
Hace un par de días, el compañero S.E. me recordó de un muy buen libro que había visto pero que ya no tenía presente. El libro es del argentino Gerardo Munck y Richard Snyder, y se llama Passion, Craft, and Method in Comparative Politics. El mismo incluye entrevistas a 15 de los mejores y más notables comparativistas contemporáneos, incluyendo a David Collier, Robert Dahl, Barrington Moore, Guillermo O’ Donnell y Adam Przeworski. Muchas de las entrevistas son excepcionales, siempre descansadas, extensas, profundas. Primer aplauso para los autores.
El segundo aplauso se lo quiero dedicar al amigo Adam Przeworski, ya que la entrevista con él es excepcional, excepcional (por suerte, tiene traducción al castellano). La debería traducir completa, pero tiene 47 páginas, así que sólo puedo recomendar su lectura, una y otra vez.
Algunos de los temas y cuestiones a las que se refiere
• su pregunta inicial, como marxista, sobre “por qué no hay revoluciones en el mundo occidental?”
• la idea de que los partidos socialistas sólo podían ganar elecciones representando a grupos que iban más allá de los trabajadores
• su comienzo criticando a “una completa tradición socialista,” que iba de Lenin a Luckacs, y de Luckacs a Rosa de Luxemburgo
• la noción de que el sufragio es “un instrumento conservador, en el sentido británico, de amortiguar amenazas revolucionarias”
• su afirmación, más actual, empíricamente apoyada, según la cual la probabilidad de que una democracia sobreviva se incrementa con el aumento en el ingreso per capita
• el reconocimiento de que en su libro Democracy and Development se advierte “un cambio de perspectiva y la pérdida de un sentido de la política” en su trabajo, sobre todo cuando se lo compara con Paper Stones o Democracy and the Market
• (pero al mismo tiempo) su negativa a admitir que su trabajo ha abandonado “el uso de narrativas históricas” en su investigación
• su defensa de una idea minimalista de la democracia, y su mirada de la democracia como un sistema en donde “la gente no se mata una a otra, y el gobierno no mata a la gente” (“democracia como un sistema que impide que se maten unos a otros”; “democracia como un sistema de reglas para procesar el conflicto de manera pacífica, que implica una cierta incertidumbre, y que permite que los grupos hagan intercambios intertemporales”)
• su defensa de los intentos de profundizar las visiones minimalistas, incluyendo análisis sobre la “calidad de la democracia” (aunque mostrando escepticismo acerca de qué pasos dar en esa dirección, pero ver más abajo)
• un repaso de sus mejores ideas, que incluye (en su opinión) su visión sobre la democracia; su idea de compromisos de clase; su análisis sobre los trabajadores entrando en la competencia electoral
• su temprano abandono de (su “rebelión" contra) su formación católica y nacionalista en Polonia
• el hecho de que encuentra “profundamente insatisfactorios” todos los estudios actuales sobre globalización
• su dura crítica a la elección racional, por reduccionista en las motivaciones (como le decía F.H.Cardoso, cuando él hablaba de, pongamos, hard-liners y palomas: “Adam, nos estamos olvidando de los tontos”), y por proveer pobres teorías de la historia (dado que la teoría de los juegos genera múltiples equilibrios)
• su perspectiva de continuar estudiando sobre “democracia, desarrollo y distribución del ingreso,” sus temas de siempre
Pero también, y sobre todo, Adam menciona dos temas que se convirtieron, en esta entrevista, en mis favoritos
• la reivindicación de la idea leninista (con cita a carta de Lenin a los trabajadores húngaros, en 1919) según la cual “la democracia burguesa es sólo una forma específica de dictadura burguesa,” expresada con un ejemplo (para él clave en el estudio de la calidad de la democracia) sobre el acceso del dinero a la política (y la metáfora de un partido de básquet entre personas altísimas y otras “pequeñitas como yo”). Esta idea se acompaña con una reivindicación del trabajo de Ralph Miliband, The State in Capitalist Society, sobre el que volveremos volveremos
• y su tremenda crítica a los estudiantes actuales “más inteligentes, bien educados y ansiosos por aprender” que sus antecesores; criados en ambientes pacíficos, prósperos y no conflictivos, y así también absolutamente desprovistos de pasión o intereses (él dice que siempre se ve a sí mismo impulsado por motivaciones políticas, y que cuando se acerca a los estudiantes se siente tentado a decirles "think big," "take risks," pero no lo hace porque le parece un consejo barato, teniendo como tiene un trabajo seguro en una gran universidad. Agrega que como remedio, a veces piensa en que los estudiantes (de pol. comparada) deberían ir obligatoriamente a recorrer un poco el mundo, para experimentarlo de más cerca, pero también es escéptico sobre los resultados que podría tener esta medida). Finalmente, remarca que los estudiantes quieren convertirse rápidamente en profesionales, escribir libros y artículos, pero que no tienen ningún interés en “decir algo sobre el mundo, y mucho menos en cambiarlo” UUUUUUUUUH, grande Adam. Premio Nobel ya!