15 nov 2014

Tulio Halperín nos hará falta

Sarlo sobre el extraordinario Halperín Donghi, el Hobsbawm argentino, acá

2 comentarios:

  1. Anónimo1:34 p.m.

    https://www.facebook.com/NingunHistoriadorNaceChorro?fref=ts

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  2. Anónimo7:03 p.m.

    Roberto,

    Leiste esto??

    El liberalismo, que ha pasado por contradictorias y a veces sugestivas etapas en su formación, se ha convertido, luego de más de tres siglos de uso indiscriminado del concepto, en una fórmula de reducción cultural de la vitalidad social a un normativismo maquínico. Roberto Gargarella, autor de un pensamiento de fuerte extremismo liberal, llamó alguna vez “sala de máquinas” al corazón profundo de la autoconciencia constitucional, con interesante pero indiscreta metáfora. Se trataría, según leemos en un reciente artículo suyo en La Nación, de actuar en términos de un debate. “Sin debate, las leyes comienzan a sesgarse conforme a los intereses de facciones o grupos de interés particulares.” Por cierto, el debate (en este caso, el debate parlamentario) está garantizado por cláusulas constitucionales, que la realidad legislativa, con su lógica de urgencias y compromisos, suele relativizar muchas veces, o en su defecto, tolerar bajo formas de “debates simulados”, luego de los cuales se aplica el automatismo mayoritario.

    http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-259877-2014-11-15.html

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