Hablamos el otro día de la amigable
mirada de Marx sobre el constitucionalismo, consistente con su crítica al
constitucionalismo realmente existente. Podríamos decir algo similar del actual
trabajo de Jeremy Waldron, que se va deslizando a una posición cada vez más
enojosa frente al constitucionalismo tal como existe hoy. Pienso, por ejemplo,
en un escrito que ha venido presentando en ámbitos diversos (y que aún así,
luce desprolijo y no terminado), y que lleva por título “Constitutionalism; A
Skeptical View.” El trabajo reconoce versiones diversas, aunque la más acabada
de todas, según entiendo, es la que integra una compilación organizada por la
ascendente estrella de la filosofía política contemporánea Thomas Christiano,
sobre discusiones actuales en dicha área.
Waldron se muestra hastiado de un
constitucionalismo (piensa, pienso, en el de los Estados Unidos) acostumbrado a
moverse en los márgenes de lo “propio” y lo “impropio”; lo “permitido” y lo
“prohibido.” Waldron se indigna y reclama espacio para el tercero excluido en
esa presentación. La lógica normativa, dice, es trivalente, no bivalente. Las
acciones son prohibidas, permitidas, y
exigidas. Dónde ha quedado, entonces, el ámbito de lo requerido, de las
conductas obligatorias? Waldron se refiere a (lo que Stephen Holmes y Sortirios
Barber denominan) el “constitucionalismo positivo,” el que empodera, el que
establece instituciones que permiten que las personas cooperen y coordinen
proyectos que no pueden llevar adelante por sí mismos. Por eso, agrega,
“necesitamos una institución en donde los representantes de la comunidad se
puedan reunir y debatir y aplicar las medidas necesarias” para esa cooperación.
Pero no, el constitucionalismo contemporáneo ha quedado confinado a la idea del
“poder limitado”. Hablar de
Constitución parece ser lo mismo, entonces, que hablar de “límites sobre el
poder”.
Contra dicha visión, Waldron dice que “la
estructura constitucional puede ser vista de otro modo: como un proceso
articulado que estructura la deliberación y permite que voces diversas sean
escuchadas y asegura múltiples puntos de acceso para el imput que proviene de
los ciudadanos.” Más que eso, el constitucionalismo no debe sólo asegurar la
posibilidad de que las personas alcancen la igualdad política: debe garantizar
que tales personas puedan mantener dicha igualdad a lo largo del tiempo.
Lamentablemente –señala- el constitucionalismo actual parece llevarse mal con la
democracia y su principio central (justamente, la igualdad política). La
ideología constitucional actual, nos dice, considera “infinitamente más
importante la fijación de límites sobre el gobierno, que el reaseguro del
empoderamiento democrático.”
Cuando leo cosas de W. tiende a pasarme que lo que encuentro de "bueno" (correcto) tiende a ser trivial y una perogrullada, y lo que encuentro como original y provocativo tiene a ser "malo" (incorrecto).
ResponderBorrarAquí, como crítica (y propuestas) al "constitucionalismo existente" (en algunas, influyentes, parroquias)...ok (aunque eso es trivial y obvio)
pero, como desafío filosófico (normativo) al constitucionalismo...suena petulante. Parece sólo una abogación por reforzar una dimensión -obvia- de una concepción -obvia- del constitucionalismo democrático (quiero decir, hasta Dworkin trata de ver cómo ver al constitucionalismo como consistente con ideales empoderadores de la democracia, aunque podamos pensar que si bien lo hace mejor que muchos, lo hace peor que unos poquitos a quienes solemos preferir).
Por otro lado, la tensión que menciona, y la alternativa que propone, es más bien (o se entiende mejor, creo) como la tensión entre constitucionalismo sustantivo y procedimental, y con ello no cambia nada de lo que critica, pues una vez que cambiemos las prácticas...el problema sobre qué tenemos derecho o no a hacer como comunidad y qué límites tenemos frente a los reclamos individuales de derechos y garantías seguirá siendo (y siendo fundamental e importante)
Supongo que me estoy perdiendo algo...qué sería?
mira, vino remando solo en muchas causas, como la critica al judicial review (donde su trabajo fue excepcional) en un ambiente que le esta en contra en un 99 por ciento. hay algun merito en eso. aca tambien esta mostrandose molesto con una lectura del constitucionalismo muy extendida (como la de sajo), y otra vez, no esta diciendolo en un ambiente amigable a esas criticas. luego, tiene un background filosofico para bancar cosas que luego escribe a lo major, como en este caso, mas ligeramente. pero leete liberal rights por ejemplo, es de un nivel extraordinario, diria. lo mismo varios capitulos de su libro sobre judicial review
ResponderBorraresclarece mucho tu punto sobre el ambiente en el que interactúa, y con quiénes discute (es el problema que tenemos los que te leímos a vos en 1996, jeje, ya vimos todo esto).
ResponderBorrarBuscaremos por donde decís.
Perdón por la ignorancia, ¿pero lo que dice ahora es muy distinto de lo que ya había escrito en law and disagreement?
ResponderBorrarbueno, en este paper dice "y de ningun modo voy a hablar de judicial review, porque ya dije todo lo que tenia que decir". el tema de law and d era judicial review
ResponderBorrarTraducción urgente para la revista de UTDT!!!!
ResponderBorrardecir que todo lo bueno de lo escrito por Waldron es una perogrullada... y todo lo original incorrecto... Será que en Oxford no se dieron cuenta de que Waldron es un chanta.
ResponderBorraranónim: Que a mi me pareza perogrullesco o malo lo que leí de Waldron qué tiene que ver con Oxford? En oxford, y en cochinoca, habrá gente que cree que Waldron escribe genialidades, tonteras, algunas de cal y otras de arena, etc.etc (cada vez que Dworkin lo agarraba le llenaba la cara de argumentos ganadores, a mi lectura). Lo mismo pasa con todos. El propio Dworkin, ya que lo he llamado, me parece que todo lo que encuentro de brillante y original en lo que escribía me parecía ganador, y lo que encuentro de malo me parece secundario, casi de detalles... y hay gente que cree tooodo lo opuesto.
ResponderBorrarY lo mismo con todos. Se llama "desacuerdo". cuál es tu enojo?
De qué se tendría que haber dado cuenta Oxford? Qué tiene que ver eso con Oxford?
nada, solo que me parece una ligereza hablar así de waldron. esta bien que estes en desacuerdo, pero decir que dice perogrulladas, me parece muy pretensioso de tu parte
ResponderBorrarPues, sin pretensión alguna, sólo manifestaba mi recurrente perplejidad cuando leo a W (justo hace poquito estuve leyendo su reacción al borrador de justice for hedgehogs y me pareció incorrecta).
ResponderBorrarEl párrafo que cita roberto fue el disparador...quiero decir...lo que tiene de intachable (la idea positiva del constitucionalismo) es tan intachable como obvia -para cualquiera que ande tras los pasos del deliberativismo desde la década del 80 o del constitucionalismo democrático de los últimos lustros.
Por eso digo que en lo que estoy de acuerdo con W. es en lo que tiende a resultar obvio, y no es que él lo inventó o lo popularizó siquiera (por supuesto, obvio para mí que estudié con roberto, etc., no sé si lo es en Oxford).
leeré lo que recomienda robert, a ver por dónde me lleva. saludos
Pasa que a Waldron solo se lo conoce por su crítica a la judicial review, y aún en eso, podes estar o no de acuerdo, pero sus aportes no son ninguna perogrullada. Pero el tipo discutió sobre el derecho de propiedad (y defendió el derecho los homeless a vivir en la calle), sobre el derecho de propiedad intelectual (y defendió la libertad de expresión -burlarse de mickey- cuando entra en tensión con la propiedad intelectual de las empresas), sobre hate speech (su último debate con dworkin, y defendió la regulación del mismo), sobre el derecho de los primeros ocupantes y sus descendientes (un tema controvertido que atañe a Israel), sobre el papel de la religión en el foro público (criticando la razón pública por cerrarse a las "nuevas"·ideas originales que no forman parte del marco público, provengan de donde provengan), sobre la fuerza igualitaria de la regla de la mayoría, sobre la argumentación moral en la justicia. Yo encuentro que en buena parte de estos temas el tipo aporta perspectivas originales, inteligentes, provocadoras y casi siempre desmitificadoras de lugares comunes. Mi referencia a Oxford era irónica, sucede que le dieron la cátedra que perteneció a Isiah Berlin, a Gerald Cohen, a Charles Taylor, ya sé que te importa un rabano, pero digamos que no es un improvisado.
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