Acaba de finalizar el XIV Congreso Iberoamericano de
Derecho Constitucional. En su organización estuvieron involucrados algunos
colegas a quienes aprecio y respeto, y a quienes felicito por tamaño
emprendimiento: organizar eventos de semejante dimensión siempre conlleva
enormes dificultades y dolores de cabeza. Los aplaudo de pie por ello.
Ahora bien, de parte de todos los colegas extranjeros
con quienes hablé, recibí los mismos, unánimes comentarios, referidos a los
contenidos y formas del Congreso. Ellos me hablaron, con idéntica perplejidad,
sobre varios temas, relacionados con la actualización doctrinaria de los
expositores; el nivel de preparación de los ponentes; la riqueza de las
discusiones; la apertura al público. No me interesa revelar si esos comentarios
fueron positivos o negativos; ni referirme al tenor de los mismos. Ello así,
entre otras razones, porque no estuve presente en tales debates. Por ello, no
quisiera hablar de lo que no vi ni escuché por mis propios medios.
Si no estuve presente en el Congreso, ello se debe a
que no fui invitado ni informado de tamaño acontecimiento, pero entiendo
perfectamente las razones de tal decisión. No soy miembro de la Asociación de
Derecho Constitucional; y muchos de los pocos colegas que han leído mis
trabajos entienden que mis escritos están equivocados; o son irrelevantes; o –a
diferencia de los de ellos- no tienen ningún peso en la discusión regional o
internacional. Acepto de corazón tales razones: son las reglas del juego, y me
allano a ellas.
Sí quisiera llamar la atención, sin embargo, sobre uno
de los temas que me mencionaron muchos colegas, porque el mismo aparece expuesto
de modo explícito y manifiesto en el Programa del Evento (https://www.iberoamericanodc2019.com.ar/PROGRAMA.pdf): cualquiera de nosotros puede así conocerlo. Me
refiero a la descomunal ausencia de mujeres, de entre los expositores
principales. Si tomamos las sesiones plenarias (cada uno podrá hacer su propia cuenta)
advierto la presencia de dos mujeres como ponentes principales, de entre 46
expositores, esto es decir –en mi cálculo- que el 95 por ciento de los
expositores fueron hombres. Este solo dato dice mucho acerca del actual
estado de situación en el derecho (constitucional) argentino, y el modo en que
se distribuye el poder dentro del mismo. Sobre esto sí me animo a revelar lo
que sostuvieron, unánimemente, los colegas extranjeros con los que hablé: una vergüenza.
De mi parte, agregaría que, a esta altura de los tiempos, se trata de un rezago
imperdonable, y que no puede repetirse: nunca más. Nos avergüenza a todxs.
Cupos?
ResponderBorrarA usted le parece correcto que el saber académico o la calidad académica se midan en función de un cupo? Que a usted lo hayan excluido me parece verdaderamente ridículo por la enorme jerarquía académica e intelectual que tiene. Pero con respecto al resto, la idoneidad se mide en función del género o en función de la calidad de la exposición de las ideas? Quizás no haya mujeres que hayan alcanzado la profundidad suficiente como para ocupar un lugar en el Congreso académico. Es un síntoma de machismo? Puede que sí o puede que no. El género no me parece que sea un indicador para medir cuán buena o mala es una investigación jurídica. Creo que lo contrario es falaz. Saludos, Enrique
ResponderBorrarAcabo de ver el programa y no es del todo cierto lo que usted dice. En el trabajo en comisión hay muchísimas ponentes (estimo que jóvenes) que son mujeres. Enrique
ResponderBorrarsi el criterio de seleccion fuera lo unico preocupante vaya y pase, la pregunta por la financiacion de muchos ponentes (la mayoria de paises pobres) deberia ser mas inquietante. Muchos expertos en mover resortes estatales al servicio de su propia rosca (los super conitec, y otros tantos rosqueiros).
ResponderBorrarAlicia
impresiona tb la falta de brasileños, mujeres y hombres
ResponderBorraren el senado, pedro salazar, y el propio daniel sabsay, reconocieron la gravedad de lo ocurrido. eso no amnistía nada, pero sí marca que desde adentro hay voces autocríticas, y que no todo es lo mismo
ResponderBorrarDe toda una serie de procesos sociales a los que debe atribuirse la “formación” de la ley del varón y de su imposición económica, educativa y elaboración del patriarcado en su concepción de lo femenino como objeto de uso, es lo primero a cuyo conocimiento nos ha sido dado llegar, donde la “sutileza” de lo moral y ético son caracteres que nunca faltan en estos procesos machistas.
ResponderBorrarOsvaldo Buscaya
Psicoanalítico
Femeninologia Ciencia de lo femenino
Enrique, lo que decís es empíricamente falso. Hay constitucionalistas mujeres de nota que no figuran como ponentes principales: María Angelica Gelli; Beqtriz Alice; Susana Cayuso; Silvina Ramirez. Ninguna pero ninguna de ellas tampoco figura alli
ResponderBorrarUsted esperaba otra cosa de Sagües y Vanossi?
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