Leía a Lemebel, decía, al que se ve escribiendo con todo el cuerpo, convulsionado, irónico, ácido, feliz a veces, tierno, siempre revelando una tristeza honda en la que lo ha ahogado la vida.
Habla de Chile y se burla de sus viejas pretensiones de potencia neoliberal, de mejor alumno. Cuenta entonces del "país que se levanta con orgullo de garrapata triunfal que dejó atrás el Tercer Mundo." Lo describe como "una fonda del extremo sur que renovó su escabeche tricolor" por "las hamburguesas sintéticas de los malls", "la meca dólar del continente que habla de tú a tú con el Mercado Común Europeo".
Cuenta de aquello en lo que ha convertido el 11 de septiembre, a pesar de las intenciones oficiales. Dice que si alguien quiso "evitar revueltas callejeras con el relajado ocio dominguero" (la fecha se ha convertido en feriado) equivocó el cálculo, porque "la ciudad desierta climatiza la tensión, previene asustando, y al asustar, saca a flote la mancha menstrual en el trapo del recuerdo."
Rememora a "la Payita", heroica y callada secretaria y amante de Allende, que quiso esconderse y morir en La Moneda, cuando Allende daba la orden de abandonarla, ante el bombardeo: "Miria, confusa en la neura del desalojo, no obedeció la orden y se entregó a la corazonada impulsiva de un enamorado retroceder".
Homenajea a los muertos de entonces a través de la figura de un ex alumno suyo -Ronald Wood- que le incomodaba en sus clases de arte ("al evocarlo, me cuesta imaginar su sonrisa podrida bajo la tierra", "al soñarlo, en el enorme cielo salado de su ausencia, me cuesta creer que ya nunca volverá a alegrarme la mañana el remolino juguetón de sus gestos").
Recuerda la "muerte" de la gran historieta pobre de su tiempo, Condorito, "la caricatura del pilillo buscavidas, la representación entumida de la gloriosa ave-símbolo del escudo patrio, el gran cóndor amo de las alturas"
... siempre vienen bien las referencias a buenas lecturas, el autor que comentas parece interesante (de los chilenos su modo de hablar ese 'gueon' ese modo picante) aunque todas las novelas o relatos con un fondo politico se me hacen cuesta arriba -porque ya demasiado con lo que tenemos- Deje por la mitad "Sostiene Pereyra" que es un relato fantastico ambientado en Portugal durante la dictadura (creo). Deje por la mitad "El tiempo entre costuras" de la Dueñas sobre el periodo franquista de guerra y una exotica Marruecos pero las costuras se me hicieron demasiado soportiferas y termine eso si "El amante" de Marguerite Duras (creo) que es maravillosa y muy bonita aunque muy triste tambien...
ResponderBorrarMe volvi hereje dejando libros por la mitad, ese Lebemel parece que escribe relatos cortos,...tal vez me le anime (o tal vez no)