Se estrena este jueves la gran película venezolana Pelo Malo. A diferencia de 7 Cajas, de Paraguay, en donde era difícil no salir del cine con cierto regocijo, aquí la salida es con sabor amargo. Sin embargo, ambas tienen el mérito de hablar de cuestiones muy propias de sus respectivos países, para hablar del mundo. Cuando habla de Paraguay, 7 Cajas nos muestra la chapucería, las miserias derivadas de la extorsión que facilita la pobreza, la perversidad de quienes se aprovechan de ello, las solidaridades cruzadas, la simpatía generalizada. Pelo Malo, la del gusto amargo, muestra una sociedad militarizada, homofóbica, preparada para que los niños sigan el modelo-comandante y la niñas el modelo-reina de la belleza. (En Página 12 hay una buena nota de HB sobre la pelo, y un lamentable reportaje a la directora, de parte de Oscar R. quien, sin saber cómo elogiar a Venezuela, frente a una directora muy crítica, le dice que el hecho de que haya podido filmarla "habla bien de la libertad de expresión en Venezuela." Genial¡¡ Y la censura y el cierre de diarios seguramente también hablan bien de la libertad existente, porque si los diarios fueron perseguidos, ello fue porque primero "pudieron decir". Sos un grande Oscar¡).
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