No han faltado
protestas sociales en Inglaterra, en los últimos años: desde los levantamientos
de inmigrantes en Brixton, en 1981 (the “Brixton riots”); a las huelgas mineras
en 1984-1985 (consideradas las protestas mas significativas en la historia
inglesa); a fines de los 80, las protestas contra los “versos satánicos”; las dirigidas
contra una legislación considerada represiva –la Criminal Justice and Public
Order Act (las protestas conocidas como “Kill the Bill”); en los 90 -una década
con menos protestas masivas- las protestas de grupos localizados, a
partir de causas ambientales (por ejemplo, en Newbury, Twiford Down y Oxleas
Wood); las demostraciones contra la globalización, a fines de los 90 y
comienzos del nuevo siglo.
La respuesta, tanto
de parte de los conservadores “tories”, como de los “new labour”, ha sido siempre durísima:
una legislación creciente y consistentemente represiva. Las primeras normas
anti-protesta aparecieron en 1986 (“Public Order Act”), se extendieron en 1994
bajo el gobierno conservador (la citada CJPOA), y con el laborista desde 1997
(la “Harrasment Act”); la “Crime and Disorder Act” de 1998; la “Anti-Social
Behaviour Act” del 2003; o la “Serious and Organised Cime and Police Act” del
2005. Todo condimentado, del peor modo, con la “Terrorism Act” del 2000, que diluyó
la distinción entre terroristas y manifestantes en protestas, como en la
Argentina.
i)
En 1998, a través
de la “Human Rights Act,” el Reino Unido incorporó a nivel nacional la más progresista
“European Convention on Human Rights.” Los artículos 10 y 11 de la Convención
reconocen, por caso, los derechos de protesta y asamblea. Sin embargo, nada de
eso importó: desde entonces la legislación avanzó en la peor dirección imaginable,
como si la Convención Europea no existiera. Curioso que haya crecido juntos la “Human
Rights Act” y la legislación represiva. Como en América Latina en general, donde
se aprueban Constituciones “progresistas” en contextos de ajuste de mercado; o
como en México, en donde se introducen reformas constitucionales de avanzada en
materia de derechos humanos, en el mismo momento en que se refuerza una práctica
de combate al narcotráfico que arrasa con todos los derechos humanos, como si
no existieran.
ii)
Gracias a la
ayuda judicial a nivel nacional, la represiva legislación aprobada en estos años
fue amplificada en sus alcances y efectos, a partir de interpretaciones siempre
expansivas, que se aprovechaban de normativas sobre-abarcativas. Me pregunto si
es posible contar con un derecho de avanzada, en la medida en que la interpretación
del derecho siga quedando en manos de una elite judicial excluyente, intocable,
incuestionable. Y aclaro: pasar a manos de la elite política tampoco va ayudar.
No Brasil: http://www.estadao.com.br/noticias/cidades,governo-estuda-punir-mascarados-em-protestos-com-ate-dez-anos-de-prisao,1131442,0.htm
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