Ayer, en la feria del libro, dos buenos colegas
–miembros de Justicia Legítima- se refirieron al proyecto de reforma del Código
Penal (acá). Las declaraciones que hicieron entonces se convirtieron en una
buena metáfora de este tiempo, y de la discusión penal en la Argentina.
· * Entre
los protagonistas del debate penal, en general, se sigue oscilando entre
elitismo y populismo.
· * El gobierno, que siempre tuvo una política conservadora y populista (también) en materia
penal (aquí marcada por el discurso bobo de “entran por una puerta, salen por
la otra”), pone en marcha una práctica cada vez más reaccionaria (hoy
distinguida por la línea que marca Scioli, que va desde “saturar las calles de policías,”
a la tontería del servicio militar obligatorio), mientras deja que circulen
discursos alternativos, para que la militancia –cada vez menor en número pero
más entusiasta- siga apoyando medidas que la derecha no se habría animado a
promover.
·
* La
gente de Justicia Legítima, que es la encargada de impulsar la circulación del
discurso alternativo (que no se convierte nunca en práctica) desata, como ayer,
su retórica incendiaria (ayer, AA hablo del Código Penal racista, sexista,
clasista; JdL sobre los delitos como “conflicto social”). Se trata de un discurso
similar al que desde acá promovimos –de otro modo- muchas veces, incluso junto
con ellos.
·
* Los
medios se escandalizan por el costado “rojo” de esas declaraciones.
· * Desde
acá seguimos criticándolos, pero por lo contrario: el costado tremendamente conservador
de lo que dicen y hacen. Ayer, al tiempo en que avanzaban en su discurso
incendiario, reconocían (son palabras de ellos), que “todos los códigos penales son conservadores, y este no es la excepción”.
Ello, porque resulta necesario “fijar
penas altas para los delitos que son estereotipados en los medios de comunicación
como los únicos delitos imaginados que causan esa sensación de malestar en la población.” Por
qué apoyarlo entonces? Por qué perder capacidad crítica? Por qué la academia
tiene que jugar de este modo el juego del “mal menor,” siendo que el mal menor
es muy grave, y podría ser reparado (o al menos ameritaría que se luche por
ello)? A quién defienden apoyando un Código que ellos mismos reconocen como conservador???
·
En
definitiva, lo mismo de siempre, y la marca de identidad de lo que ha hecho el
gobierno en la materia: discurso incendiario para la tribuna, y práctica
reconocidamente conservadora, que va corriendo presta detrás de lo que dicen los
medios. Me pregunto para qué cuernos servirá la política, si lo que hace es ir desesperadamente
detrás de lo que dicen los grupos dominantes; me pregunto para qué servirá la academia
penal de izquierda, si lo que viene a hacer es legitimar la práctica
punitivista que quiere la derecha (pasaron de Justicia
Legítima, a Justicia que Legitima). Se trata del peor servicio imaginable que
pueden ofrecer: con retórica izquierdista, terminar sirviendo a la consagración y
consolidación del orden conservador existente. Y lo hacen cada día, y no se
arrepienten, y están orgullosos de ello (no quiero pensar que es con la expectativa de cargos futuros, rechazo la idea). En definitiva, nada (les) importa porque total, los que sufren lo que ellos
defienden son otros.