Hoy en LN, acá: http://www.lanacion.com.ar/1921757-el-silencio-de-los-intelectuales-kirchneristas
Muchos de quienes transitamos comprometidamente el espacio entre la academia y la política, entendemos al emprendimiento en el que estamos involucrados como una tarea cooperativa, que consiste encontribuir a la realización colectiva de ciertos ideales de justicia compartidos. Desde tal perspectiva, uno no puede sino considerarse defraudado por el papel asumido por tantos colegas (intelectuales, académicos, funcionarios públicos) durante el decenio anterior. Porque conocíamos a muchos de ellos, y sabíamos de su trayectoria, esperábamos de ellos lo mejor que tenían para darnos. Una y otra vez, sin embargo, se empeñaron en decepcionarnos. Explico a continuación por qué digo esto.
Dado el nivel de información privilegiada que manejaban muchos colegas, ellos pudieron ayudarnos decisivamente, revelando casos de fallas o corruptelas profundas, quehoy conocemos como de gravedad extraordinaria. Muchos de ellos, nos consta, contaban con información relevante que les hubiera permitido denunciar tales faltas, que la mayoría de nosotros–por torpeza, falta de recursos, o carencia de contactos de alto nivel- ignorábamos en sus detalles. Ellos optaron, sin embargo, por el camino de silenciar lo que sabían. De ese modo, en lugar de contribuir con su comunidad, se convirtieron en pieza indispensable en la concreción de delitos que en su momento hubieran sido evitables. (Recordamos, por caso, el enorme servicio que muchos de ellos brindaron, durante la década menemista, denunciando día trasdía un nuevo acto de corrupción: ellos sabían lo importante que era, para todos nosotros, la tarea a la que estaban contribuyendo).
Dados los conocimientos y los criterios que forjaron durante años, muchos de ellos pudieron ayudarnosa reconocer que los problemas del gobierno no eran los que denunciaba parte de la oposición, sino otros vinculados con rumbos o decisiones cuestionables, que obviamente merecían ser corregidas (desde los pactos con Chevrón o las mineras contaminantes, a las alianzas con grupos de comunicación que hoy sabemos mercenarios, o los acuerdos con lo más vil de la “patria empresaria” que terminaron provocando decenas de muertos en la tragedia del Once). Nos dirán que esta aspiración es imposible o cándida, ya que nadie critica a su aliado. Pero todos sabemos que esto no es así: hoy mismo tenemos buenos ejemplosde aliados del gobierno, que lo defienden tanto como lo castigan: ello evidencia lo obvio, esto es, que existe un espacio enorme y bien transitable espacio, de apoyo crítico al gobierno de turno. La defensa de ciertas políticas no requiere renunciar a la tarea cooperativa que un intelectual le debe (nos debe) a todos los demás.
Dada la autoridad que muchos colegas supieron ganarse, en áreas en las que históricamente destacaron, ydado el poder de influencia que llegaron a tener sobre sectores significativos de la opinión pública, ellos pudieron haber jugado un papel decisivo en la superación de “errores” a todas luces inaceptables. Por ejemplo, nuestras “autoridades” en materia de derechos humanos pudieron fulminar en segundos el nombramiento de Milani al frente del ejército; como nuestras “autoridades” en materia de reforma legal, pudieron hacer trizas en instantes las propuestas de reforma de la justicia que, de modo chapucero o burdo, sólo apuntaban a colonizarla. Pero no, otra vez, utilizaron su autoridad e influencia para los fines contrarios, esto es decir, para dotar de legitimidad a aquello que debían haber demolido.
Dadas las posiciones de poder que algunos ocuparon, en la política o en la justicia, muchoscolegas estuvieron en condiciones deponer pronto y definitivo freno a actos bajo todo punto de vista insostenibles. Sin embargo, una mayoría de esos funcionarios actuó del modo contrario al debido: la AFIP se puso al servicio de las más abusivas evasiones impositivas; la Procuración General utilizó sus facultades persecutorias para encubrir los delitos más graves (i.e., creó una secretaría para encubrir el lavado de dinero); y reputados jueces trabajaron sonrientemente para aletargar investigaciones urgidas de celeridad.Ellos confundieron su tarea como servidores públicos, con el compromiso militante hacia una facción partidista.Optaron por servir al gobierno hasta en sus peores extremos, antes que por ser solidarios, al menos allí, con todo el resto.
Qué explica que tantos colegas eligieran andar por caminos semejantes?Por qué renunciaron a cumplir con la tarea cooperativa que tenían a su cargo? Muchos se apresuran a explicar lo acontecido aludiendo a las peores razones(y sin duda tales razones explican muchos casos). Preferiría concentrarme, de todos modos,en las mejores razones que pudieron tener de su lado.
Es posible, por ejemplo, que algunos colegas optaran por el silencio, alertas al hecho de que, frente a ellos, se situaban grupos con los que diferían radicalmente, en cuanto a los ideales que defendían. Tal afirmación, sin embargo, merece rechazarse al menos por dos razones. La primera es que el país no está dividido en dos, sino en muchos grupos con ideologías y posibilidadesdiversas (por eso, sosteniendo lo indefendible se afectó, sobre todo, a amplísimos sectores inocentes y vulnerables, bajo la excusa de que se los estaba ayudando). La segunda es que, más allá de las diferencias, casi todos estamos vinculados por ideales comunes. Según entiendo, la enorme mayoría comparte básicos principios de justicia, igual consideración, y debido respeto hacia el otro. Quien se apresure a descartar estas alusiones como abstracciones absurdas o sin sentido, deberá leer la última “Carta Abierta”, en donde los aliados del gobierno idoreconocen como ideales del kirchnerismo a los de “ampliar la equidad, la libertad, la justicia y los derechos”. Es decir, se definen a partir de la defensa de ideales muy abstractos, que cualquier“ciudadano medio” suscribe.
Se dirá que la respuesta anterior es engañosa, dado que las coincidencias que podamos tener al nivel de los “grandes ideales” se disuelven cuando pensamos, en concreto, acerca de los medios necesarios para lograr tales fines. Pero, otra vez, basta leer la última “Carta Abierta” para advertir que los medios en que ellos decantan los ideales defendidos se vinculan con instrumentos y medidas obvias, reblandecidas, fácilmente compartibles: “ampliación de ciudadanía y derechos”, “reconstrucción de lo público,” “defensa de la soberanía económica y política”, una “mejor y más igualitaria distribución de la renta”. Desde hace décadas, iniciativas tales como el juicio a los violadores de derechos humanos; subsidios sociales como los que expresa la AUH; o un principio de intervencionismo estatal en la organización económica y la distribución de la riqueza,no son propias de una fracción, sino que forman parte del patrimonio ideológico hoy compartido.
Finalmente, alguien podrá decir que aquellos colegas decidieron, bajo cualquier costo, cerrar filas con el gobierno anterior, para imposibilitar la victoria electoral del principal rival del kirchnerismo. Sin embargo, si ésa fue la razón de la estrategianegacionista, resulta claro queella concluyó enel más trepidante fracaso-escondida bajo la pretendida astucia del cálculo político. Mucho peor que eso: pocas razones resultan tan concluyentes, para explicar el fiasco político del kirchnerismo, que el rechazo social generado por la combinación de negaciones, soberbia y silencio,ofrecidos hasta sus últimos días desde el campo del viejo oficialismo. Es decir, ese modo obstinado de “cerrar filas” explica en buena medida la dimensión y agravamiento del fracaso ocurrido.
En todo caso, el interés de este texto no es el de hacer leña del árbol caído (algo hoy tan innecesario como sencillo), sino subrayar el servicio que el intelectual o el funcionario público le debe a sus conciudadanos. Es con ellos, en primer lugar, con quienes debe ser solidario. Se trata de un deber hacia la propia comunidad, que no es en absoluto ingenuo, que no requiere “neutralidad”, que no supone la apatía política, y que es absolutamente compatible con los más fuertes lazos del compromiso partidario. Por eso da pena recordar el modo en que han actuado: los hubiéramos necesitado.
Mal endémico argentino, hoy el silencio sobre las cosas que pasan con este gobierno es abrumador. Fijate la paradoja de que medios de comunicación financiados por esos mismos mercenarios como Del Plata y C5N están segundos en audiencia no porque sean ecuánimes o independientes (¿qué será eso?) sino porque dicen lo que nadie dice en ningún otro lado, cuando hasta Diciembre del año pasado ni figuraban en el mapa.
ResponderBorrarMe decepcionó particularmente el rol de otroras y aun vigentes vacas sagradas, y de ahi para abajo toda la prole que le sigue, gracias a una encubierta obsecuencia, bajo el rotulo de discipulo, y disfraces como "maestro", con el fin de justificar los abusos de poder a los que nos tienen acostumbrados. Luego, el rol de prestigiosos centros de estudios que se revelaron como venden sus argumentos con tal de poder financiarse, y de vendedores de las mismas recetas o codigos procesales que se visten de academicos, de politicos, de criminologos, y de lo que sea necesario para acomodarse. Y de supuestos heroes del pensamiento, grandes profesores, que en realidad no eran mas que oportunistas de turno, y que formaban sectas o grupos, donde todos se aplauden y se citan entre sí, se palmean la espalda, y otras yerbas, o de supuestas justicias legitimas, justificando su imparcialidad agrupandose, y argumentando con citas de autoridad de maier o zaffaroni, para quienes, con autoridad moral intachable (?), un fiscal boleteado, era un loquito de tribunales, con vida promiscua, o floja de papeles, muy diferente a ellos, que nunca fueron funcionarios, ni nada de lo demas...
ResponderBorrarFinalmente, si uno lo mira retrospectivamente, todo quedo mas o menos como antes, el que era oportunista logró un cargo, al que ahora se atornilla, y las vacas sagradas seguiran alla en su olimpo de impunidad, y la justicia legitima fundamentara su independencia recurriendo a citas de autoridad.
Pero es que esto no es la primera vez que pasa, es que tal vez aquellos heroes del pensamiento, ya consolidados, tal vez eran los oportunistas y charlatanes de antes, que se erigieron como heroes ante lo impresentable de la decada de los 70 y 80, y que usufructuaron su capital, legitimo al comienzo, para volverse autoridad durante las ultimas dos decadas, y terminar defendiendo corruptos por una modica suma.
Aunque de genios y barriletes cosmicos no tenían nada, ni tienen ahora, sólo es seguro, aunque no lo parezca, que en modo alguno, estos heroes del pensamiento ilustrado argentino se posicionan en la fila de los perdedores de la ultima década...
Estimado Roberto: coincido con lo que expresas. Algunos de ellos fueron profesores míos, los conozco bien. Y es así,claudicaron. Viñas decía que el intelectual tiene que ser un francotirador, se refería a que no debía estar atado y siempre "disparar". Hay lugares desde los que no se vuelve, y la traición intelectual es uno de ellos. Saludos
ResponderBorrarno hay que hacerle el juego a la derecha decían...
ResponderBorrarLucio
Como ha señalado Michel Foucault, los intelectuales han descubierto que las masas no tienen necesidad de ellos para saber; saben claramente, perfectamente, mucho mejor que ellos; y lo afirman extremadamente bien. Pero existe un sistema de poder que obstaculiza, que prohíbe, que invalida ese discurso y ese saber. Poder que no está solamente en las instancias superiores de la censura, sino que se hunde más profundamente, más sutilmente en toda la malla de la sociedad. Ellos mismos, intelectuales, forman parte de ese sistema de poder, la idea de que son los agentes de la conciencia y del discurso pertenece a este sistema. El papel del intelectual no es el de situarse un poco en avance o un poco al margen para decir la muda verdad de todos; es ante todo luchar contra las formas de poder allí donde éste es a la vez el objeto y el instrumento: en el orden del saber, de la verdad, de la conciencia, del discurso.
ResponderBorrarCuando el intelectual se incorpora al Estado, y máxime en un Estado en el que no se distinguen los limites entre lo publico y lo privado, su visión crítica se debilita o desaparece, corriendo también el peligro de convertirse en un ideólogo del gobierno, por supuesto que seguirá siendo alguien que se distingue por la instrucción y la competencia científica, técnica o administrativa superior a la media y que ha adquirido, con el ejercicio de la cultura, una autoridad y un influjo en las discusiones públicas, pero corre el peligro de dejar de decir lo verdadero a quienes aun no lo veían y en nombre de aquellos que no podían decirlo.-
O no mandé correctamente el comentario hace unos días, lo cual puede ser porque lo hacía desde el cel., o bien no lo han admitido.
ResponderBorrarEn todo caso, repito la idea básica: está muy bien todo lo que relacionado con los k a los que tantos hemos criticado, y que el que tenga que responder ante la justicia, lo haga. Y los intelectuales que lo apoyaron, algunos de mucha valía, es una lástima el papel que jugaron y deberán rendir cuentas, moral e intelectualmente, en todo caso.
Pero no dejemos de seguir con la misma actitud crítica frente a las graves consecuencias que están teniendo las políticas públicas implementadas desde el 10 de diciembre de 2015, y las graves cuestiones institucionales que se han venido sucediendo en tan pocos meses. En este sentido, lo que vino pasando con la Oficina anticorrupción, el Ministerio de Energía y los demás CEO, "advertencias" a jueces y operaciones en la justicia que tan independiente iba a ser, uso de la Anses y un largo etc., ilustran claramente lo que quiero decir.
Ya no habrá retos por cadena nacional, ni patoteros como Moreno, pero estos funcionarios "bien", "educados y formados", de la actualidad, la verdad es que no veo que estén haciendo gran cosa por tantos compatriotas que la vienen pasando realmente mal desde hace años.
Lo que pasó, pasó, pero no dejemos de marcar las graves cuestiones que están pasando porque las cosas realmente no están "cambiando", o sí, "cambiando de mano", según como se lo mire. Pero la verdad es que a muchos críticos de los K y todos sus abusos los veo bastante "apagados" en relación a las cosas que en tan pocos meses de gobierno vienen sucediendo.
Claro, dentro de algún tiempo habrá que escribir sobre el silencio en la era macrista, la derecha, por motivos obvios, ¿la izquierda?
ResponderBorrarseguro. de mi parte, por suerte, tengo el orgullo de pertenecer a plataforma que desde los primeros días del macrismo dejó en claro cómo y por qué se oponía al macrismo, y cómo y por qué seguía repudiando la década criminal anterior
ResponderBorrarSí claro,pero creo que el balance de lo que está pasando en términos de pluralidad y amplitud en el debate excede por mucho lo que puedas hacer vos o Plataforma y se restringe cada vez más.Nuevamente, lo único medianamente distinto al discurso plano y monótono dominante se escucha en medios con serios problemas financieros y de origen de sus fondos, o sea, precarísimos, y que además, fomentan el binarismo más básico; fuera de eso, es el desierto.
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