Con la escritura del
libro en el que estoy embarcado, me pasa algo extraño. Como nunca antes, he
estado hablando del libro antes de publicarlo. Cómo puedo hablar de lo que todavía
no he escrito? Cómo anticipar noticias sobre lo que todavía no he terminado? Anatema!
Vergüenza en mí! Llegué varias veces a decir, incluso, que el libro ya lo tenía
escrito en mi cabeza, completo, y que sólo necesitaba apretar el botón, dar la
orden, para sacarlo: ponerme a escribirlo. Cuesta admitirlo, pero hasta ahora
ha sido así, plenamente así (lo cual no dice nada, por supuesto, sobre la
calidad de lo escrito, o sobre el interés que pueda generar, o no, el futuro libro).
Un libro que no me cuesta escribir, en absoluto, porque ya está todo escrito por
dentro. A veces me pregunto: A alguien le importará este libro? Y respondo: Es
que no me importa! Tengo que completarlo!
***
Vivo estos días con la
sensación de ir corriendo detrás del texto, me agoto escribiendo lo que interiormente
ya tengo escrito. Me pasa lo que a un traductor simultáneo, que tiene que
traducir al que habla demasiado rápido: no hago tiempo a tomar todas las notas
que escucho; no alcanzo a traducir al texto todas las frases que se me dictan;
no me da la velocidad de las manos para escribir lo que se me va hablando. Está
bueno eso. No me había pasado muchas veces, escribiendo artículos. No me había
pasado nunca, escribiendo un libro. Un libro ya escrito, que transcribo. Uno en papel del
copista esmerado: un amanuense disciplinado.
***
Lo más sensacional de
este estado de éxtasis expresivo, es la liviandad, la ligereza con la que
siento que escribo (otra vez, esto no dice nada sobre el valor del libro). Ni el
mínimo esfuerzo! Todo el trabajo ya terminado! Todo el pensamiento ya hecho! Siento
que todo está ya procesado: se trata de pasar las notas al papel, simplemente. Qué fácil que es esto! La extraordinaria
ventaja de la situación es ésta: escribo, literalmente, donde quiero, donde
puedo, donde me encuentre. Lo comento un poco porque yo mismo me sorprendo:
escribir en cualquier lado! Como en el juego de la silla: escribo en la silla que me toqué, y si me toca el piso sigo escribiendo (Ayuda muchísimo, para eso, estar en freakilandia.
Es muy liberador ese estado! Hacer cualquier cosa, y que a nadie le importe un
reverendo céntimo lo que uno hace. Habla, también, de las libertades que no tenemos, o que no nos
damos). En estos días me encontré escribiendo:
* En las bibliotecas, la
mayor parte del tiempo
* En la cama, como ahora
* En cafés (decenas, varios
por día)
* En la sala común de NYU
* En el subte (Tomo el
subte todos los días: trayectos larguíiiisimos. Esos son los mejores: cuanto
más largos, mejores: más tiempo escribiendo. Me encanta tomar la computadora y
escribir mientras el subte avanza, sobre todo cuando avanza lento, o cuando arranca y el maquinista dice: stay clear from the closing door. Buenísimo. (El multiculturalismo entero resumido en un vagón de subte. Como decía alguno: ayudame a mirar, que solo no puedo). Media hora
de trayecto? Excelente! Un montón de tiempo por delante! 10 minutos solamente? Bien, adelanto unos párrafos!
* En un banco al costado
del subte, esperándolo. A veces, si estoy entusiasmado, dejo pasar uno o dos trenes,
hasta completar la idea: qué mundo el subterráneo! Me contaron, que bajo el asfalto…
* En un banco de la plaza-planeta
que es Washington Square. Al sol, hermoso. Me canso un poco y levanto la vista:
Esas caras! Esos cuerpos! Esos gestos! Un show permanente, infinito, inacabable,
inabarcable! Qué planeta WS!
* En un banco del parque, mirando
al Hudson
* En el Banco (el
Citibank!!), esperando a que me atiendan (insoportables).
* En un banco interno de la
Facultad de Filosofía, también esperando a que me atiendan.
* (Ésta es interesante:) En el pasto, junto a la cancha de fútbol, un viernes a la mañana, con los pantalones cortos y zapatillas, esperando que vinieran mis compañeros de fútbol de hace varios años (No vinieron! No se jugó! Dónde están? Dónde están jugando?). Me quedé más de una hora aguardándolos, con la vela de la ilusión prendida. No se apagó, porque estaba escribiendo, aunque llovía.
* (Ésta es increíble:) En
el sillón del dentista, una hora y media, mientras el dentista esperaba que el
seguro autorizara mi “gasto” (no lo autorizó!). Nota increíble 1: El dentista
no tuvo otro paciente durante la primera hora de esa espera, y me dejó ahí sentado.
Estaba en cualquier otra, con su cara de astronauta alunizado. Nota increíble
2: Había una televisión con un video puesto, que me interesó muchísimo (en
tanto película para ver en el dentista, mientras le sacan a uno una muela):
Tetro, de la fase onanista de Francis Ford Coppola. Filmada entre La Boca y San
Telmo. Mirando un rato, escribiendo otro, hablando con la vieja asistente, dominicana, con la que nos reíamos un poco de la película.
Llevo poco más de una
semana acá arriba, y ya tengo dos tercios del libro terminado. Pero qué bueno!
Pero qué raro! Pero qué es esto?
Parece Coltrane escribiendo A Love Supreme...quién te diceeee
ResponderBorrarPodría ser, solo podría ser, que sea el libro que siempre estuvo esperando tu obra, esa clave secreta.
Lo que parece cierto es que es casi mas tuyo que vos mismo,jej.
Qué privilegio ser compartidos en esa experiencia!
"...con los pantalones cortos y zapatillas...", imagen inolvidable -aunque con otra camiseta-de "Esperando la carroza".
ResponderBorrarEs inspirador que cuentes el proceso del escritor. Gracias
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ResponderBorrarOtra que Coltrane. Más bien apuesto que será mas del estilo del album The Extremist de Satriani.
Mucho "Más"!
ResponderBorrarClaro que sí. Por un Movimiento al Socialismo!
ResponderBorrarTu existes o en realidad existe el libro y solo eres un facilitador o una especie de médium?��
ResponderBorrarYa que hablaste tanto del libro, nos adelantas de que se trata? Me diste curiosidad
ResponderBorrarEs sobre disonancia democratica? Vi una conferencia suya en youtube sobre el punto. Una que dio en La Plata
ResponderBorrarLas notas de pie las pone al final?
ResponderBorrarla idea es pocas citas, al punto, menos erudito, más crítico. sí, tiene al tema de la disonancia democrática como uno de sus ejes
ResponderBorrarQué bueno leerte. Tranquilizante en medio de un clima tan tenso. Hasta cuándo te quedás por Yuma (USA, preguntale a tus colegas caribeños)?
ResponderBorrarJuan Rulfo escribió Pedro Paramo en 4-5 meses, porque "la novela ya estaba escrita, ya lo tenia en la cabeza" (31:57), Tenés que ganarle! https://www.youtube.com/watch?v=V74yJztkx-c
ResponderBorrar¿No es acaso el sentido de la vida el dar, el ofrecer?
ResponderBorrarLe deseo éxito.
Maria R. B.
Uy! Recién llego!
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