En entrevista que publica p12 hoy, Zaffaroni critica duramente la elección de los jueces, pero con argumentos que son propios del elitismo judicial que aquí rechazamos: la idea de que, si se conecta a la ciudadanía con la reflexión judicial, todo estalla, y llega la demagogia punitiva.
–¿Por qué calificó de “disparate” la elección popular de jueces?
–En primer lugar, sería una de las reformas judiciales para las que se necesitaría una reforma constitucional. Pero incluso así daría lugar a una demagogia vindicativa y a una corrupción terrible. Ganarían los más ignorantes, solventados por intereses de los poderosos o vendidos a ellos, se meterían los partidos, los financiadores de campañas, y cuando se aproximase la reelección ni le cuento lo que harían. La propuesta de elección popular más que una idea es una reacción visceral. Empezó en la Revolución Francesa y, como todo disparate condenado a terminar en fracaso, acabó con Napoleón consagrando el modelo de Poder Judicial más vertical y corporativo haya existido, que después de más de un siglo juró fidelidad en bloque al gobierno títere del mariscal Petain.
Más adelante, en otros puntos en los que desde acá disentimos, Z critica al jurado, defiende al Poder Judicial de las acusaciones de "contramayoritario", y disuelve las críticas de "clasismo" que podríamos hacerle. Contra lo que aquí abajo dice, mantendríamos la crítica contramayoritaria, y el problema del clasismo (como el del catolicismo, el racismo, el sexismo predominantes), como problema(s) que no se cura(n) con la aparición de graduados provenientes de familias pobres.
–¿Pero se puede hablar de poder de origen democrático sin elección directa?
–Un poder no es democrático sólo porque proviene de elección directa, sino porque es indispensable para que la democracia funcione. Al final, la única fuente constitucional de poder es siempre el pueblo, en forma directa o indirecta. A los jueces no los designa ninguna divinidad ni ningún monarca, sino las autoridades electas popularmente. La única solución para evitar que el partido de fútbol se convierta en trifulca es estudiar la forma de preparar y seleccionar a los mejores árbitros.
–¿Y una prueba periódica para los jueces?
–También requeriría una reforma constitucional, pero igualmente no me parece ninguna solución. Lo importante es que el juez sepa Derecho al ser nombrado y luego, si no estudia ni se actualiza, no podrá aspirar a una promoción, porque no podrá superar las nuevas pruebas. Si en su función es deficiente, para eso están las sanciones, que deben ser garantizadas por una buena comisión de disciplina.
–¿Cómo se evitan los prejuicios de clase?
–Del modo en que naturalmente se irá dando en pocos años: cuando comiencen a competir en los concursos los egresados de las universidades del conurbano, cuya grandísima mayoría son hijos de trabajadores.
–En el debate público siempre aparece en estas ocasiones el juicio por jurados.
–Cada vez que se habla de reformas judiciales, lo primero que salta es el juicio por jurados. Seamos serios: el jurado popular clásico no funciona ni en los Estados Unidos, donde sólo un pequeñísimo porcentaje de casos se resuelve ante un jurado, porque los demás se “negocian” con (o se extorsionan por) el fiscal. Tiene el inconveniente constitucional de no permitir la revisión que impone la misma Constitución con la incorporación de la Convención Americana. Además, el jurado es caro y lento. Y no hay tradición.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-211819-2013-01-14.html (la entrevista completa)
genio Zaffa como siempre
ResponderBorrargracias maestro
Zaffaroni habla de democratización y para ello nuevamente trae a la palestra a los Tribunales Constitucionales como panacea.
ResponderBorrarLeo eso y acto seguido recuerdo que hace unos días el Tribunal Supremo de Venezuela legitimó la tesis de la continuidad y la innecesariedad de la jura del agónico (¿o ya fallecido?) presidente.
No puede haber democratización con 5 señores decidiendo. Estoy con Rg.