En momentos en donde la Corte Constitucional Colombiana aparece en dura crisis, y mientras en la Argentina se está discutiendo -penosamente- en torno a un nuevo candidato para la menguada Corte Suprema, se nos va el querido colega, amigo lejano, maestro, Carlos Gaviria. Miembro tempranísimo de la Corte Constitucional de Colombia entre 1993 y 2001, la Corte transitó con él -y en buena medida gracias a él- su mejor época. Luego, don Carlos ingresaría a la política, lideraría el Polo Democrático -el frente de izquierda- sería Senador de la República, y perdería en votación final la Presidencia, en manos de la peor versión de Álvaro Uribe.
A Carlos G. lo conocí sin conocerlo luego de que tuviera una reunión con Carlos Nino, casi de incógnito, en la Argentina: planeaba mudarse al país, dado que la muerte había comenzado a rondarle demasiado cerca, allá en Colombia. Con miedo, entonces le pedía asesoramiento a Nino sobre cómo pensar ese traslado. Nino salió de aquella reunión conmovido, y nos contó de la heroicidad de Gaviria. Sólo años después, visitando Colombia, y dialogando con don Gaviria, me di cuenta que había sido él la persona que se había entrevistado con Nino en aquella oportunidad, despertando la admiración de éste.
Lo recuerdo amable, sabio, comprometido, principista. Un lujo para el derecho de la región. Gracias Carlos¡
Mire usted las coincidencias gratas de la vida, soy colombiana y cursé en su Cátedra de Derecho Constitucional en la Facultad de Derecho UBA, allá por el 2009, abandonaba mi país, dejaba la militancia en el Polo Democrático, partido de Carlos Gaviria, y mi vida como estudiante del Rosario, una futura boga con mucha incomprensión jurídica por el papel desempeñado por el Derecho y los juristas en Colombia tan alejados de nuestra realidad social. Desde que llegué a Argentina, conociendo que Gaviria estuvo exiliado acá me introduje en una búsqueda sobre la vida de ese maestro y su desarrollo teórico sobre el delito político, que fuera introducido desde Buenos Aires, como también sobre su vida cotidiana y experiencias aquí vividas en aquel escenario de la década. Enterarme que esa búsqueda me encontró primero eligiendo su cátedra al azar, es una grata sorpresa. Gracias por compartir sus palabras sobre nuestro mentor político y jurídico, saludos cordiales.
ResponderBorrarAndrea Sánchez
El artífice del litigio de reforma estructural en América Latina. Un hércules.
ResponderBorrarCuando un hombre de estas características asiste a la demolición de lo que tanto le costó construir, la angustia es de tal magnitud que termina pagando con su vida. No hay muchos hombres públicos de estas características. Una pena. Se lo extrañará mucho.
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