19 may 2017

Reformar la Constitución (entrevista,Observatorio del Proceso Constituyente en Chile)


“La ciudadanía va a participar activamente en la medida que sienta que va a ser tomada en serio”

El académico Roberto Gargarella (CC BY 2.0 Basic Income Canada Network, Flickr).

La presencia en Chile a comienzos de mayo de 2017 del académico argentino Roberto Gargarella contribuyó con una mirada desde fuera a la discusión sobre el cambio constitucional en el país. El académico de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Torcuato di Tella y autor de los conocidos Los fundamentos legales de la desigualdad: El constitucionalismo en América, 1776-1860 (Siglo XXI, 2005) y La sala de máquinas de la Constitución: Dos siglos de constitucionalismo en América Latina (1810-2000) (Katz, 2015) dictó una conferencia en la Universidad Diego Portales y participó de un taller de discusión en la Universidad de Chile (ver enlaces abajo). En exclusiva para el Observatorio del Proceso Constituyente de RED, analiza aquí las perspectivas de cambio constitucional, calificando como una “apertura controlada desde arriba” la etapa de discusión a través de Encuentros Locales y Cabildos propiciada por el gobierno.

¿Cuál es su opinión del proceso participativo realizado en Chile el 2016 para discutir principios e instituciones constitucionales en encuentros auto-convocados y cabildos? ¿Considera que corresponde a un ejercicio de democracia deliberativa?

Aunque no conozco el desarrollo en detalle, en lo que he visto aparece como un proceso de “apertura controlada”. Apertura “desde arriba”, de lo que se ve como esencialmente “cerrado”, y apertura “controlada,” en cuanto al celo por evitar cualquier “desbocamiento”, que se examina con un prisma bastante conservador. De todos modos, la iniciativa merece ser, en principio (aunque sólo en principio), elogiada y celebrada: elogiada a partir del reconocimiento de que los asuntos constitucionales son asuntos que conciernen a toda la ciudadanía, y no sólo a los grandes expertos, o a las oligarquías partidarias; y celebrada por el notable número de personas que, a pesar de las dudas o sospechas, se acercaron en primera instancia a participar. Lamentablemente, la impresión es que el poder político –en línea con una tradición constitucional muy conservadora, propia del constitucionalismo chileno– se acercó a esta importante iniciativa con desconfianza, expresada en diversas reglas limitativas que marcaron desde un comienzo a esa invitación que prometía apertura a la participación popular.

¿Qué papel juegan o deberían jugar la ciudadanía y las organizaciones de la sociedad civil en la reforma y/o el reemplazo de la Constitución? ¿Cómo se puede motivar a dichos sectores a interesarse y participar de esta discusión?

Si la Constitución va a ser expresión de un pacto entre iguales, es esperable y necesario que sus protagonistas, y principales destinatarios, tengan una voz decisiva en la redacción de ese acuerdo. Quienes suscribimos una concepción deliberativa de la democracia defendemos procesos de creación normativa inclusivos y deliberativos. Por ello las esperanzas convocadas por los cabildos participativos, y por ello la frustración o el “gusto a poco” frente a sus resultados, y al modo en que el gobierno procesó tales resultados.

Volviendo a la teoría, la idea democrático-deliberativa es, simplemente, una expresión del principio de sentido común que dice que “lo que afecta a todos concierne a todos” –un principio que resulta a todas luces razonable, para quienes no partimos de una concepción elitista de la vida pública–. Creo que, como decía antes, el buen número y nivel de la participación popular que se viera en el proceso constituyente hasta ahora abierto, a pesar de y en contra de sus limitaciones obvias, muestra que hay en Chile una energía cívica importantísima, que simplemente debe recibirse y canalizarse de modo apropiado. No tengo dudas de que la ciudadanía va a participar activamente en este tipo de procesos, en la medida en que no sienta que es engañada, o que (¿otra vez?) no va a ser tomada en serio.

¿En qué se parece y en qué se diferencia el actual debate constitucional en Chile de otros procesos recientes de reforma y reemplazo de cartas fundamentales en América Latina?

La “apertura (desde arriba) controlada” es diferente de otros procesos meramente representativos, como el de la Argentina 1994 (una Convención Constituyente predeterminada por un programa limitativo elaborado desde el Congreso; y un proceso poco abierto a la participación popular); tanto como de otros que mostraron una vocación de apertura a la ciudadanía significativa, como los de Venezuela, Ecuador o Bolivia (procesos que luego, en la práctica, se fueron cerrando o terminaron cooptados por grupos cercanos a las fuerzas del gobierno que promovían la reforma).

El proceso chileno también se ha mostrado (mucho) más restrictivo que otros recientemente puestos en marcha en Europa, como los que tuvieron lugar en Irlanda y en Islandia, en donde se exploró, con suerte dispar, formas de máxima apertura a la intervención ciudadana en el proceso constituyente.

Por último, ¿qué recomendaciones podría hacer con miras a un proceso de cambio constitucional que ayude a la inclusión de sectores sociales postergados –pueblos originarios, población de menor nivel socioeconómico, personas en situación de discapacidad– y a la desconcentración del poder?

Podría decir muchas cosas, pero me contentaría por el momento con dar el consejo principal que se desprende de los últimos textos que he escrito en la materia (en particular, en mi libro sobre “la sala de máquinas de la Constitución”). El consejo es: si le interesa a usted, realmente, la participación popular, reforme el sistema institucional, centralmente en lo que hace a la organización del poder o “sala de máquinas” de la Constitución. Y hágalo de un modo específico: poniendo fin al centralismo territorial y a la concentración del poder en el Poder Ejecutivo, que caracteriza a nuestros países (y a Chile en especial) desde hace más de dos siglos. Participación popular y poder concentrado son antónimos.

Lamentablemente, en el último siglo, las energías reformistas en materia constitucional se canalizaron exclusivamente en “la otra” sección de nuestras Constituciones: la referida a las declaraciones de derechos. Así, incluimos derechos de todo tipo (lo que no está mal), constitucionalizamos tratados internacionales (lo que no está mal), y concentramos buena parte de nuestras energías intelectuales en la reflexión acerca de la puesta en marcha (o “enforcement”) de los derechos, su judicialización, su politización, los modos de su activación, etcétera (todo lo cual es un problema). Se trató de una opción equivocada, entre otras razones, porque si lo que nos interesa es realmente poner en marcha la estructura de los derechos, o dar vida a la “parte social” de la Constitución, lo primero que tenemos que hacer no es seguir agregando derechos en su texto, ni buscando formas para su activación judicial (simplemente), sino primero, y sobre todo, descabezar la estructura de poder territorial y políticamente concentrado que sigue distinguiendo a nuestros países, y que, entre otras cosas, conspira directamente contra la democratización de nuestra vida pública (y contra la democratización de nuestras declaraciones de derechos): el poder concentrado es enemigo del pueblo con derechos, puesto de pie, con autonomía y capacidad de desafío.

La entrevista fue realizada por Claudia Heiss para el Observatorio.

Enlaces relacionados
Blog Seminario de teoría constitucional y filosofía política. Una mirada igualitaria sobre el constitucionalismo. http://seminariogargarella.blogspot.cl/
Taller “Constitución y Derechos: Diseñando la Sala de Máquinas”. Universidad de Chile, 4 Mayo 2017. https://www.youtube.com/watch?v=JS1XGCP3ChQ&t=977s
Cátedra “El nuevo constitucionalismo latinoamericano”. Universidad Diego Portales, 4 Mayo 2017. https://www.youtube.com/watch?v=ntJQf7k8BBc
“Creación constitucional en sociedades plurales. La ‘estrategia de acumulación´”. Revista Anales de la Universidad de Chile, No. 10 (2016): serie 7 (pp. 49-60) http://anales.uchile.cl/index.php/ANUC/article/viewFile/43141/45097

3 comentarios:

  1. andresvas4:16 p.m.

    ¿Hay algún modelo de constitución actual de algún país que te parezca participativo en los términos que planteás en el reportaje?

    ResponderBorrar
  2. Anónimo10:27 p.m.

    “... Pa' traerte laureles cruzaron los Andes
    San Martín, Las Heras, Soler y otros grandes...”.

    https://www.youtube.com/watch?v=6gRTbiz0Xjg

    Muchas gracias Roberto por ser argento
    y aunque no te digan Pepe,
    tu ADN dice que sos …de la Acadé.

    Y qué le vamos a hacer
    si de eso no hay retorno.
    Y te lo dice quien besa esos colores
    junto a los del “Más Grande“
    que para él, se llama River Plate.

    Diego.

    ResponderBorrar
  3. Anónimo12:15 p.m.

    Muy bueno! Ahora te tienen que llamar de Brasil :-)

    ResponderBorrar