30 abr 2014

Justicia Legitima: Retórica incendiaria, práctica conservadora

Ayer, en la feria del libro, dos buenos colegas –miembros de Justicia Legítima- se refirieron al proyecto de reforma del Código Penal (acá). Las declaraciones que hicieron entonces se convirtieron en una buena metáfora de este tiempo, y de la discusión penal en la Argentina.  

·         * Entre los protagonistas del debate penal, en general, se sigue oscilando entre elitismo y populismo.

·     * El gobierno, que siempre tuvo una política conservadora y populista (también) en materia penal (aquí marcada por el discurso bobo de “entran por una puerta, salen por la otra”), pone en marcha una práctica cada vez más reaccionaria (hoy distinguida por la línea que marca Scioli, que va desde “saturar las calles de policías,” a la tontería del servicio militar obligatorio), mientras deja que circulen discursos alternativos, para que la militancia  –cada vez menor en número pero más entusiasta- siga apoyando medidas que la derecha no se habría animado a promover.
·        
       * La gente de Justicia Legítima, que es la encargada de impulsar la circulación del discurso alternativo (que no se convierte nunca en práctica) desata, como ayer, su retórica incendiaria (ayer, AA hablo del Código Penal racista, sexista, clasista; JdL sobre los delitos como “conflicto social”). Se trata de un discurso similar al que desde acá promovimos –de otro modo- muchas veces, incluso junto con ellos.

·         * Los medios se escandalizan por el costado “rojo” de esas declaraciones.

·         * Desde acá seguimos criticándolos, pero por lo contrario: el costado tremendamente conservador de lo que dicen y hacen. Ayer, al tiempo en que avanzaban en su discurso incendiario, reconocían (son palabras de ellos), que “todos los códigos penales son conservadores, y este no es la excepción”. Ello, porque resulta necesario “fijar penas altas para los delitos que son estereotipados en los medios de comunicación como los únicos delitos imaginados que causan esa sensación de malestar en la población.” Por qué apoyarlo entonces? Por qué perder capacidad crítica? Por qué la academia tiene que jugar de este modo el juego del “mal menor,” siendo que el mal menor es muy grave, y podría ser reparado (o al menos ameritaría que se luche por ello)? A quién defienden apoyando un Código que ellos mismos reconocen como conservador???


·         En definitiva, lo mismo de siempre, y la marca de identidad de lo que ha hecho el gobierno en la materia: discurso incendiario para la tribuna, y práctica reconocidamente conservadora, que va corriendo presta detrás de lo que dicen los medios. Me pregunto para qué cuernos servirá la política, si lo que hace es ir desesperadamente detrás de lo que dicen los grupos dominantes; me pregunto para qué servirá la academia penal de izquierda, si lo que viene a hacer es legitimar la práctica punitivista que quiere la derecha (pasaron de Justicia Legítima, a Justicia que Legitima). Se trata del peor servicio imaginable que pueden ofrecer: con retórica izquierdista, terminar sirviendo a la consagración y consolidación del orden conservador existente. Y lo hacen cada día, y no se arrepienten, y están orgullosos de ello (no quiero pensar que es con la expectativa de cargos futuros, rechazo la idea). En definitiva, nada (les) importa porque total, los que sufren lo que ellos defienden son otros.  

No hay inflacion, no hubo devaluacion, no hay nuevo tarifazo

100 por 100 de aumento en las tarifas de la linea San Martin de trenes, mientras reintroducen la discusion sobre la reinstalacion del servicio militar. Adelante, por nuevos derechos!

29 abr 2014

Rarezas: Por qué será que el PE no reglamenta la Ley de Tratas, después de dos años?

En un tema híper-sensible, el gobierno "de los derechos" sigue violando derechos: dos años y ni se mosqueó en reglamentar la Ley de Trata de Personas, luego de llenarse la boca con el tema. Por qué será? No será que en realidad el gobierno está comprometido con el tema, pero no del modo esperado?
Diana Maffía sobre el tema, acá

Michael Tonry ataca de nuevo: pobreza, crimen y castigo

Michael Tonry es de los pocos estudiosos del castigo que sigue trabajando en nombre de los desaventajados (lo han hecho J. Murphy, A. Duff, T. Honderich, entre pocos otros). Es insólito (o no?) que la teoría penal, luego de décadas, siga diciendo las mismas tonterías de siempre, frente a los pobres involucrados en la comisión de un delito. Para la teoría retributivista que volvió a dominar la escena desde los años 70, lo único que parece importar es que quien cometió la ofensa esté en control de sus facultades mentales, y no quede comprendido en alguna de las tradicionales causas exculpatorias o mitigantes (donde las "gross forms of economic necessity" que preocupaban al filósofo analítico H.Hart, ya no cuentan más). Tonry, en cambio, es uno de los pocos que, paso a paso, pero de modo persistente, se negó a seguir la corriente. En los 90, desde su libro Malign Neglect, y hasta ahora mismo (a punto de publicar su contribución en un libro homenaje a von Hirsch, quien supo, al menos, plantear el interrogante -que respondiera de modo insuficiente- acerca de las posibilidades de "un castigo justo en un mundo injusto"), Tonry estuvo en la brecha. Básicamente, mostrando sus dudas, y abriendo el camino para una aproximación diferente al problema. Primero, la existencia de "profundas desventajas sociales" pone en cuestión la misma legitimidad de cualquier sistema de castigo penal. Segundo, y de modo más específico, ya contamos con evidencia empírica suficiente, con poder productivo, que nos ayuda a reconocer las muy diferentes probabilidades de cometer un delito, dependiendo del área en donde uno sea criado. No se trata de señalar, a partir de entonces "por tanto, carta blanca para cualquier acción, en la medida en que seas pobre." Esto sería insistir en el mundo de la tontería. Se trata, simplemente, de empezar por no negar lo evidente, y empezar a repensar el sistema penal para que deje de ser la trampa atrapapobres que es hoy.

27 abr 2014

Nuevo libro sobre democracia y constitucionalismo

Editado por don García Jaramillo, y con cantidad de colegas queridxs

(texto de la presentación del libro)


Desde los textos fundacionales del constitucionalismo se ha planteado la muchas veces difícil relación entre una forma de organización política determinada por un texto que ocupa la cúspide de la pirámide normativa, y la forma adecuada de realizar el autogobierno colectivo. La democracia hace referencia a una doctrina política en virtud de la cual el pueblo se autogobierna. Procura una correspondencia entre quienes configuran la ley y quedan a su vez obligados por ella, por lo que se realiza el ideal de gobierno que consiste en la autodeterminación individual y colectiva. La democracia en tanto autogobierno y respeto al principio de mayorías significa actualmente, sobre todo, respeto a las disposiciones que consagran los derechos fundamentales y las reglas de juego democrático, las cuales hacen parte de las constituciones contemporáneas.

La democracia constitucional significa que la soberanía reside en el pueblo que es quien detenta en últimas el poder político. Significa también que ese autogobierno, que ese poder, no se puede ejercer de cualquier forma. Este libro aborda algunos de los problemas teóricos más acuciantes que plantea la incorporación del modelo de la democracia constitucional, desde tres ideas principales que, a su vez, estructuran las tres partes del libro: el constitucionalismo democrático, la democracia y la libertad de expresión, y los derechos como límite a la democracia.

25 abr 2014

Después de la violencia



Se organiza en Montevideo (8-9 de Mayo) una conferencia internacional que les podría  interesar o interesar a colegas uruguayos : "Después de la Violencia. Europa / America Latina. Experiencias cruzadas". Sitio web de la conferencia con todos los datos y el programa : http://www.despuesdelaviolencia.fr

Década ganada: 36,5% de pobres, 12% de indigentes

Según el buen estudio de Claudio Lozano, Tomás Raffo, and co., que se ve acá
Otra gran metáfora de la época: aumentar el número de hambreados (5 millones con hambre) no importa. Lo único que interesa es que no se sepa. Han sido siempre lo peor.

p.d.: el jefe de gabinete (...) negó las terribles cifras de modo contundente. Como prueba indudable, dijo que la pobreza bajó realmente mucho, pero mucho mucho¡

23 abr 2014

Becas Fulbright-Consejo de la Magistratura-CABA para estudios en el exterior

CHARLA SOBRE BECAS FULBRIGHT-CONSEJO DE LA MAGISTRATURA DE CABA

La Fundacion Fulbright esta dando becas para abogados en el marco del convenio Fulbright-Consejo de la Magistratura de CABA. Estas becas están dirigidas a abogados y miembros del Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que quieran cursar un LLM o hacer un proyecto de investigación en Estados Unidos. Para explicar en qué consisten  estas becas de capacitación vamos a dar una charla presencial el 30 de abril próximo a las 14.30. Es necesario registrarse previamente en http://fulbright.edu.ar/servicios/charlas-informativas/, pero la charla es gratuita.

Violencia en la vida cotidiana (Auyero/ Berti)

Javier Auyero (de quien hace un tiempo reprodujimos esta gran entrevista, aca la primera parte; y comentamos algo de su reciente libro, aca), escribe hoy, junto con M.F. Berti, sobre la violencia al interior del hogar, y del modo en que ella dialoga ásperamente con la violencia de afuera del hogar. El texto de hoy, aca

22 abr 2014

Sacarle los planes sociales a los que corten la calle (PRO). Con pd.

A los salames kirchneristas que quieren definir como protesta legítima sólo la que los aplaude a ellos, se suma ahora algún salame del PRO, que propone quitarle los planes sociales a los que corten calles (acá), con lo que reafirma el criterio k de "si te pago, obedeceme y quedate callado." Tómense de la mano y váyanse todos de una vez. (Ya le volteamos el proyecto a los k, vamos ahora contra el proyecto PRO: qué plaga¡ no se acaban nunca¡)

Pd: suma esta pequeña gran nota del amigo Lo Vuolo, del domingo, acá: inclusión por control y represión social

No discutir el derecho penal en la esquina (Zaffaroni)

Ayer citaba el testimonio de Arslanián, diciendo que la reforma del Código debía consultarse con intelectuales y especialistas (el pueblo, lejos). Pense que podia tratarse de un error, o una imprecision (asi me lo hicieron saber desde el nucleo duro de la reforma). Pero hoy leo las declaraciones de Zaffaroni diciendo que

"No se puede pretender que el Código Penal salga de la voz del pueblo" ni que "pueda discutirse en la esquina o en los medios de comunicación"... Zaffaroni cuestionó de esa forma "el desprecio y la subestimación a los juristas" y enfatizó: "El derecho popular llevó a ser la máscara de la experiencia más aterradora del siglo pasado"

Más allá del River-Boca, del kirchnerismo-antikirchnerismo, la disputa en torno a la reforma del Código Penal es bien interesante, porque muestra de un modo asombrosamente de manual, de qué forma la pelea involucra a los extremos del elitismo y el populismo, mientras que ambas posturas ignoran o dejan fuera de juego a la discusión pública en torno al Código, la única opción aceptable, para mi gusto. Los elitistas/welfaristas, como es habitual, defienden una posición más "científica"(y a mi gusto mucho más sensata que la de los populistas), mientras que el populismo suele defender una posición "mano-durista". Pero mientras los primeros descartan que el pueblo participe en estas discusiones, "porque el pueblo no entiende", porque "el derecho popular" es sinónimo de "terror", el populismo realiza una apelación de superficie al pueblo ( invoca entonces lo que el pueblo "seguramente quiere", o acepta, efectivamente, sólo a la pregunta irreflexiva: "más penas o menos penas", sin abrir la puerta a la posibilidad cierta de discutir, contrastar argumentos, ver los matices, debatir entre todos, finalmente).  

Los elitistas dicen saber cuáles son los intereses del pueblo. Los populistas dicen saber cuál es la voluntad del pueblo. Pero en este punto son lo mismo: ninguno está dispuesto a abrir la discusión al pueblo. (Aclarando por milésima vez: discutir popularmente no es lo mismo que plebiscitar, que puede hacerse sin discutir en absoluto).

21 abr 2014

A esto le llamamos elitismo penal (con pd massista)

Como varios hicimos críticas al proyectado Código Penal por el elitismo con que era concebido, hoy comienzan sesiones de discusión en torno al mismo. Bienvenido este paso adelante. Pero hay un pero importante (nunca nos conformaremos con nada). Lo venimos diciendo desde el minuto uno: Si el tipo de populismo penal (que defendió desde siempre el kirchnerismo, y) que hoy encarna el hijo descarriado del kirchenismo, Massa, es repudiable, también lo es y lo sigue siendo, el elitismo penal que, a pesar de la aparente apertura, desde el oficialismo se mantiene en torno al Código (y que Página celebra como lo que no es, acá). Lo que pedimos es: a) apertura de la discusión a la sociedad civil, y sobre todo a los más afectados por las políticas penales; y b) garantías de que no serán terapias de grupo, garantía de que  las discusiones se traducirán en cambios relevantes en la redacción del Código posterior. Ninguna de las dos cosas va a pasar. Te lo dice clarito Arslanián, que desde el oficialismo citan con orgullo (extraigo el testimonio de Página):


–¿Piensa que esto va a contrarrestar la campaña de Sergio Massa?

–Sí. Hay que escuchar a quienes tienen autoridad profesional e intelectual para dar opiniones válidas. Vivimos mucho tiempo bajo la fuerza de un Derecho penal puramente simbólico, sostenido sobre la base de la ilusión de la multiplicación de las penas, sin tener en consideración si eso tenía algún grado de eficacia o no. El Derecho penal simbólico tiene que abrirle paso a otro tipo de respuesta estatal.
Esto es: la discusión es nuestra, la de los profesionales e intelectuales. Que el resto, los ignorantes, no metan su sucia nariz.

Pd.: Para algun despistado que pregunta si mi critica es similar a la de Massa (habiendo escrito ya lo que escribi mil veces, y tambien en este post) aclaro: lo que propone el massismo es lo mismo que lo del kirchnerismo, es decir, elitismo en la practica, disfrazado de populismo. La decision siempre va a estar en manos de unos pocos, porque no le interesa la discusion publica, ni va a recurrir nunca a ella, aunque le interesen, como al kirchnerismo, las encuestas que, otra vez, no tienen nada que ver con la discusion publica, del mismo modo en que el mercado no tiene nada que ver con la democracia. 

19 abr 2014

Linchamientos y un ejercicio de empatía

Publicado en La Nación, acá, en respuesta a algunas notas aparecidas en ese diario sobre el tema de los linchamientos.



En los últimos día se publicaron muchas notas en relación con los recientes casos de “justicia por mano propia” y linchamientos. Una de ellas planteaba “el dilema de los vecinos asustados”, a partir del cual se nos invitaba a responder a la situación siguiente: si un grupo de “nuestros vecinos, al sentirse amenazado”, participase de un linchamiento, ¿qué haríamos nosotros? ¿Participaríamos también? Se nos sugería entonces: “Si contestáramos que no, ¿no nos estaríamos engañando?”

El ejercicio al que se nos convocaba tenía una virtud muy importante: proponernos un esfuerzo de empatía frente a una situación trágica, que incluye opciones morales que en circunstancias normales repudiaríamos. La virtud de la propuesta es la siguiente: nos ayuda a ver que personas que cometen un acto que en otro contexto calificaríamos de “monstruoso” pueden no ser monstruosas ellas mismas. Más bien, se nos sugiere, esas personas pueden parecerse mucho a nosotros mismos. No nos apuremos, entonces, a condenarlas sin más, sin pensar en el contexto, en la situación que han vivido, en lo que han sufrido, en las tensiones a las que se han visto sujetas. No nos apresuremos, tampoco, a calificarlas con términos condenatorios grandilocuentes: somos, tal vez, demasiado parecidos a ellas. No exijamos, sin más, “que se pudran en la cárcel”, como tantas veces se dice.

Ahora bien, ese mismo ejercicio de empatía que se nos proponía en relación con “los linchadores” –nuestros “vecinos asustados”- ¿no debería extenderse hacia todos aquellos que por distintas circunstancias cometen un delito? Pensemos, por caso, en la situación de la persona linchada, aquella que supuestamente había cometido una falta previa, gravísima o no. Frente a muchos de estos casos (ya que el crimen, como vemos, recorre todas las clases sociales), se nos podía haber presentado “el dilema de los pobres que atraviesan situaciones desesperadas”. Podría corresponder entonces la pregunta: “¿saldríamos a robar nosotros también, en una situación de desesperación, o frente al cuadro de nuestros hijos hambrientos? Si contestáramos que no, ¿no nos estaríamos engañando?” Recién ahora, con esta pintura más completa, el ejercicio de empatía propuesto podría ganar su verdadero sentido.

Cada uno sabrá qué aprende de este cuadro completo, qué cambia de sí mismo (en el mejor de los casos) una vez hecho el esfuerzo de ponerse en el lugar de víctimas y victimarios (cada uno sabrá, también, a quién llama cómo). En mi opinión, lo primero que debemos dejar en claro es que “entender” la motivación de las faltas cometidas por el otro, no es lo mismo que “justificar” el mal causado. Entender al otro es obviamente muy importante, entre otras cosas porque nos ayuda a reconocer que, frente a situaciones extremas, uno también podría haber optado por respuestas que habitualmente condenamos, desde el podio moral en el que solemos situarnos. Sin embargo, explicar o entender mejor no es lo mismo que justificar: acciones como las de golpear en patota, robar o matar no se justifican en casi ningún caso, y merecen ser reprochadas siempre por el Estado.

De todos modos, aparece aquí una segunda precisión importante: contra lo que solemos pensar, no hay una sola forma posible del reproche. Reprochar no es lo mismo que castigar, y castigar no es lo mismo que encerrar a alguien. Lamentablemente, estamos demasiado acostumbrados, también, a pensar en esos términos: la inercia y la falta de reflexión nos llevan allí. Así, solemos asimilar a nuestros reclamos de “justicia” con reclamos por “cárcel,” para terminar pensando que se logra “más justicia” cuando aseguramos” “más años de cárcel” para un condenado (la condena perpetua sería entonces la justicia realizada: una locura). Pero ésta no es la idea. Mi sugerencia es que, frente a crímenes atroces (provocados ya sea por el linchador o por el linchado, sujetos a quienes comparo pero no equiparo moralmente) no permitamos nunca la impunidad (impunidad es lo contrario de justicia). La idea es que reclamemos una respuesta condenatoria fuerte, desde el Estado (y desde nosotros mismos) sabiendo que el Estado tiene muchas formas posibles de reprochar inconductas, y no una sola, y no necesariamente la peor de todas. Hay un debate que alguna vez deberemos dar, acerca de la diversidad de las formas posibles que puede asumir el reproche estatal. La presencia de estos casos trágicos, que incluyen tal vez a vecinos y conocidos nuestros (a quienes no consideramos asesinos, y que de repente vemos involucrados en acciones de violencia inesperada, extrema), puede ayudarnos a pensar en la tosquedad e impertinencia de la única respuesta que venimos reservando para quien comete una falta grave: la privación de la libertad. Por lo demás, estos casos trágicos (que tal vez culminan con nuestros “vecinos asustados” en la cárcel), pueden ayudarnos a enfrentar una verdad que conocemos pero que cotidianamente escondemos bajo la alfombra de nuestro sentido moral imperturbado: hace cientos de años que en nuestras cárceles se tortura y se veja, cada día, cada hora, a cada momento, y ése es un destino que no merece nadie; una afrenta imperdonable frente a cualquier sentido ético o religioso que preservemos íntimamente, dentro nuestro. No podemos seguir conviviendo con ello, ciegos frente a lo que allí ocurre, o mirando tales situaciones con un solo ojo, como solemos hacerlo.

Lamentablemente, sin embargo, la discusión pública sobre estas cuestiones se encuentra en estos días contaminada de la peor manera: hay jueces que confunden el respeto irrestricto por las garantías de todos, con la impunidad que promueven tranquilamente, desde sus cargos; hay jueces que revolean años de condena con una irresponsabilidad y falta de empatía simplemente inhumanas; hay un gobierno que no entiende la irritación social que causa la obscena impunidad que se garantiza a sí mismo, frente a la corrupción estructural que ha montado; hay opositores que juegan el juego del populismo penal, sin medir las consecuencias sociales trágicas del discurso violentista que promueven; hay medios privados que, respondiendo sólo a la lógica del dinero, lucran livianamente con el dolor irreparable de víctimas que han quedado con el alma desgarrada, para siempre; hay medios oficiales y para-oficiales que no entienden el daño que nos causan y se causan, con la mentira y el ocultamiento que practican a diario. Y sin embargo, por ello y a pesar de ello, necesitamos seguir pensando, necesitamos insistir en el valor de seguir discutiendo.

17 abr 2014

Ocho bobadas en los fundamentos del proyecto sobre limitación a las manifestaciones (más p.d. Tauber)


El articulado es, como sabemos, reaccionario (hay que pedir permiso con 48hs de antelación; hace casi imposible protestar de modo legítimo; etc.): llega tan lejos en la limitación de las manifestaciones como no podría haber llegado nunca un partido abiertamente de derecha (entre otras cosas, por la oposición que recibiría de quienes hoy promueven este proyecto). Éste es, como ya lo dijera varias veces, el gran mérito del kirchnerismo: en nombre de la izquierda, hacer el trabajo sucio y limpiarle el camino a la derecha explícita que pueda llegar después que ellos. Pero ahora no me quiero ocupar del articulado (ya dije algo al respecto) sino de los fundamentos del proyecto. Menciono algunos problemas (ocho) de las apenas 4 paginitas de fundamentos (3 en realidad, porque una es de “bibliografía”) (acá se las ve).

1) Primera bobada: A este primer problema ya lo mencioné en otros post: tener como principales fuentes bibliográficas (3 de 4), al CELS, a Zaffaroni y a mí, tres opositores férreos a este tipo de regulaciones (el CELS y yo ya nos pronunciamos en contra sobre este proyecto).

2) Segunda bobada: volver sobre la idea de que hay “dos” derechos en pugna, el de manifestarse (y aledaños: peticionar, etc.) y el de circular por la ruta. Una tontería, ya que normalmente hay muchos más derechos en pugna, de distinto tipo, siendo los más importantes NO los relacionados con la “expresión,” sino los vinculados con los derechos sociales. (Las personas no reclaman por su derecho a expresarse, sino por su derecho a vivir bien, a comer, a trabajar).

3) Tercera bobada: luego de asumir que hay (sólo) dos tipos de derechos en juego (expresivos y de circulación), señalar que esos derechos son equivalentes (peor aún, aquí se dice que son “igualmente legítimos”, lo cual no tiene nada que ver). Sobre el punto particular, por lo demás, debe decirse que no, que no se trata de dos tipos de derechos equivalentes: son mucho más importantes los derechos expresivos que los de circulación, aunque esto no significa que, por tanto, el que se expresa tiene carta blanca para hacer cualquier cosa con los restantes derechos. Dicho esto, sin embargo, vuelvo sobre lo anterior: no se trata de derechos equivalentes (ni hablar de derechos “igualmente legítimos”), ya que uno es mucho más importante que el otro.

4) Cuarta bobada: volver con el cuento de que “no hay derechos absolutos.” Frase vacía, ya que lo que importa es qué tipo específico de limitación se establece, sobre quién, por cuánto, de qué modo, y por qué razones. Más todavía: una mayoría de las limitaciones imaginables son simplemente inaceptables. La frase vacía nos habla de un típico comodín que un cierto emisor enuncia para, inmediatamente luego de declarar que “los límites son posibles”, cercenar derechos de acuerdo a como le venga en gana. Este proyecto es un buen ejemplo de lo que digo.

5) Quinta bobada: usar párrafos enteros de esta escueta fundamentación para insistir con la melaza hacia Néstor y Cristina. Otra vez, la necesidad de embadurnarse de miel para que Cristina vea lo que uno dice o hace y piense “me gusta”. Da lástima que a esta altura de la vida democrática haya que seguir con este tipo de genuflexiones ante el poder (e increíble que en este auto-sometimiento caigan jóvenes y músicos “de avanzada”, pero sobre esto último hay que volver con más tiempo).

6) Sexta bobada: volver sobre la idea de que esta forma de limitar (escandalosamente) derechos representa, en verdad, un paso más en la dirección de “restituir derechos afectados”. Así como estas escasas 3 paginitas de fundamentos están llenas de elogios a los Kirchner, ellas aparecen infectadas, también, por el discurso (falso) según el cual el cercenamiento de derechos es en verdad una forma de…ampliar derechos. La escueta fundamentación vuelve una y otra vez sobre este enunciado. Se agrega entonces, por ejemplo, que, “contra otras soluciones que pretenden restringir derechos, recurriendo al Código Penal” (lo que, por caso, hizo el kirchnerismo con la ley antiterrorista) “nosotros proponemos garantizar y afianzar derechos.” Y, por si no fuera suficiente:
que “estamos orgullosos” de la posibilidad de más y mejores derechos; que hacemos esto “porque los derechos deben promoverse, no restringirse;” que éste es camino es “ampliar derechos, y no restringirlos”.

7) Séptima bobada: decir que el proyecto quiere “hacer más eficiente” (las tonterías que hay que leer¡) “la relación que se genera entre quienes buscan ser oídos y el gobierno”. Esto resulta gracioso: para hacer la relación “más eficiente”, ahora obligan a los manifestantes a avisar 48 horas antes; e ilegalizan casi todas las expresiones posible de su protesta. Que le pregunten a los que protestan qué piensan de este modo de mejorar la “eficiencia”.

8) Octava bobada: insistir con que el proyecto es una “clara continuación” de la política kirchnerista de no represión de la protesta social. Recordemos que esta “clara continuación” nos refiere a un gobierno que mató una veintena de personas en situaciones de protesta social, esto es decir, mató a muchas más personas que los gobiernos de Menem y Duhalde juntos (dos en cada gobierno), y multiplicado varias veces. Como sabemos, el proyecto legitima el uso de armas en la regulación de la protesta, aunque –eso sí- pidiéndole a las fuerzas armadas que hagan uso de la violencia “limitad(a) a su mínima expresión”!¡¡ (Es genial: podrían agregar, “y que disparen, pero bien suavecito”). Por supuesto: cómo se refiere el kirchnerismo a estas medidas, en su proyecto? No podía ser de otra manera: como una “oportunidad única de profundizar la política de no represión”. Excelente¡ 


P.D.: Reportaje sobre el proyecto al amigo Nico Tauber, de la cátedra y de Plataforma 2012, acá