Ricardo Ibarlucía y Julio Montero
El 2 de mayo falleció en Buenos Aires Osvaldo Guariglia, una de las personalidades más destacadas de la filosofía argentina e hispanoamericana. Licenciado en Letras, obtuvo su doctorado en Filosofía por la Universidad de Tubigen (Alemania) con una beca de la Fundación Alexander von Humboldt. Desde el retorno de la democracia, se desempeñó como investigador del Conicet, donde alcanzó la jerarquía de Investigador superior, y como profesor titular de la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad de Buenos Aires.
Fue director del Instituto de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras, presidente de la Asociación de Filósofos de la República Argentina, y Profesor Honorario de la Universidad Nacional de La Plata. En 1986 obtuvo el Premio Nacional de Filosofía y en 2006 recibió el Premio Konex de Platino por su trayectoria. Fue presidente del Centro de Investigaciones Filosóficas (Unidad Asociada del Conicet), institución que contribuyó ejemplarmente a afianzar y desarrollar y donde se desempeñó, durante más de tres décadas, como coeditor de la Revista Latinoamericana de Filosofía y como editor de la Revista Latinoamericana de Filosofía Política.
Si bien sus preocupaciones iniciales se centraron en la filosofía antigua, especialmente en las obras de Anaximandro y Aristóteles, la reflexión sobre la ética y la filosofía política adquirieron un lugar cada vez más protagónico en sus intereses. Su gran ambición filosófica fue la de elaborar un sistema de pensamiento que reconstruyera las normas morales más fundamentales en la tradición de Immanuel Kant y las proyectara sobre la vida política, generando un orden republicano y deliberativo, coronado con directrices para una distribución igualitaria de la riqueza.
En sus estudios más recientes, abordó la compleja problemática de la justicia internacional en un mundo en constante transformación, abogando por reglas de comercio justas que promovieran el desarrollo del sur global y generaran un clima propicio para el pleno respeto por los derechos humanos y la profundización de la democracia a escala planetaria.
Su legado a las futuras generaciones comprende una extensa obra, en la que destacan sus libros Ideología verdad y legitimación (1986), Moralidad: ética universalista y sujeto moral (1996), La ética en Aristóteles o la moral de la virtud (1997), Una ética para el siglo XXI (2002) y En camino de una justicia global (2010). Al momento de su muerte, trabajaba en un libro sobre la tradición de la democracia republicana, de pronta aparición con el sello editorial Siglo XXI.
A lo largo de su dilatada carrera, Guariglia formó un gran número de discípulos, muchos de los cuales ocupan en la actualidad destacados espacios académicos en universidades argentinas y del exterior. Su seminario sobre Filosofía Práctica, dictado en el Centro de Investigaciones Filosóficas, fue un foro para debatir ideas, pensar la realidad y estudiar a los grades exponentes de la filosofía moral, que se mantuvo activo durante cuatro décadas. Por él pasaron algunas de las más reconocidas figuras de la filosofía contemporánea argentina, latinoamericana y europea.
En todos estos años de vida en democracia, Guariglia desempeño un papel fundamental en la reconstrucción de las instituciones académicas, impulsando su modernización y bregando por la consolidación de una comunidad científica rigurosa, capaz de satisfacer los más exigentes estándares de producción. Su desaparición física es un motivo de profundo pesar para la filosofía argentina. Como todos los grandes maestros, vivirá por siempre en su obra, su legado institucional y sus discípulos.
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ResponderBorrarHu! ¡qué pérdida! No hace un mes bajé del fondo de mi biblioteca para releer algunas cosillas el libro "Moralidad. ética universalista y sujeto moral", porque nunca le pude dar un cierre. ¡Qué inquietante coincidencia!
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