Aquí en Santa Cruz, Bolivia, en el Primer Congreso Internacional de Derecho Constitucional, referido al "Constitucionalismo Democrático". El Congreso, multitudinario, concluirá con la entrega de un Honoris Causa a Robert Alexy ("Alexis" -escucho le dicen), quien además da el discurso inaugural de la Conferencia. La ceremonia, y su discurso en particular, me resultan muy llamativos -chocante diría. Para explicar por qué eso que siento -una combinación de decepción y molestia; de tristeza y enojo- agrego algunas notas previas, contextuales, y luego me refiero al discurso del homenajeado.
En primer lugar, leo y estudio a Alexy, desde hace más de 30 años (con Nino, en los 80, estudiábamos los "presupuestos del discurso" a través de la obra de Alexy). Admiro, además, la influencia que ha tenido en el mundo, y en nuestra región en particular, desde hace décadas. Me queda claro que la obra de cualquiera de nosotros está a años luz de la suya, en rigor e impacto, siendo simplemente incomparable con la del profesor alemán.
En segundo lugar, la academia jurídica boliviana, en lo que conozco, está tanto o más golpeada que muchas de las academias jurídicas regionales, por razones finalmente objetivas: falta de inversión en educación superior; pocos profesores de tiempo completo; escasas becas y apoyos a la investigación; una tradición dogmática de larga data. Son hechos que ocurren, de modo similar, en muchos otros países, y que cuando aparecen combinados, como aquí, afectan mucho al desarrollo de la reflexión crítica.
En segundo lugar, la academia jurídica boliviana, en lo que conozco, está tanto o más golpeada que muchas de las academias jurídicas regionales, por razones finalmente objetivas: falta de inversión en educación superior; pocos profesores de tiempo completo; escasas becas y apoyos a la investigación; una tradición dogmática de larga data. Son hechos que ocurren, de modo similar, en muchos otros países, y que cuando aparecen combinados, como aquí, afectan mucho al desarrollo de la reflexión crítica.
Finalmente, menciono el problema político-constitucional que aquí domina la escena. El problema en cuestión incluye a un tribunal superior (el Tribunal Plurinacional) que consideró que la consulta popular convocada por el mismo Evo Morales (!!), para extender su mandato a un nuevo período, y que terminó con la derrota del Presidente (!!), violaba sus derechos humanos (!!). Dos de los tres presentadores que antecedieron a Alexy, aludieron a ese problema jurídico gravísimo que, sin dudas, es el gran elefante dentro del cuarto que habita el derecho boliviano.
Dentro de ese contexto político y legal angustiante, Alexy hace su presentación coronado por tres fórmulas matemáticas sucesivas, de complejidad creciente (el público rió por lo bajo, entre sorprendido y molesto, cuando aparecieron las fórmulas -único soporte del orador- en la pantalla). Como última estación de un curso extenso, podrían haber servido. Como primer paso en una presentación de dos horas, frente a un auditorio no-experto que, posiblemente, escuche su teoría por primera vez, resultaron fuera de lugar por completo. Finalmente, las fórmulas no referían a nada demasiado nuevo (y nada que no pudiera explicarse con palabras): está hablando sobre su "fórmula del peso", y de cómo aplicar un análisis de proporcionalidad en relación con los principios del derecho. Por supuesto que no está mal que Alexy insista con sus temas habituales, pero uno se pregunta, por qué ir a su formulación más abstracta y compleja, en un contexto como éste. Ello generó una tensión que pocas veces he visto, entre un auditorio con formación jurídica especialmente frágil (por razones como las antedichas), y una presentación especialmente abstracta y compleja.
Difícilmente lo siguiera de cerca alguno de los casi 500 oyentes-no especialistas presentes: porque era demasiado complejo; porque no tenía el menor vínculo con la realidad local; porque nadie tenía la obligación de estar informado sobre los detalles de una teoría compleja; porque el discurso se hizo exageradamente largo. Algunos se sonreían; otros hacían algún comentario irónico por lo bajo; quien estaba a mi lado se preguntaba "quién puede animarse a preguntarle algo"; los de enfrente se miraban haciendo burlas sobre la exposición; la mayoría estaba en lo suyo, desenganchada ya. Alexy -y esto va a su favor- aparece muy comprometido con lo que dice, pero -y esto va en contra- por completo ajeno a su audiencia: A quién le habla? Y por qué así, por qué de este modo?
En cuando a la forma: el buen trato y el respeto hacia la audiencia requieren que uno asuma la inteligencia y disposición a entender de quienes escuchan, pero no que presuponga que todos son especialistas del área en la que uno es especialista. Éso no es buen trato. La presentación hubiera tenido sentido, tal vez, en un contexto por completo distinto -pongamos, en un seminario de especialistas en la Universidad de Frankfurt (aunque la hubiera objetado por su autorreferencialidad y falta de novedad)- pero ninguno aquí.
En cuando al contenido: quien presenta en un encuentro como éste tiene derecho a exponer sobre lo que uno viene trabajando, que suele ser lo que más le interesa a uno. Pero cuando es invitado (homenajeado) por una comunidad completamente diferente a la propia, hace bien si muestra esfuerzos por entender lo que le interesa a los demás: hablo de empatía. Empatía para tratar de reconocer por qué a esos demás tan distantes les importa lo que uno hace. No digo, para nada, que uno deba "traducir" lo propio para adaptarlo a los gustos o necesidades de la audiencia; ni que uno deba ponerse a estudiar la "realidad" del otro, para hablar de ella, con el riesgo de equivocarse en todo. No. Pido mucho menos: reclamo que el expositor deje en claro que tiene frente a sí a seres humanos que no son los que lo rodean a uno en seminarios de especialistas. Reclamo el reconocimiento del otro: el reconocimiento de que los otros están allí (en buena medida, por uno).
Para peor, ocurre esto: luego de que escuchamos, de parte de los primeros oradores locales, acerca de la catástrofe que vive el derecho constitucional boliviano, a partir de los abusos del poder dominante, Alexy ilustra su morosa exposición, exclusivamente, con casos del tribunal constitucional alemán, empezando por una aparentemente crucial decisión que se diera en el caso (literal) de los "conejitos de chocolate, papá noel y el arroz inflado" (!!!) (el tribunal consideró que era desproporcionada la prohibición total de la venta de los conejitos de arroz inflado -conejitos de arroz que habían dejado "devastado" a un niño que pensaba que iba a comer conejitos de chocolate). El otro ejemplo central es el de los cazadores de halcones en Alemania.
Luego, Alexy nos recuerda el modo en que distintos tribunales citan su trabajo, y la seria advertencia que él debió hacerles a varios miembros de esos tribunales: que utilicen su fórmula como criterio analítico, pero que no la transcriban en sus sentencias, como ya lo han hecho! (lo dice con el índice levantado, enojado). Nos cuenta de "la única palabra en inglés" que él creó ("argumeter", que combina argumentos y métrica); avanza sin mostrar una mínima consideración hacia el público, sin hacer el mínimo esfuerzo por conectar sus preocupaciones con las de cualquiera de los presentes; y finalmente se excusa por la notable extensión del discurso, señalando a la traductora (consecutiva) y alegando que el tiempo que necesitó, por ello (por ella) se terminó duplicando.
Me alegra ver a Alexy, a esta altura, tan comprometido con su trabajo. Me disturba verlo tan ajeno al público que ha venido a escucharlo: no es aceptable hacer aquí la misma presentación que podía haber hecho en un seminario de especialistas en Alemania, China u Oxford. No está bien.
La alienacion politica del teorico en su maxima expresion
ResponderBorrarMuy bueno Roberto. Claro, consistente y genera acuerdo. Saludos.
ResponderBorrarEstuve en la conferencia y verifiqué que el idioma y cultura nos separaban de un extremo a otro. Lamenté que, inclusive, el Prof Alexy estaba todo el tiempo solo y ajeno a su realidad. Coincido en que tuvo una explicación técnica matemática casi incomprensible pero en honor a la verdad, no creo que sea un tema atribuible exclusivamente a él, sino a los organizadores. Cuáles fueron las coordinaciones para que el Prof Alemán venga a Bolivia en un momento político tan complicado que lo que necesitamos es garantizar la democracia en el mismo balance de bienes que el constitucionalismo!!! Así de simple!
ResponderBorrarBravoooo!!!! El problema, porque siempre se puede empeorar, serían en este caso los Salieris...
ResponderBorrarCuando estuvo en la Facultad de Derecho de la UBA también fue un bodrio. Repartió la hojita con la fórmula y se dedicó a eso. Un plomo absoluto
ResponderBorrarEn ese encuentro de la UBA un buen amigo dijo que estábamos escuchando la “fórmula del pesado”
ResponderBorrarTodos los profesores alemanes que conocí tienen el mismo estilo. Creo yo, que usted y Robert Alexy eran las estrellas del Congreso y quienes fuimos, en ejercicio de la autonomía de nuestra voluntad pagamos más de cien dólares-suma que en Bolivia es elevada- para ir a ver a ambos en sus especialidades.
ResponderBorrarUsted tiene razón, por un lado, sin embargo, los asistentes mínimamente, antes de pagar (e incluso viajar a la ciudad de Santa Cruz como fue en mi caso, pues me trasladé de Sucre a la sede del evento) debieron saber a qué se enfrentaban, porque por muy sórdida y triste que me parece su valoración de la Academia Boliviana, pues soy Boliviano y trato de aproximarme a ésta. Por otro lado, creo que usted no dista de la verdad y tengo la convicción de que los asistentes en su mayoría se condujeron a tal congregación más por sensacionalismo que por apasionamiento académico. De todas formas aún con algunas apreciaciones suyas que no comparto, me asombra su capacidad para interpretar la realidad. Por lo que debo demostrarle mi profundo respeto y admiración.
Deseo felicitarlo muy sinceramente por su ponencia. Asistí al congreso mucho más por usted que por Robert Alexy, a quien también he tenido la dicha de leer. Y manifiesto esto aún cuando en sus libros y artículos puedo apreciar mucho más su capacidad de entender la realidad que en las líneas escritas en su blog.
P.D. No leyeron la pregunta que escribí para usted. Espero algún día tenga la oportunidad de preguntarsela directamente ¡Que Dios le bendiga!
¡Qué buena crónica Roberto! Algo parecido pensé en enero cuando decidiste hacer tu intervención en inglés en el encuentro de la jurisdicción constitucional en Bogotá. Entendí que habías trabajado esos temas en inglés, que tenías unos compañeros de panel también angloparlantes, pero me pareció poco empático con una audiencia amplia de funcionarios, estudiantes, jueces que probablemente no te podían seguir en inglés. Lo comenté con alumnos colegas. Y ahora que leo tu crónica sobre empatía, distancia y conocimiento de la audiencia, me atrevo a comentarlo con respeto. Un saludo.
ResponderBorrarCreo que la punta del ovillo para explicar lo que pasó es la tipología de los intelectuales. Alexy no es un intelectual público como lo fueron, por ejemplo, Bobbio, Dworkin, Nino o usted. Es un intelectual de mucho fuste pero de escritorio universitario puro y duro. Para un intelectual no público viajar a un país extranjero con el riesgo de tener que responder sobre la situación política del país al que ha sido invitado no resulta, me parece a mí, demasiado cómodo. Quizás por eso haya decidido exponer lo que expuso y de ese modo tan "abstracto". Ninguno de los que mencioné hubiera esqivado el problema pero, lo repito, Alexy no es un intelectual público y tal vez por eso no quiso exponerse a una situación incómoda en un país extranjero.
ResponderBorrarConcuerdo plenamente, incluso lo dije a momento de mi exposición, pero además de todo eso me pongo a pensar porqué los bolivianos le otorgamos el honoris causa siendo que muy pocos lo han leído, muchos más pocos lo entienden y muchos más pocos aún le ven utilidad práctica a su teoría en un contexto como el nuestro. Reproche para los bolivianos también.
ResponderBorrarEn general: sobre Alexy, no quisiera ir más allá de lo dicho. Hubo un gran problema aquí, de insensibilidad al contexto, pero de mi parte no tengo intención de ir más allá de eso. Es genial, su obra es importantísima, la influencia que ha tenido es única (aunque un día habría que hablar sobre cómo se usa su obra), y está super comprometido -apasionado diría- con lo que hace, lo cual es admirable.
ResponderBorrarSobre la academia boliviana: como siempre -como en la Argentina también- no veo un problema de personas, sino de estructuras. Con poca inversión en educación superior, con pocas becas, pocos profesores a tiempo completo, poca circulación internacional (profes de allá que van a doctorarse afuera, profes de afuera que enseñan regularmente allá) la academia tiende a convertirse en endogámica, y el nivel corre el riesgo de estancarse. Pero es una cuestión de políticas y estructuras, no de "naturaleza"
gracias Luis, un saludo. qué es lo que dijiste?
Esteban: coincido, hago autocrítica, aunque la verdad es que me lo pregunté mucho, y como era el primer no anglo que hablaba no sabía qué hacer. le pregunté a los organizadores también, pero coincido con lo que decís
Creo que fue la misma presentación que Alexy dio por ocasión de los 35 años del Tribunal Constitucional en Lisboa, en 2018. Las fórmulas parecen ser casi como parte de un show a ser observado por lo publico.
ResponderBorrarGracias por las palavras, profesor.
(perdon por mi castellano, soy brasileño y no soy fluido en su lengua)
Pero, particularmente para los abogados, ¿acaso no se sabía a quien se iba a escuchar? ¿Acaso no se sabía que esa era la razón del por qué se le concedió el Doctorado "Honoris Causa" de la UMSA? Yo no me esperaba escuchar de Alexy: "teoria postcolonial; nuevo constitucionalismo latinoameriano" o "transfisciplina". Alexy puede hablarte de lo
ResponderBorrarAlexy, cerca a los 80 años, puede hablar de lo que hizo, hace o cree, no de otra cosa. Hay que ser mínimamente justo en el comentario. Yo no me sentí maltratado por él y creo que la "inteligencia jurídica" allí presente, tampoco.
ResponderBorrarLudwig, él va a hablar de lo que tiene ganas, y yo tengo también el derecho de decir lo que pienso, no? No se trata de que hable de lo que a mí me gusta, sino que señalo el valor de ser sensible a las personas con las que uno habla. El texto podía ser presentado (y seguramente fue presentado) en un seminario cerrado para especialistas, y en ese sentido resultaba insensible al contexto. Lo que digo fue ratificado, unánimemente, por todas (todas) las muchas personas con las que hablé, que o no entendieron o no vieron el sentido de su presentación, en el contexto en el que hablaba. Si no estás de acuerdo, Ludwig, todo bien: pero no tenemos la obligación de pensar todos igual, podemos disentir
ResponderBorrarLa formula no es demasiado compleja solo que muchos abogados tienen terror a cualquier cosa que les suene a "matematicas". Por eso mismo algunos autores se esfuerzan para meter alguna formulita que le de un tinte "cientifico" a lo que no lo es.
ResponderBorrarAlejandro
Entiendo que Alexy no sea muy respetuoso de las máximas de todo diálogo razonable, sobretodo de aquellas vinculadas con el interlocutor (en este caso, el auditorio boliviano).
ResponderBorrarPero ¿qué podría decir Alexy? Solo encuentro tres tres opciones:
1. Qué hable de los problemas del constitucionalismo boliviano. Está opción es deshonesta. No le podemos pedir a un expósitor que hable de un tema que no conoce.
2. Qué formule sus concepciones de forma más básica. Yo soy un crítico de Alexy por muchas razones, pero siempre respete su defensa de la simplicidad de su fórmula del peso a fines de sus practicidad. Sinceramente, yo conozco una forma más simple de presentar las mismas ideas sin la ayuda de la aritmética básica que utiliza. Usted menciona, profesor Gargarella, que las mismas ideas se pueden explicar en palabras. Me encantaría saber cómo, me solucionaría muchos problemas no solo de derecho sino de filosofía de las matemáticas (expresar en lenguaje natural sin perder el sentido del lenguaje formal de la aritmética).
3. La tercera opción es explicar lo mismo, pero tratando de conectarlo con problemas bolivianos. Creo que es una opción más viable, pero sigue pidiendo demasiado del expósitor. Alexy pensó sus teorias para resolver problemas alemanes. Que en latinoamérica consideremos que sus psotulados es de aplicación universal es un problema nuestro y si así lo concebimos, nos compete a nosotros justificarlo.
En fin. Me parece muy poco acertadas sus críticas. De hecho pienso que así como Alexy fue muy poco comprensivo con su auditorio, también usted no lo es del todo con Alexy y sus posibilidades en su ponencia.
Saludos desde Perú.
Hola Alexander, gracias por el comentario. La primera opción que das, coincido y es lo que dije también, no es necesaria (no diría que es deshonesta, pero sí supererogatoria). Sobre la segunda posibilidad, es perfectamente asequible, ya que el propio Alexy dedicó buena parte de su exposición a hacerlo: explicar la fórmula con palabras. La tercera opción también es posible. Creo que escogió una estrategia de presentación muy deficiente, porque cualquiera de nosotros sabe que la ponderación puede explicarse de modo sencillo (yo aprendí de la misma en los estados unidos, y de un modo que cualquier persona medianamente informada podía entenderlo); y además porque utilizó ejemplos desde mi punto de vista chocantes, por la distancia infinita con las situaciones del país en donde hablaba. Entonces, de mi parte, no le pido ni que estudie el caso boliviano, ni que tome ejemplos latinoamericanos, sino que simplemente registre que está hablando no con los principales expertos de su especialidad, en un seminario avanzado, sino con un público que en su mayoría no conoce su teoría, ni tiene por qué conocerla. Simplemente eso: dejar en claro que registra al público al que quiere comunicarle algo
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