1) Cuando en el Talmud se explica la tradición de los Tzadikim, se habla de 36 hombres justos que existen sobre la faz de la Tierra. Esas 36 personas son las que, sin que los demás se den cuenta, sostienen al mundo, por lo que, si ellos desaparecen, el mundo entero desaparece. Ese relato maravilloso es el que retoma Borges, en su poema Los Justos, que concluye con esta línea referida a los 36 hombres justos: "Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo."
2) Enfrentado a la burocracia universitaria de por acá arriba, veo -sin mayor sorpresa- que se repite aquí lo que uno ya conoce desde otros lados: burócratas que eluden sus responsabilidades; empleados que se señalan unos a otros; administrativos que se escabullen por la primera hendija que encuentran; colaboradores que a cada instante alegan tiempo de almuerzo o de descanso; oficinistas especializados en derivarlo a uno a la oficina de al lado; funcionarios que manejan el repertorio completo de las negativas disponibles; expertos en excusas departamentales; etc.
3) Pensando en 2 (la burocracia universalmente imposible) me pregunto entonces: Quién hace el laburo? Quién es el que lleva el trámite, si cada uno de los que están a cargo de algo, "le pasa la pelota" de su responsabilidad a quien tiene al costado? Recuerdo entonces a 1 (la historia de Los Justos), y me digo: creo que hay 36 burócratas, en la Tierra, que son los que hacen todo el trabajo. Todos los demás le pasan su tarea a los otros, y eluden así la tarea que tienen a cargo. "Esos 36 burócratas, que se ignoran, están salvando al mundo"
“Tal fue el sueño: ahora diremos ante el rey su interpretación.” (Dn 2:36). Biblia de Jerusalén.
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