De lo que más me molesta e inquieta de la confirmación de Amy Barrett a la Corte de los Estados Unidos es la mentira y la inconsistencia como datos propios de la "nueva normalidad política" -la que nos lleva a todos, aquí y allá, a este desastre en el que estamos, y que reafirma el achicamiento, la degradación y la pérdida de sentido de nuestras democracias.
Cuando el Senado norteamericano rechazó la candidatura de Merrick Garland, ofrecida por el Presidente Obama el 16 de marzo de 2016, los senadores conservadores (en la voz del extremo M.McConnell) hicieron una moción de "principios": la "regla Biden", bautizada así en honor del expresidente del Comité Judicial y actual candidato a la presidencia de los Estados Unidos, que proponía posponer las nominaciones judiciales hasta después de las elecciones.
"Muy bien", pudo decir uno, apegado a la política de los principios. "Podemos atenernos a este principio, si va a funcionar igual para todos": "posterguemos la nominación" (aunque para las elecciones presidenciales -en noviembre- faltaban largos meses. "Nos atenemos a los principios, que para eso están" -podíamos decir.
Y sin embargo, lo de siempre. Una vez más. Ahora, que no faltan meses, sino una semana, para la elección, y posible cambio en la presidencia, se designa a una nueva jueza -Amy Barrett- para la más alta magistratura. Como si nada. Como si el principio antes invocado sirviera sólo para burlar ingenuos; como si las reglas iguales sólo tuvieran como objetivo acallar a los opositores ocasionales.
Así se juega, allá y acá. Lo que resulta -la política de "todo vale," "cualquier cosa", "da lo mismo"- no es gratuito: ha tenido y tendrá un costo altísimo en términos democráticos, pero no lo quieren ver, ni les interesa: sólo importa romper al enemigo.
2 comentarios:
Un gusto, Roberto. Estudio abogacía en la UNC y estoy estudiando la constitución comentada por usted cuando encontré este blog.
En el debate presidencial la primer pregunta del moderador fue justamente esta, por qué no esperar hasta las elecciones para nominar a alguien para la Corte, a lo que Donald Trump respondió que fue electo por cuatro años de gobierno y le correspondería gobernar democráticamente hasta el ultimo día de su mandato que sería el 20 de enero del año próximo. Me parece algo razonable siendo que si tendríamos que esperar hasta las elecciones, ¿Cuántas serian las cosas que podría hacer el presidente? ¿Podría subir o bajar impuestos por ejemplo? Serían meses de gobierno en el que el presidente no podrá ejercer su función como tal como dicta su Constitución.
Me gustaría saber que opina al respecto del comentario del actual presidente.
Desde ya muchas gracias.
La crítica peca de indistinción en los hechos.
Barack Obama estaba terminando su segundo mandato presidencial y se aproximaba una elección en la que podría cambiar -son los momentos en que generalmente ocurre- el partido político al frente de la Casa Blanca. Y efectivamente ello fue lo que ocurrió.
En el caso de Barrett, Trump esta terminando su segundo mandato y lo que generalmente ocurre es que los presidentes son reelectos en USA, la excepción es que ello no ocurra. El Presidente Trump sabía, además, que iba a enfrentarse a un gigantesco fraude electoral para sacarlos de la Presidencia, con apoyo mediático y empresario (lo había anticipado muchos mese antes), sectores que hoy están del lado de la lacra progresista. De hecho es lo que está ocurriendo. El fraude empezó con 12 meses de guerra psicológica, con encuestas absolutamente mentirosas que daban 10 a 12 puntos de diferencia, que en la elección se transformaron en 2. Hizo bien Trump en nominar y designar a Barrett ante la posibilidad de un robo de la elección presidencial. La situación se rige por un principio totalmente distinto al de la nominación de Garland.
Roberto, detestás a Barrett porque es católica, es originalista, y esta en contra del asesinato masivo de nonatos inocentes y del infame fallo "Roe vs. Wade", aberración moral y ética que la gente como vos llama "derecho" y "derecho constitucional". Deci que es eso y terminala. No disfraces con principismos inexistentes lo que notoriamente es ceguera y odio ideológico hacia la jueza y lo que ella representa.
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