19 sept 2009

La siesta y la naranja.

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Visitamos, ahora, un poco a los estilos clásicos dejando descansar a poetas como Lamborghini Brothers o Paul Éluard. Entonces, en esta nueva sintonía, encontramos al tucumano Juan José Hernández, vinculado con el canónico grupo de la revista Sur. De J.J. Hernández, realmente me inquieta esta poesía, incluida en su obra poética titulada Desiderátum (publicada por AH editores) que logra una ambientación y un clima atrapante entorno a un suceso desgraciado pero delicadamente narrado. Lo editamos un poco para transcribirlo. Acá y acá tienen más información del autor.

La siestas y las naranja
por Juan José Hernández.
Hay niños que no son niños.
Novalis.
1.
De casa pobre, de habitación rosada
y cocina impaciente,
de rata ahogada en un charco gris,
de hormigas que comían las patitas
de las palomas del vecino
y el padre tuyo, grande, con despertador, llaves
y voz tierna cerca del desayuno pobre;

sí, de casa pobre tu niñez -escuela,
gorro frigio, cordilleras, el himno-
ibas creciendo dulce y oscuro, sin patio
sin begonias, sin amigos
de sonriente cumpleaños y velitas,

solo, vigilando el júbilo temprano del maíz,
la lluvia, el tren de Trancas, la esquina
donde se amaban los gatos, y el día bueno
tu domingo más claro y recién puesto.
Después el baldío de enfrente,
la mujer que arrastraba su largo batón triste
por las habitaciones destruidas.
Y tú allí, oscuro ángel -piel espléndida
y ramo para afligir mi sangre-
andando por tus calles profundas y apagadas
con ademán cansado y lenta luz de tarde.

2.
Diré tu infancia buena,
tus juegos junto a un girasol,
tu herbario, tu traje de domingo
y las siestas de explorador en África.

No sabías que más allá del tesoro escondido
y de los colmillos de elefantes en el fondo de un lago,
(más allá de África aún)
estaba un ángel triste preparando tu muerte.

3.
Te conocí pequeño, jugando
con carreteles que eran tranvías o trenes,
en el patio de tierra de tu casa.

A la escuela llevabas tu seriedad de perro,
un tintero, un cuaderno, un lápiz caramelo.
Niñez, hongos pintados y noches de terror
cuando a la mecedora volvía el quejido
del abuelo muerto.

En el patio aprendiste que las hormigas
hacen puentes de palo y comen los helechos
y que en la puerte cancel volaban trasparentes
los ángeles ambiguos del visillo.

Amabas, indolente,
la siesta y la naranja luminosas.
Pero afuera, con maternal paciencia,
la muerte te aguardaba en un balneario
para llevarte a un verano sin almanaques.

Yo no sé si niños bañistas te llamaron
o el agua prometía su fauna de sorpresas
o si el amigo cómplice te mostraba un caballo
para vencer la noche y el despierto presagio.
Ahora, qué seguras hormigas
por el patio mientras otro niño te llora y te dibuja
en su cuaderno de cenizas.

(Ya inauguras tu muerte, ya entretienes tu muerte
en un circo apagado, con ranas trapecistas)

4.
El negro cosechaba un fruto ácido
y sorbía su jugo con deleite y espanto
El negro olía la noche y el jadeo del mar
se confundía con el de su pecho alucinado.

El negro visitaba a la mujer callada
en su cubil de fiera: allí se amaban
entre luciérnagas, piojos y esqueletos de pájaros.

El negro miraba caer la lluvia sobre el asfalto
y recordaba aguaceros de su aldea natal.
Pobre corazón suyo con alas y hojas
añorando un paisaje de veloces antílopes
griterío de monos y panteras de azogue.

El negro golpeaba el caparazón sonoro
de una tortuga y cantaba con voz aguardentosa.

Lejos, la mujer callada
agitaba un pañuelo de luto en la ventana.
El negro, como un náufrago, en la cama.

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Salud!

4 comentarios:

  1. Van dos clásicos, pero de Amado Nervo

    En paz

    Artifex vitae, artifex sui

    Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
    porque nunca me diste ni esperanza fallida,
    ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
    porque veo al final de mi rudo camino
    que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
    que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
    fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
    cuando planté rosales coseché siempre rosas.

    Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
    ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

    Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
    mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
    y en cambio tuve algunas santamente serenas...

    Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
    ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!


    ___________

    No sé quién es...

    ¿Quién es? -No sé: a veces cruza
    por mi senda, como el hada
    del ensueño: siempre sola...
    siempre muda... siempre pálida...
    ¿Su nombre? No lo conozco.
    ¿De dónde viene? ¿Do marcha?
    ¡Lo ignoro! Nos encontramos,
    me mira un momento y pasa:
    ¡Siempre sola...! ¡Siempre triste...!
    ¡Siempre muda...! ¡Siempre pálida!

    Mujer: ha mucho que llevo
    tu imagen dentro del alma.
    Si las sombras que te cercan,
    si los misterios que guardas
    deben ser impenetrables
    para todos, ¡calla, calla!

    ¡Yo sólo demando amores:
    yo no te pregunto nada!

    ¿Buscas reposo y olvido?
    Yo también. El mundo cansa.
    Partiremos lejos, lejos
    de la gente, a tierra extraña;
    y cual las aves que anidan
    en las torres solitarias,
    confiaremos a la sombra
    nuestro amor y nuestras ansias...

    http://www.amadonervo.net/

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  2. Y el poeta universal, Cesar Vallejo, la misma poesía pero a dos voces....

    TRILCE


    Hay un lugar que yo me sé
    en este mundo, nada menos,
    adonde nunca llegaremos.


    Donde, aún sin nuestro pie
    llegase a dar por un instante
    será, en verdad, como no estarse.


    Es ese un sitio que se ve
    a cada rato en esta vida,
    andando, andando de uno en fila.


    Más acá de mí mismo y de
    mi par de yemas, lo he entrevisto
    siempre lejos de los destinos.


    Ya podéis iros a pie
    o a puro sentimiento en pelo,
    que a él no arriban ni los sellos.


    El horizonte color té
    se muere por colonizarle
    para su gran Cualquieraparte.


    Mas el lugar que yo me sé,
    en este mundo, nada menos,
    hombreado va con los reversos.


    -Cerrad aquella puerta que
    está entreabierta en las entrañas
    de ese espejo. -¿Esta? - No; su hermana.


    -No se puede cerrar. No se
    puede llegar nunca a aquel sitio
    -do van en rama los pestillos.


    Tal es el lugar que yo me sé.

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    Trilce nisqa

    Kanmi huh nuqah rihsisqay
    k´iti kay pachapi, ichaqa,
    manayá pipas maypas chayanmanchu.
    Chaypiqa, huh chakillanchispas
    saruyrunman chayqa,
    chiqah rimaypiqa, mana kaymi kashan.

    Chay k´itiqa manchay qhawasqan
    kay sapa p´unchay kawsaypiqa,
    ancha huh huhmanta qati qati puriypi.

    Ichaqa nuqa kikiypa sispaypin, makiypa
    iskay chiqtiypi iman, phuyu hinapin
    rikuni manchay karupipuni.

    Ripukunchisña chakillapi chaypis,
    icha silla llakikuyniykichispa wasanpi
    chaywanpis manayá imapis taxyanqachu.

    Aqapanapas kullin manarah Inti lluhsirimuhtinqa
    ch´usahyapuntahmi tukuypis hanahpi rixurihtinqa
    chaymi ninchis maypichá imapis, nispa.

    Chay k´itiqa nuqah rihsisqallaymi,
    kay pachapiqa, tukuy
    qhari qhari kashan tukuy awqatinkuypi.

    -Hahiy punkuta wisq´aykuychis
    kicharayashanmi chay lirp´uh
    wixsanpi. - Chaytá-.
    Manan; ñañantayá.
    - Manan wisq´akunchu. Manayá
    hayk´ahpis pipas chaymanqa chayanmanchu,
    chayqa manchay p´utisqan.

    Chaymi chay k´iti nuqah sapallay rihsisqayqa.


    Mas en http://amediavoz.com/vallejo.htm

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  3. hallazgo lucas, gracias

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