UNA MIRADA IGUALITARIA SOBRE EL CONSTITUCIONALISMO. Coordinador: Roberto Gargarella. CANAL YOUTUBE DEL SEMINARIO: https://www.youtube.com/channel/UCytpairtEH8asvyYRt6LQBg/
31 ene 2009
Algo así como el Che Guevara noruego
Estoy acá en el sur de Francia, dando clases, y vengo de ver la segunda parte de la película sobre el Che (la primera la vi hace un par de meses y debo admitir que me gustó, aunque ésta segunda bastante menos). Pero la cuestión es que esta peli me lleva a otra peli, un film noruego llamado Max Manus, que tiene uno de los récords absolutos de público en las apáticas salas nórdicas. No la iba a ver porque pensé que iba a ser una más de las horribles películas pretendidamente “cools” con las que vienen insistiendo desde hace un tiempo en el gran país del norte. Pero no, se trataba de un biopic-homenaje al casi Che Guevara noruego, Max Manus (Max Manus es en realidad Max Magnussen, pero el padre -Johan- vivió tanto tiempo en países hispanoparlantes que lo terminaron llamando Juan Manus).
El hijo, Max, es nuestro héroe del día. Vivió en Cuba un tiempo como pescador, luego se fue a pasear un largo tiempo por los Andes, y finalmente se alistó como voluntario en el ejército noruego, cuando Noruega fue brutalmente invadida por Alemania (notable cómo no-quieren los nouegos a los alemanes, en fin, pero ése es otro tema).
A los 27 años, Max lideraba un grupito de la heroica resistencia noruega, en Oslo. Cuando vino a capturarlo una patrulla alemana –Max estaba totalmente perdido, tenía armas, propaganda, era el fin- loco como era saltó por la ventana de un segundo piso. Sobrevivió, fue llevado a un hospital, y en condiciones paupérrimas de salud escapó, otra vez, por la ventana, para luego seguir viaje hacia Inglaterra, desde donde se organizaba la resistencia nórdica (ahí estaba el rey noruego-danés, en el exilio, quien mantenía viva la resistencia).
Bueno, la película trata de aquel escape, de la vuelta de Max, en clandestinidad, a Noruega, y de las insólitas acciones de sabotaje que lideró, y que incluyeron el hundimiento de dos gigantescos torpederos alemanes –el último, el Donau, en una acción que llevó a cabo el amigo Max casi en soledad.
Su pequeña célula de resistencia, que fue urbana, fue bastante exitosa en sus acciones, aunque casi todos, menos él, terminaron torturados y muertos en manos alemanas. Max había logrado escapar a Suecia, herido, pero al saber de la desgracia que acompañó al resto del grupo se decidió por una nueva vuelta a su país –otro acto de locura no ordinaria- y fue ahí cuando protagonizó el increíble hundimiento del Donau.
Luego de la humillación que le propinara a los ocupantes alemanes, nuestro héroe quedó rodeado y totalmente perdido pero...lo salvó el final de la película y sobre todo el final de la guerra. Increíblemente, el tipo hasta hace muy poco había quedado en el olvido en su país. Terminada la guerra trabajó primero como guardia del rey, y luego –retirado- puso una fábrica de máquinas de escribir. Vivió sus últimos largos años nórdicamente, deprimido y medio alcoholizado, triste por las muertes de sus compañeros, de las que nunca se pudo recuperar, aunque en la película y en la vida real se quedó con la chica piola y linda del grupo, y fue -a pesar de todo- feliz con ella. Murió en el casi anonimato, aunque desde hace un tiempo se lo ha comenzado a reivindicar. La película contribuye en parte a eso: pudo haber sido un típico producto del nacionalismo noruego –gran y previsible riesgo- pero, salvo por las últimas escenas, con mucha banderita flameante, el director logró salir bastante digno del aprieto, y nos dejó con un buen retrato del ignoto casi Che noruego.
Camberidye
29 ene 2009
Contraejemplo
Dejando mi ubicación territorial de lado, la verdad es que cuando hay que pensar la cuestión del derecho a la protesta, tenemos mucha bibliografía leída, mucho material a mano, para empezar y para profundizar, e incluso así sin duda que deberemos seguir discutiendo y escuchando argumentos (descartando ciertas falacias ya conocidas por tod@s). Este blog, todos nosotros, ya sabemos who, también generamos, y seguiremos generando seguramente, debate al respecto.
Por eso, siempre es bueno escuchar voces nuevas y una mente que piensa en serio el tema, los temas, cualquier tema. No es el caso, pero vale como contraejemplo. No hay ciudad sin poesía.
- "Informamos lo que es la ley"
- "Cuando tengamos policía, nos va a acompañar..."
- "El espacio público es lo más democrático".. "si en ese lugar cada uno hace lo que quieren, se pierde el respeto".
- "Y la jueza decide que no había delito".
- "Le habían robado miles y miles de horas a miles de vecinos"
- "No es compromiso ideológico sino con la calidad de vida".
La toma y sus ojos azules (¿?) me hicieron acordar a GMR. Obviamente dejando de lado las particularidades del personaje que retrataba, no sé si son tan diferentes y seguro que aquel no es tan inactual (su libro se vendió muy bien).
Respuesta a "Disparen sobre Gualeguaychú"..
28 ene 2009
Reglas de juego o juego de reglas
26 ene 2009
La Constitución socialista de Bolivia?
25 ene 2009
Obama: Lo mejor es lo que ya pasó
Obama como alumno de Unger..
La nota recuerda que Unger había dicho que la gestión Lula era "el gobierno más corrupto de la historia de Brasil". Además que como vimos en este blog, acá, fue candidato presidencial en varias oportunidades (contrario a Lula en el primer término?). Luego se fue de Harvard porque lo convocó el mismísimo Lula, hace casi dos años (ver video). Cosas que pasan.
PD: En la foto RMUnger escribiendo, en una fría mañana, durante mi visita a Harvard. Muy cálidas las oficinitas de la Escuela de Derecho de Harvard. Las puertas abiertas. Sunstein, Tribe, todos los que estaban, usualmente, con las puertas abiertas. En la foto, fijense las piedras, por favor, había de todo tipo, muy pero muy lindas y exóticas. Tenía ganas de agarrar más de una. (No voy a mostrar la pocilga semi-vacía, desordenada, con montañas de papeles y libros, nada de piedras, bibliotecas sin libros, en la que escribía -pero sí, escribía, él, el gran- Cass Sunstein, profesor visitante en esa época, porque se les cae el ídolo, si es que... )
O tal vez miento, lo hice, me animé a interrumpirlo, empecé con un educado noc-noc, me hizo sentar, poner cómodo, me trató como un duque, me preguntó cordialmente qué cazzo (pero suena catzo) hacía en Boston y pasamos un buen -pero breve- rato de la mañana hablando. Quizás me contó de las veces que vino a Buenos Aires, lo que le gusta, lo importancia geopolítica de la región y me relató alguna breve anécdota con colegas argentinos que muchos conocemos. Tal vez, incluso, yo fui el que terminó la conversación, extrañado por su cordialidad, incómodo con que él perdiese el tiempo, lo saludé con un gesto de summísima reverencia y me fui, agradecido y soprendido por su predisposición hacia mí, para dejarlo escribir en paz.
Un revolucionario
Mauricio Kagel nació en Buenos Aires en 1931. Estudió música, historia de la literatura y filosofía. Fue miembro de la Cinemateca Argentina, y autor de diecisiete películas, se destacó sobre todo como un notable y muy heterodoxo compositor de música -música contemporánea, o “post-moderna,” experimental, siempre difícil de procesar. Vivió casi toda su vida en Alemania, adonde se trasladó a finales de los años 50. Desde entonces, prácticamente no volvió nunca al país. Su retorno “oficial” fue en el 2006, cuando se decidió hacerle un homenaje, desde el Centro Experimental del Teatro Colón, apoyado por jóvenes admiradores de su obra.
El cineasta Gastón Solnicki decidió entonces hacer una filmación sobre ese regreso, que implicó 130 horas de material grabado que tardó más de dos años en editar. La obra, extraordinaria también, se puede ver ahora en el MALBA. Si el Premio Seminario para la película argentina del 2008 se lo llevó Historias Extraordinarias, de Mariano Llinás (no lo entregamos??), el de éste parece dirigirse, tranquilamente, a Süden, la película de Solnicki. Así que los que anden por Buenos Aires ya saben (está por ahora los viernes y sábados en el MALBA). Tremenda.
El Kagel que se ve en la película es fascinante. A sus casi 80 años se lo ve vivaz, risueño con sus jóvenes músicos-estudiantes (los notables miembros de la Süden Ensamble, con la que tocaría en la Argentina), lleno de amor para enseñar, lleno de ganas de decir cosas. Y a la vez, tan increíblemente convencido de lo que decía, tan lleno de pasión por lo que hacía, tan tremendamente creativo. Entre las obras que hizo cuando estuvo por acá, una fue inspirada por un levantamiento en la cárcel de Devoto; otra por unos temibles nazis que avanzaban –en su imaginación- borrachines y decadentes, por la calle; otra implicó la movilización de 111 ciclistas tocando las bocinas de sus bicis alrededor del teatro Colón (Kagel acostumbra mezclar su música con ladridos, gritos, ruidos de campana, hojas de guía telefónica arrancadas con violencia!).
La película me tuvo emocionado desde los primeros minutos hasta el final. Fue introducida por un miembro de la Süden, interpretando una composición extrañísima de Kagel –sin pentagrama, pero con dibujos del autor!!- y cerró con un debate con el autor del film (muy gracioso y respondiendo con altavoz en mano), y la montajista de la obra. Felicitaciones para ellos, y post-mortem a Kagel, un admirable, jovencísimo, audaz revolucionario.
23 ene 2009
Libertad para protestar
Como anticipáramos por ahí, Andras Sajo acaba de editar un libro, "Free to Protest. Constituent Power and Street Demonstration," que se concentra sobre las manifestaciones callejeras, y al cual contribuyo con un texto. Dejo la tabla de contenidos, el link a la página de la editorial anunciando la publicación (acá), y la presentación del libro (en inglés, abajo del índice). Mi artículo favorito en el texto es el de Helen Fenwick y Gavin Phillipson. A Helen hay que seguirla, es la persona que maneja el tema de la protesta en Europa, muy bien parada jurisprudencialmente. También tiene una serie de libros muy buenos analizando la Human Rights Act en Europa, o la situación de las libertades civiles y los derechos humanos en Inglaterra (acá). Sería bueno traducir el texto que saca en este volumen, si a alguien le interesara hacerlo
Va el índice y la presentación
The Importance of Freedom of Assembly: Three Models of Justification
Tamás Győrfi
Balancing Emotionalism: Contemporary Implications of the Impact of Street Demonstrations on Third-Party Interests
Bogdan Iancu
We, the People: Freedom of Assembly, the Rights of Others, and Inclusive Constitutionalism
Michael Hamilton
A Dialogue on Law and Social Protest
Roberto Gargarella
The Power of Assembled People: The Right to Assembly and Political Representation
Daniel Smilov
New Trends in the Assembly and Protest Jurisprudence of the European Court of Human Rights
Orsolya Salát
Limiting Freedom of Assembly Based on Harms to Third Parties: The Balancing of Economic Freedoms and Fundamental Rights in the European Union and MERCOSUR
Lucas Lixinski
Ethical and Political Considerations of Exercising Freedom of Assembly in Poland
Anna Śledzińska-Simon
Shaping the Freedom of Assembly: Counter-Productive Effects of the Polish Road towards Illiberal Democracy
Adam Bodnar
The Human Rights Act, Public Protest and Judicial Activism
Helen Fenwick and Gavin Phillipson
Demonstration Democracy in Hungary: the Aspect of Policing Protestfrom the Catacomb of Unofficial Activities to the Rioting
Máté Szabó
A Comparative Study of Laws of Assembly in China: Historical Continuity and Transition
Kam C. Wong
This book addresses the issue of public demonstrations, looking at the experiences of established democracies (EU member states and USA) and countries in transition. The approach of the book is to cover the problem not as a strictly legal one, but to combine the constitutional and human rights aspects with the historical, political and philosophical dimensions.
The recent history of mass protests in democracies and semi-democracies raises a number of concerns. Some of these concerns are related to the proper balance between the right to demonstrate and its impacts on third parties. When it comes to striking the proper balance one cannot avoid the specific problems associated with crowd phenomena. Recent demonstrations concerning election results or regime legitimacy in a growing number of post-communist regimes raise a fundamental practical question: are mass demonstrations a (the) genuine expression of popular will? Are spontaneous forms of mass discontent genuinely supreme and legitimate expressions of popular sovereignty? What is the place of the expression of popular discontent in constitutional (indirect) democracy? A key question is whether the freedom of assembly should be placed into a different normative context, that is perceiving it not as an individual right of expression of ideas but as a collective right to directly shape politics.
22 ene 2009
Es una falsa opción la que separa la seguridad de los ideales
Obama firmando el cierre de Guantánamo, acá, y al mismo tiempo prohibiendo el uso de tortura, y exigiendo la alineación de los estados unidos con la convención de ginebra. El mundo ya es diferente, es así.
21 ene 2009
Disparen sobre Gualeguaychú
El domingo pasado, P12 publicó una nota tremendamente crítica sobre el asambleísmo (acá), que centraba sus dardos sobre la asamblea popular de Gualeguaychú. Con la amiga Maristella Svampa decidimos contestarle, interesados en reivindicar el valor de las asambleas en tiempos de esta crisis radical del sistema de representación. La nota, acá abajo, o en este link (acá)
“Disparen sobre Gualeguaychú”
Por Roberto Gargarella y
Maristella Svampa *
La última consigna del verano parece ser “disparen sobre Gualeguaychú”. Académicos, periodistas y funcionarios, que no dudaban en alentar el más crudo nacionalismo de los asambleístas, se aprestan hoy a celebrar –Gendarmería mediante– la caída de Gualeguaychú, símbolo de la resistencia socioambiental asamblearia. Cierto es que los asambleístas han mostrado más de un flanco débil, al no variar en un ápice sus repertorios de acción (el corte al puente internacional); pero éste no es un dato novedoso. No es la asamblea la que ha cambiado, sino los tiempos políticos del Gobierno. Lo que hasta ayer podía ser capitalizado políticamente hoy aparece demonizado, bastardeado, un obstáculo irritante. Por ello, y a propósito de un artículo de José Natanson sobre “La asamblea, sus ambiciones, sus límites” (en Página/12, el domingo pasado) quisiéramos hablar sobre la forma asamblea, sus potencialidades y limitaciones.
n Precisiones sobre la forma asamblea. Primero conviene recordar que, en la medida en que la política institucional devino cada vez más autorreferencial, ligada a una democracia concentrada y decisionista, de marcado corte excluyente, la acción colectiva no institucional se encaminó –en toda América latina– al desarrollo de formas de democracia directa, que marcaban los límites de la visión institucional-representativa y buscaban recrear –con precariedad y en clara asimetría de poder– nuevas formas de conceptualizar y practicar la política. En esas movilizaciones cobró centralidad la forma asamblea, como nuevo paradigma de la política desde abajo. Pero la forma asamblea no es simple, sino compleja, supone un lento aprendizaje y está lejos de ser unívoca.
Es compleja: en tanto espacio de democracia deliberativa (como sostiene Ariel Colombo), suele conjugar democracia directa, acción directa y desobediencia civil. La forma asamblea no es unívoca. Hay toda una tipología de las asambleas realmente existentes que hoy atraviesan los movimientos sociales y las acciones colectivas. Así, hay expresiones ordinarias (en el sentido de la cotidianidad, esto es, asociadas a los diferentes niveles, momentos y espacios procedimentales de decisión al interior de una organización o movimiento institucionalizados; se trate de una fábrica, un movimiento territorial consolidado o un espacio universitario y/o de intelectuales) y hay expresiones extraordinarias (la insurrección, la pueblada), en las cuales la asamblea deviene una institución en sí misma, esto es, autosuficiente y soberana, una totalidad procedimental y a la vez identitaria: sucedió en Cutral Có y, de diferente manera, marcada por su permanencia, en Gualeguaychú. Los campos organizacionales donde se sitúan son diversos: así, la dinámica de la asamblea de Gualeguaychú difiere respecto de la de las 70 asambleas contra la minería a cielo abierto nucleadas en la Unión de Asambleas Ciudadanas.
n Las limitaciones de Gualeguaychú. El texto de Natanson, si bien parte de la experiencia de Gualeguaychú, se centra en confrontar a la forma asamblea, en general, por medios diversos: en ocasiones, mediante un lenguaje irónico y descalificador (los “soviets de Caballito”); en otras, reduce un fenómeno social extendido en todo el país a un espejismo alentado por universitarios (“la increíble multiplicación de Ubacyts [destinados a investigar el fenómeno]”); a veces plantea preguntas retóricas (“¿el director del hospital debe ser elegido por los pacientes en asamblea?”) que recuerdan otras de triste historia (“¿es que vamos a pedir democracia en medio de una operación, cuando se debe decidir si amputar o no al paciente?”); para concluir con un interrogante destinado a generar aprensión contra la democracia directa, al vincularla con decisiones sobre crímenes de lesa humanidad (¿se pueden decidir tales cuestiones a través de una consulta popular?), un interrogante que es innecesario e irrelevante en el contexto del artículo, pero que puede discutirse –como lo ha venido haciendo la filosofía política– sin necesidad de poner en cuestión el valor de la democracia directa.
Conviene prestar atención a lo que el propio autor denomina la “idea central” del artículo. “El asambleísmo –dice– es un método de decisión política que funciona sólo en ciertas circunstancias y que a menudo resulta poco práctico y escasamente constructivo, y sobre el cual pesa, además, un interrogante central: ¿cuántos habitantes deben participar de una asamblea para que sea representativa?” Decir que el asambleísmo funciona “sólo en ciertas circunstancias” que no se definen (o se apoyan sólo en el propio juicio) es no decir nada, si no se realiza un análisis de la complejidad y la variedad de tipologías de la forma asamblea. Finalmente, la democracia y la dictadura también funcionan “sólo en ciertas circunstancias”, pero dicha afirmación no agrega nada a lo que ya sabemos del mundo. De modo idéntico, decir que el asambleísmo “a menudo resulta poco práctico y escasamente constructivo” tampoco agrega nada: del presidencialismo, el parlamentarismo o cualquier otro sistema de organización colectiva siempre podremos decir exactamente lo mismo: a menudo funcionan, a menudo son prácticos, a menudo son constructivos, a menudo no lo son; sobre todo, si no se nos aclara cuán frecuente es el “a menudo”, ni sabemos bien qué se entiende por “poco práctico” o por “escasamente constructivo”. Por ejemplo, si la idea de “constructivo” se aplicase a la “creación de una identidad colectiva”, entonces alguien podría decir, con cierta razón, que la asamblea de Gualeguaychú ha sido muy constructiva. Si definiéramos “práctico” como “capaz de servir prontamente a la voluntad de aquellos a quienes representa”, la democracia representativa resultaría mucho menos “práctica” que la asamblea entrerriana. Necesitamos afirmaciones respaldadas por algún rigor empírico o teórico, antes que meras sugerencias políticamente intencionadas.
En resumen, la “idea central” del texto es temerosa, imprecisa y políticamente cargada en cada uno de sus tramos. Es temerosa porque el autor pone freno y marcha atrás ante cada uno de sus dichos, para que sea menos obvio lo que dice. Por ser temerosa, la “idea central” es también imprecisa, ya que el autor, sabiendo que quiere afirmar como cierto algo que los hechos no le permiten sostener, rodea a cada frase de un velo de ambigüedad que pretende evitar eventuales críticas.
Conviene recordar que la experiencia de Gualeguaychú representa el pico más alto de la corta historia asamblearia de Argentina, y que ella conlleva un mérito especial, el de poner en la agenda pública la cuestión ambiental de un modo contundente y quizás irreversible. Fue su acción la que logró impedir la instalación de la primera planta pastera programada (la española Ence). Sin embargo, también fue la experiencia que más rápidamente mostró sus límites. Pero los límites de Gualeguaychú no están tanto en su dinámica asamblearia, que muchas veces aparece asociada a una obstinación mediática (debido a la sobreexposición que los mismos medios alimentan); tampoco en su carácter de clase (la marcada presencia de clases medias), sino más bien en el hecho de haber desarrollado una fuerte matriz nacionalista y estatalista (se dirigió principalmente a impulsar acciones del Estado argentino en pugna con el Estado uruguayo, dificultando o hasta dinamitando la organización, alianza y acción transfronteriza de las sociedades civiles de ambas orillas); y el aferramiento a un método único –el corte en el mítico Arroyo Verde– convertido en eje irrenunciable y excluyente de la identidad colectiva, trasmutado de medio a fin en sí mismo.
Por un lado, el enfrentamiento entre los gobiernos argentino y uruguayo sirvió para reactivar la vieja oposición entre “país grande” y “país pequeño”, que recorre históricamente la relación entre ambos países. Por otro lado, el conflicto enfrenta a países que cuentan con una tradición política muy diferente: mientras en Argentina, y más allá de sus detractores, la acción política extrainstitucional constituye un repertorio habitual de las organizaciones sociales, en Uruguay, la existencia de una fuerte tradición institucional (asociada a la democracia directa –como plebiscitos, referéndum–, pero no a la forma asamblea) generó una gran desconfianza hacia todo tipo de acción que se desarrolla por fuera de los carriles institucionales (que suelen calificarse rápidamente como “violentistas”).
Así, el conflicto por las pasteras terminó por instalarse en un registro de difícil solución, antes que en el terreno de la discusión del modelo de organización económica, en conjunto con los pares uruguayos. Esta limitación quedará sin duda como aprendizaje para otras asambleas socioambientales que cuestionan el modelo de desarrollo, una de cuyas patas es el extractivo-exportador; lejos del poder y en situación de obscena asimetría y completamente ignoradas por las cámaras televisivas.
* Profesores UBA/UTDT y UNGS, respectivamente.
20 ene 2009
Suerte Obama!
Y cerrame Guantánamo mañana, ya que estamos!
ACTUALIZACION DE ULTIMO MOMENTO:
(de CNN)
"Obama orders halt to Guantanamo trials"
In one of his first acts in office President Obama has ordered the U.S. government to suspend prosecutions of prisoners at Guantanamo Bay for 120 days, military officials said Tuesday. Obama has vowed to close the naval prison at the U.S. base.
Gracias Obama, por darnos la prioridad al pedido. Esto está bien, simbólicamente, pero igual, cerrame Guantánamo
Post-post data:
Nuestra amiga Erika nos hace llegar el poema que se leyó ayer en la ceremonia, compuesto por una mujer de Harlem, y profesora en Yale, Elizabeth Alexander. Es lindo. Lo agregamos, con un link al NYT, con reportaje a ella, acá
Praise song for the day.
Each day we go about our business, walking past each other, catching each others' eyes or not, about to speak or speaking. All about us is noise. All about us is noise and bramble, thorn and din, each one of our ancestors on our tongues. Someone is stitching up a hem, darning a hole in a uniform, patching a tire, repairing the things in need of repair.
Someone is trying to make music somewhere with a pair of wooden spoons on an oil drum with cello, boom box, harmonica, voice.
A woman and her son wait for the bus.
A farmer considers the changing sky; A teacher says, "Take out your pencils. Begin."
We encounter each other in words, words spiny or smooth, whispered or declaimed; words to consider, reconsider.
We cross dirt roads and highways that mark the will of someone and then others who said, "I need to see what's on the other side; I know there's something better down the road."
We need to find a place where we are safe; We walk into that which we cannot yet see.
Say it plain, that many have died for this day. Sing the names of the dead who brought us here, who laid the train tracks, raised the bridges, picked the cotton and the lettuce, built brick by brick the glittering edifices they would then keep clean and work inside of.
Praise song for struggle; praise song for the day. Praise song for every hand-lettered sign; The figuring it out at kitchen tables.
Some live by "Love thy neighbor as thy self."
Others by first do no harm, or take no more than you need.
What if the mightiest word is love, love beyond marital, filial, national. Love that casts a widening pool of light. Love with no need to preempt grievance.
In today's sharp sparkle, this winter air, anything can be made, any sentence begun.
On the brink, on the brim, on the cusp -- praise song for walking forward in that light.
ERZ Presidente
El caso es de 1967. Eso me da 41 años, casi 42. No "poco más de cincuenta años". ¿Habrá querido hacer referencia al caso de Brown vs. Board de 1954? ¿Habrá querido mencionar otro caso? Tal vez el caso de Naim v. Naim (1955), pero justo ese no sirve, porque la Corte Suprema lo decidió sólo un año después de Brown pero en contra del matrimonio interracial, confirmando la constitucionalidad de las normas estatales que lo prohibían y así confirmando la desigualdad racial, no?
Recuerdo que un Profesor de la U. de Puerto Rico fue muy enfático con los hechos, las consecuencias de este caso: la pareja murió en la carcel por la decisión de la Corte. El matrimonio entre personas de diferentes razas (sic) estaba castigado con prisión. (Gracias J-J!!!, cariños a la amiga Erika FT y a los amig@s en PR)
PD: Una perlita, el Juez que condenó a prisión a Ricardo Amando, Richard Loving, afirmó, en (1958, aprox. en) su sentencia condenatorio de primera instancia en el distrito de Columbia (la que la Corte en Loving vs. Virgina contrarrestó), lo siguiente:
"Almighty God created the races white, black, yellow, malay and red, and he placed them on separate continents. And but for the interference with his arrangement there would be no cause for such marriages. The fact that he separated the races show that he did not intend for the races to mix."
"Dios todo poderoso creo las razas blancas, negras, amarillas, ?? y rojas, y las ubicó en diferentes continentes. Para evitar la interferencia con sus arreglos/decisiones no habrá causas/razones para dichos matrimonios. El hecho que haya separado a las razas demuestra que él -Dios- no tenía intención de que las razas se mezclaran"
Oh, my god/ Por dios!!!
19 ene 2009
Dejé las drogas, y me acuerdo donde las dejé
Ya que estamos en el tema hace dos posts: En el último número de la (muy atractiva!) revista THC, la "revista de la cultura canábica," hay una entrevista extensa, bien interesante, a uno de los decanos argentinos en materia de (consumo de) estupefacientes, el célebre rocker Andrés Calamaro. En la charla, AC menciona la frase que titula este post, y da cuenta de su extensa e intensa relación con materiales extraños (dice AC: "grabé discos bajo los efectos de casi todo lo que conozco: dosis homeopáticas de San Pedro con hash, speedball por la nariz, mdma con agua tónica, tiza amarillenta, escama peruana, alita de mosca, porro, vino tinto, papel metálico, éxtasis"); se confiesa ("la base se fuma tu dinero y tu tiempo, hay que ser un superhombre para tolerarlo, es más peligroso que el amor"); afirma que "no se puede confiar en alguien de mi generación que nunca haya probado o consumido sustancias, al menos ligeras"; y cuenta detalles del increíble juicio que debió enfrentar por hablar de "fumar un porrito" en un recital ("Dos jueces desestimaron el status criminal y fui sobreseído, pero alguien apeló. Fueron dos juicios en uno, el primer alcahuete fue un funcionario de seguridad de la provincia con más causas abiertas que yo. La segunda vez ya ni me acuerdo. El tema quedó rebotando por más de diez años y el día del juicio oral llegó justo cuando yo estaba por dar mi primer recital en cinco años, en Buenos Aires y en el Luna Park. Me desperté temprano, fuimos a La Plata y fue un trámite. La justicia pidió disculpas, me pidieron unos autógrafos y volvimos a Capital a probar sonido"). Vale la pena leer la entrevista. Desde acá saludamos a AC: Hola Andrés!
17 ene 2009
Carta al legislador
Carta al Señor Legislador de la Ley de Estupefacientes.
Señor legislador,
Señor legislador de la ley de 1916, aceptada por el decreto de julio de 1917 sobre estupefacientes, eres un cretino.
Tu ley no sirve más que para fastidiar la farmacia mundial sin beneficio para el nivel toxicómano de la nación porque
1° El número de toxicómanos que se aprovisionan en las farmacias es mínimo;
2° Los verdaderos toxicómanos no se aprovisionan en farmacias;
3° Los toxicómanos que se aprovicionan en las farmacias son todos enfermos.
4° El número de toxicómanos enfermos es mínimo comparado con el de toxicómanos por placer;
5° Las restricciones farmacéuticas de la droga no molestarán a los toxicómanos voluptuosos y organizdos;
6° Siempre habrá infractores;
7° Siempre habrá toxicómanos por vicio de forma, por pasión:
8° Los toxicómanos enfermos tienen sobre la sociedad un derecho imperedecedero , que se los deje en paz:
Es, sobre todo, una cuestión de conciencia.
La ley de estupefacientes pone en manos del inspector-usupador de la salud pública el derecho a disponer del dolor de los hombres; es una pretensión singular de la medicina moderna la de querer dictar sus reglas a la conciencia de cada uno. Todos los bálidos de la carta oficial no tienen poder de acción frente a este acto de conciencia: más aún quela muerte, yo soy el dueño de mi dolor. Todo hombre es juez, y juez exclusivo, de la cantidad de dolor físico, y de la vacuidad mental que pueda soportar honestamente.
Lucidez o inlucidez, hay una lucidez que ninguna enfermedad podrá quitarme, es la que me dicta el sentimiento de mi vida física. Y si yo he perdido mi lucidez, la medicina no tiene otra cosa que hacer sino darme las sustancias que me permitan recobrar el uso de esta lucidez.
Señores dictadores de la escuela farmacéutica de Francia, sois unos pedantes roñosos; hay una cosa que debería medir mejor: el opio es esta imprescindible e imperiosa sustancia que devuelve a la vidad de su alma a quienes tuvieron la desgracia de perderala.
Hay un mal contra el cual el opio es soberano y este mal se llama Angustia, en su forma mental, médica, psicológica o farmacéutica, o como quieran.
La Angustia que hace a los locos.
La Angustia que hace a los suicidas.
La Angustia que hace a los condenados.
La Angustia que la medicina no conoce.
La Angustia que vuestro doctor no entiende.
La Angustia que quita la vida.
La Angustia que corta el cordón umbilical de la vida.
Por vuestra inicua ley ponéis en manos de personas irresponsables, cretinos de la medicina, farmacéuticos cochinos, jueces fraudulentos, doctores, comadronas, inspectores-doctorales, el derecho a disponer de mi angustia, de una angustia que es tan aguda como las agujas de todas las brújulas del infierno.
Temblores del cuerpo o del alma, no existe sismógrafo humano que permita llegar a una evaluación de mi dolor con precisión, que aquella, fulminante, de mi espíritu.
Toda la azarosa ciencia de los hombres no es superior al conocimiento inmediato que puedo tener de mi ser: Soy el único juez de lo que está en mí.
Volved a vuestros graneros, médicos hediondos, y tú también, señor Legislador Moutonier, que no deliras por amor a los hombres; es por tradición de imbecilidad. Tu ignorancia de lo que es un hombre sólo es comparable a tu estupidez pretendiendo limitarlo. Yo te deseo que tu ley recaiga sobre tu padre, sobre tu madre, sobre tu mujer y tus hijos, y toda su posteridad. Y ahora me trago tu ley.
Antonin Artaud (en "El Pesa-nervios").
16 ene 2009
Sagués y el consumo de drogas
Muy impresionante, como siempre la nota de Néstor Sagués en La Nación de hoy, sobre el consumo de drogas (ver acá). Impresionante en ese darle respaldo normativo a los meros hechos, muchas veces reprochables, que se suceden a nivel jurídico, en este caso a partir de decisiones de la Corte Suprema. No acuso aquí a Sagués de ser "consevador," o de ser "de derecha," o de defender malintencionadamente, por las malas razones, alguna particular, polémica, decisión de la Corte. No. Mi queja se presenta frente al hecho de que los que piensan el derecho, los que teorizan sobre el derecho, se conviertan, simplemente, en acríticos analistas de lo que hace la justicia. Sagués, en este caso, comenta los cambios drásticos que han manifestado las decisiones de la Corte en materia de consumo de estupefacientes, diciendo básicamente que (estas son mis palabras) "y sí, así son las cosas." Su teorización al respecto se limita a señalar que "estos cambios jurisprudenciales se vinculan con las inconstitucionalidades 'evolutivas', como las hemos llamado (algo que es constitucional pasa a ser inconstitucional y viceversa, y más de una vez)." En otros términos: pasa cualquier cosa, qué le vamos a hacer, y si no les gusta habrá que cambiar la Constitución. Pero no! No es así. Para mí, una "reflexión" como la anterior es similar a decir, frente a una inconstitucionalidad resultado del pago de un soborno: "nos enfrentamos aquí a un nuevo tipo de inconstitucionalidad: las inconstitucionalidades pecuniarias." No! No podemos decir eso! Eso es darle fuerza normativa a los meros hechos. No será hora de decir, por qué (en materia de drogas), "Colavini" y "Montalvo" estaban MAL decididas, por qué "Bazterrica" y "Capalbo" estaban BIEN. O viceversa! Pero dándonos, y dándole al ciudadano, herramientas para pensar y criticar los fallos, ofreciendo razones. Por favor, hacemos eso para la próxima?
14 ene 2009
Breve nota a GOD
13 ene 2009
Algo más sobre la "democracia de propietarios"
Volvemos breve pero insistentemente sobre un tema que me interesa e interesó a varios, y que dejamos pendiente hace unos días: el de la “democracia de propietarios” (DP) propuesta por Rawls, y expuesta/desarrollada por Samuel Freeman en su libro sobre el autor de la “Teoría de la Justicia.”
Freeman avanza un poco más desde la más o menos escueta presentación de Rawls sobre la “democracia de propietarios” (que es el único sistema de organización económica que Rawls considera compatible con su teoría de la justicia, junto con el “socialismo de mercado,” sobre el que también podemos volver).
Para Freeman, éstos serían algunos de los rasgos distintivos de la DP, frente a los esquemas dominantes, y especialmente frente a la alternativa del estado de bienestar. (la explicación incluye algunos términos más técnicos que requieren, obviamente, que quien no esté familiarizado con ellos vuelva sobre el texto original de Rawls).
1) Se trata de un sistema que, a diferencia del capitalismo, promueve la dispersión de la propiedad de los medios de producción, “de modo tal que los trabajadores puedan controlar el capital y sus condiciones de trabajo, ya sea en su carácter de propietarios, o como miembros de sindicatos o cooperativas de trabajadores.”
2) A diferencia de un sistema tipo “welfare state,” la DP asegura que no haya “largas disparidades de ingreso y riqueza entre los más y menos aventajados.” Tales desigualdades son combatidas para asegurar “el valor equitativo de las libertades políticas iguales y una equitativa igualdad de oportunidades.”
3) A diferencia de lo que ocurre en el estado de bienestar, aquí se limita “el efecto de la riqueza privada sobre las campañas políticas,” restringiendo las contribuciones y las campañas privadas; promoviendo la existencia de foros públicos para la discusión de temas de relevancia social, etc.
4) Los trabajadores no son forzados a trabajar por salarios en actividades respecto de las cuales carezcan de interés, ya que ellos cuentan con creciente control sobre su trabajo, y protección en el mismo.
5) El mínimo social es más alto que en el estado de bienestar, dado que el objetivo de la DP no es el de maximizar la suma total de la riqueza, como en el estado de bienestar, sino el nivel de riqueza e ingreso promedios.
6) Las donaciones y herencias son limitados, de modo tal que las concentraciones de riqueza no pueden trasladarse de una generación hacia otra.
La seguimooos
12 ene 2009
7 ene 2009
Libro cátedra/ Donaciones del Libro de Penal
Y más temprano que tarde estaremos cumpliendo con el segundo libro de regalo, que será el de penal ("De la injusticia penal a la justicia social"), pero como tenemos pocos ejemplares, de éste último sólo regalaremos algunos, a quienes justifiquen interés (serán pocos, pero me animaría a hacer algunos envíos por correo si fuera necesario). Si hay algún interesado en este último, que vaya pensando justificación, y después decidimos beneficiados
6 ene 2009
Anticapitalismo en Rawls
Inspirado por la grata presencia del amigo Pablo G. (de sabático en Buenos Aires, recién llegado de Montreal), retomé la lectura del libraco "Rawls," de Samuel Freeman. Lo que más me interesa del libro son sus páginas sobre la visión económica de Rawls, y sus apuntes biográficos sobre el autor examinado, pero todo el libro está bien y vale la pena como material de estudio.
Lo que voy a resaltar por el momento, entonces, son unos apuntes del libro de Freeman sobre la relación Rawls-capitalismo-"teoría del derrame," pero antes unos breves apuntes sobre el propio Freeman.
Ex alumno de Rawls (abandonó el ejercicio del derecho cuando leyó la Teoría de la Justicia, para dedicarse desde entonces a la Filosofía Política, e ir a estudiar con Rawls) y cercano seguidor-analista de las ideas de su maestro, Samuel Freeman ha construido buena parte de su carrera académica en torno al autor de Teoría de la Justicia. Sus trabajos recientes al respecto incluyen
i) una monumental-exhaustiva obra de análisis de "todo Rawls" (que es la que ahora estoy leyendo)
acá
ii) una extraordinaria compilación de análisis críticos sobre Rawls,
acá
iii) una colección de ensayos propios sobre Rawls
acá
iv) la edición de los "Collected Papers" de Rawls,
acá
y v) la edición de las (para mí maravillosas) "Lectures" de Rawls sobre Filosofía Política (con el propio Pablo G. acabamos de publicar (está en inglés, por eso no la cuelgo ahora) una reseña de este hermoso libro)
acá
Del libro "Rawls" me gusta, en particular, el modo en que Freeman presenta el "principio de diferencia" de la "Teoría de la Justicia" como "exactamente lo opuesto" de la extendida propuesta (muy extendida en nuestro país, plenamente kirchnerista, por ejemplo) de la "economía del derrame" (o "trickle down economics"). Esta última visión se concentra, "como sugiere el término, en la suerte de los más favorecidos, primero, para maximizar las ganancias que ellos reciben, y así luego permitir el derrame sobre las clases más desfavorecidas, de los efectos económicos de aquello que no es consumido inmediatamente por los más aventajados."
El "principio de la diferencia," en cambio, se centra en y parte de los más desaventajados. En el modelo que propicia Rawls, las desigualdades económicas no se permiten, salvo que sean necesarias para beneficiar a los más desaventajados, y además (esto es muy importante) los beneficien de modo óptimo (adviértase, esto no es igual a señalar que "además los beneficia" o "los beneficia un poco" o "también los beneficia a ellos").
Freeman también destaca, como debe hacerse, que la propuesta de Rawls es enemiga del capitalismo entendido como sistema que genera "enormes desigualdades de riqueza, que normalmente se acompañan de gruesas desigualdades de poder político y oportunidades educacionales y profesionales."
Más aún, Freeman aclara que la propuesta de Rawls no sólo es enemiga del capitalismo de "laissez faire," sino también (super-importante) del "estado de bienestar," al que considera insuficiente e indebida y directamente basado en una filosofía utilitarista, que Rawls rechaza.
El "welfare state" es criticado por Rawls, sobre todo, por tres razones
1) No asegura un "mínimo social" indispensable para garantizar el valor "real" de la libertad para los más desaventajados
2) No se esfuerza en limitar las desigualdades de riqueza e influencia económica, que socavan el valor de las libertades políticas
3) Dada la concentración de riqueza y las gruesas desigualdades que permite, el "estado de bienestar," tal como lo conocemos, determina la ausencia de oportunidades equitativas para todos, por lo que una mayoría de ciudadanos queda en posición de ausencia de poder y autoridad sobre la vida económica y social. "El control efectivo sobre el capital y la industria queda concentrado en una pequeña clase, mientras que la gran mayoría no tiene control sobre las condiciones de su trabajo."
De allí que Rawls favorezca un sistema de "socialismo de mercado" o una "democracia de propietarios," tema sobre el que deberemos volver en una oportunidad cercana
Le Clézio
La semana anterior empecé a leer, con sospechas, al último premio nobel de literatura, J.M.G. Le Clézio. El libro que leí -El africano- es pequeñito, y relata sus años de niño en África, y su relación con su padre -el africano del título- en esos tiempos itinerantes. Me sorprendió, en su triste serenidad y dulzura, que supongo contrasta con sus primeros trabajos (admirados, dice aquí en la contratapa del libro, por Foucault y Deleuze, sea lo que sea lo que ello signifique).
Dice Le Clézio, casi sobre el final,
"Pero me acuerdo de todo lo que recibí cuando llegué por primera vez a África: una libertad tan intensa que quemaba, me embriagaba y la gozaba hasta el dolor. No quiero hablar de exotismo; los niños son absolutamente ajenos a ese vicio. No porque vean a través de los seres y de las cosas, sino porque, justamente, sólo ven eso: un árbol, un hueco en la tierra, una colonia de hormigas constructoras, una banda de chicos turbulentos en busca de un juego, un viejo de ojos nublados que tiende una mano descarnada, una calle en un pueblo africano un día de mercado, eran todas las calles de todos los pueblos, todos los chicos, todos los árboles y todas las hormigas. Ese tesoro está siempre vivo en el fondo de mí y no puede ser extirpado. Mucho más que de simples recuerdos, está hecho de certezas."
(nota sobre él en Radar del domingo, acá)
3 ene 2009
La “mano dura” en situaciones de desigualdad extrema
Artículo que sacamos hoy en P12, acá
Y el texto también va agregado a continuación
La “mano dura” en situaciones de desigualdad extrema
Recurrentemente, por ciclos cada vez más cortos, volvemos a escuchar discursos favorables a la “mano dura” contra el delito. Algo cansados de la repetición discursiva, deberíamos proponer que, ante cada nueva oleada de propuestas “duras,” se pongan en debate otra serie de cuestiones paralelas, muy vinculadas al tema y, sin dudas, mucho más relevantes que las primeras. Me refiero aquí a una discusión sobre la justificación del uso de la coerción en situaciones de extrema desigualdad social.
El tipo de reflexión que propongo, que encuentra obvio apoyo en la discusión académica internacional, comienza con esta serie de interrogantes. En primer lugar, se parte de una pregunta que es la más básica y central de la filosofía política, al menos en el último siglo, que es la que se refiere a la justificación general de la coerción, particularmente en sociedades diversas y multiculturales como la nuestra, es decir compuestas por múltiples individuos y grupos con ideas, creencias y proveniencias diferentes. En contextos semejantes, no es fácil justificar que el Estado imponga (aún sobre aquellos que votan sistemáticamente en contra de quienes gobiernan) la obligación de realizar ciertas conductas, a partir del temor a una sanción (i.e., la obligación de pagar impuestos que ayudan a solventar una guerra). La cuestión es elemental, y ha desvivido a buena parte de las ciencias sociales modernas.
Ahora bien, la respuesta frente a tal tipo de preguntas se torna más difícil cuando aquello que está en juego tiene que ver (no con la coerción en sentido tan amplio sino, más específicamente) con el derecho criminal y el uso de las formas más extremas de la sanción penal –incluyendo, por caso, la privación de la libertad. Si la justificación del pago de ciertos impuestos puede parecer complicada, la justificación de la sanción penal deja en vilo los mejores representantes de la teoría penal. Qué conducta puede ser merecedora de un reproche tan extremo? Resulta claro, por lo demás, que si la justificación de la privación de la libertad no es sencilla, ella se torna por lo demás compleja cuando nos acercamos al mundo real, y tomamos nota de la liviandad con que las personas son privadas de libertad y, sobre todo, de las implicaciones concretas de dichos actos privativos de la libertad. Ello es así, sobre todo, cuando examinamos la cuestión a la luz de una Constitución como la argentina. Nuestra Constitución, aún en su austeridad y conservadurismo originarios, dejaba en claro que las cárceles debían reunir ciertos requisitos muy básicos y de sentido común (“las cárceles deben ser sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas”), pero a la vez tan tremendamente exigentes frente a nuestra realidad de hoy, que alguien podría decir sin temor a equivocarse que todas nuestras cárceles se encuentran en la actualidad en situación de abierta violación de la Constitución.
Sin embargo, no es éste el punto que me interesaba marcar, ni era ésa la estación final de mi análisis. Lo que me interesaba decir tenía que ver con que la justificación de la coerción es aún más difícil, sino directamente imposible, cuando queremos defender esa coerción penal (y más aún, la coerción penal del “mundo real”) en contextos de extrema desigualdad social. En tales circunstancias, tenemos todas las razones para sospechar que aquellos mejor situados utilizarán su poder de influencia para orientar la violencia estatal en su propio beneficio, y así mantener los privilegios de los que gozan, en perjuicio de los menos privilegiados (contra quienes no necesitan tener nada en particular: sólo el hecho de que los últimos suelen cruzarse en su camino). La predicción es, en apariencia, apocalíptica y conspirativa, y sin embargo…Sin embargo, cuando volvemos nuestra mirada, otra vez, sobre el “mundo real,” lo que vemos es que las cosas son aún peores de como las habíamos pensado (y peor cuanto mayor es la desigualdad –y consecuentemente menor el respeto a las reglas- del país en cuestión), Para decirlo de modo más concreto, es difícil encontrar un caso en donde la historia no se repita, y no tengamos, por un lado, una sociedad desigual y (social/culturalmente) heterogénea, y por otro, cárceles absolutamente homogéneas en su composición, básicamente repletas de miembros de los sectores sociales más desfavorecidos. No hace falta decirlo, en tales sociedades son los más pobres los que más padecen la fuerza de la ley, y –no casualmente- los que menos intervención tienen a la hora de redactar, aplicar e interpretar esas leyes. El uso de la coerción más extrema, en tales condiciones, debe convertirse en un ejercicio titánico.
Por todo lo dicho, ante cada nueva embestida del discurso de la “mano dura,” convendrá calmar un poco a los Ricos y Sciolis de turno, y plantearles –de modo también recurrente- una serie de problemas particularmente serios que enfrentan las soluciones que ellos regularmente nos proponen.
2 ene 2009
Pogge sobre la justicia global
Del infatigable Leonardo G.J., una nueva traducción de Thomas Pogge, sobre la Justicia Global. El link, acá
Vamos a ver si Joshua Cohen nos permite publicar un artículo manuscrito, en inglés, tremendamente crítico sobre los escritos de don Thomas en el tema de la justicia global. Pocas veces vi una crítica tan fuerte de un autor (igualitario digamos), sobre otro (ídem), desde una que le hiciera Brian Barry al libro "Liberalismo Político" de John Rawls, en Philosophy and P. Affairs (en la que Barry termina diciendo que el peor enemigo de John Rawls-Teoría de la Justicia, es John Rawls-Liberalismo Político)