba de las propias opiniones o ideas sobre los tópicos a discutir o la información que hay que suministrar. Esto es, como un paso en el intento de pensar acerca de interrogantes filosóficamente interesantes, tarea que asumo con idéntico entusiasmo.  


Entrevista completa, acá


Información sobre el Seminario, acá

7 comentarios:

  1. Anónimo1:34 p.m.

    Hubo un tiempo en el que me agradaba mucho la filosofía analítica (fundamentalmente por Nino) hasta que leí la discución de este con Zaffaroni (a quién no conocía) en referencia al libro de éste último sobre las penas perdidas...
    Empecé a leer a Eugenio con recelo, con críticas constantes a su falta de "pureza metodológica", de "objetividad".
    Pero su tremendo acercamiento a la realidad "real" no dejaba de impactarme.
    Hace poco leí una linda crítica de el hacia los analíticos, critica que comparto in totum en referencia al derecho:


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  2. Anónimo1:37 p.m.

    "La propia academia puede favorecer la burocratización indiferentista inventando teorías normativas puras que permiten racionalizar la negación de la masacre súbita o por goteo, porque elaboran una teoría del conocimiento jurídico que deja fuera lo que "no está en la norma" y cualquier referencia a la realidad la consideran lesiva de la pureza metodológica jurídica (o bien una consideración meramente política). [...]

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  3. ocurrio sin embargo que los analiticos diseniaron el juzgamiento historico a los militares, mientras otros fueron jueces de la dictadura y rechazaron habeas corpus a rolete. suele ocurrir eso de palabras altisonantes y practica pauperrima

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  4. Anónimo2:34 p.m.

    Que golpe bajo Roberto. Que fanatismo. La idea era discutir ideas (pensamiento analítico y su critica). Chau y suerte. Que te mejores.

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  5. no tengo ningun fanatismo. mi formacion tiene que ver mas con el marxismo que con la filosofia analitica. pero el problema me parece del que hace la cita, que quiere vincular a la filosofia analitica con la "masacre subita o por goteo". eso es lo que me parece inaceptable

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  6. Anónimo2:31 a.m.

    ¿Tu formación tiene que ver más con el marxismo que con la filosofía analítica? RG, me extraña... Suena como si a Bernard Williams, un buen día, se le hubiera ocurrido decir que su formación tenía más que ver con los estudios clásicos que con la filosofía analítica. Como vos sabés mejor que yo, la filosofía analítica no es más que una cuestión de estilo, tan compatible con el marxismo como con los estudios clásicos. De hecho, existe el marxismo analítico y existen también los estudios analíticos sobre los clásicos (Ej. el propio Williams, Nussbaum, Irwin, etc.). Formar parte de la tradición analítica debería ser un orgullo, aunque yo también comparto que la orientación que le han dado a esta corriente especialmente muchos abogados no ha sido la mejor. Como sea, creo que la crítica que plantea Anónimo no se aplica ni por asomo a la filosofía analítica. Más bien, parece aplicarse al positivismo jurídico, que no es lo mismo.
    Finalmente, quería decir también que Caracciolo fue mi profesor de Ética en la Fac. de Filosofía: un ejemplo en todo sentido.
    El Imparcial del Norte

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  7. Por lejos, el mejor PROFESOR de derecho de la Argentina en los últimos 20 años.
    Puede que a alguien no le guste la materia, o no le guste la orientación analítica de Caracciolo, o considere que su producción académica no es frondosa o que resulta excesivamente concentrada en pocos temas, o que es excesivamente puntilloso como supervisor... NADIE en una facultad de derecho del país (o varias) ha concebido y llevado a cabo con tanto ahínco y compromiso una labor de formación de figuras académicas de primer nivel como don Ricardo A. Si la academia jurídica nacional hubiese tenido la suerte de contar con 20 Caracciolos repartidos en varias áreas de especialidad, hoy seríamos algo muy distinto de lo que somos.

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