21 mar 2017

"Nudge": Sunstein vs. Waldron

* Tomar como punto de reposo que los órganos se donan, salvo que se diga expresamente lo contrario
* Vender (típicamente, en los locales de comida rápida), y a menos que se pida otra cosa, bebidas con bajo contenido de azúcar, en lugar de otras "super-sized" y súper-azucaradas
* Suprimir las bandejas de las cafeterías, dado que se comprueba que aumentan un 50% o más el dispendio de comida y el uso de materiales (servilletas, etc.) que luego no se utilizan
* Viendo que las personas tienden a elegir el primer item que aparece en el menú, mover a ese lugar a las comidas más saludables

Cass Sunstein, uno de los principales constitucionalistas de nuestro tiempo, devenido experto en economía de la conducta ("behavioral economics"), y  "zar de las regulaciones" durante el gobierno de Obama, viene escribiendo hace unos años en torno al "nudge" (se lo ha traducido como "pequeños empujones"). Se trata de formas débiles de paternalismo (soft-paternalism), o "paternalismo libertario," que no se oponen a otras formas de regulación más fuertes, pero que sí se distinguen tanto del libertarismo "puro," como de los modelos de "orden planificado" propio de otros sistemas regulativos. El punto de partida (tal vez la línea principal que recorre el previo trabajo sobre el tema entre Sunstein y Thaler) es que no hay esquemas decisorios ("decision-setting") que sean "neutrales": el modo en que se presentan las opciones impacta sobre nuestras decisiones. Si no hay una situación de "no intervención;" si -irritando a Mill- es muy habitual que tomemos decisiones contrarias a nuestro mejor interés; si el "libre mercado" afecta, de modo habitual, nuestras posibilidades de decidir como querríamos, por qué no actuar de otro modo?  Por qué no promover ("nudge") que esos "frames" o marcos de la decisión (que no son neutrales) tomen otras formas, de modo tal de contribuir a que tomemos decisiones más saludables, más favorables a la seguridad personal, al cuidado del medio-ambiente, etc. 

Jeremy Waldron, uno de los principales filósofos políticos contemporáneos, objeta muchas de las conclusiones e ideas expuestas por Sunstein sobre el tema. Han tenido un pequeñito debate en la materia, que puede verse, por ejemplo, en los links siguientes:

http://www.nybooks.com/articles/2014/10/09/cass-sunstein-its-all-your-own-good/

http://www.nybooks.com/articles/2014/10/23/nudges-good-and-bad/

A pesar de que las formas de paternalismo que defiende Sunstein son muy modestas -nos recuerda Waldron- el constitucionalista viene recibiendo permanentes y fuertes críticas. Recientemente, fue considerado por (Tea Party) Sarah Palin como una "persona extraña que siempre hace afirmaciones bizarras" y por Glenn Beck,  como "el hombre más peligroso de América".

Irónico una y otra vez sobre la híper-productividad de Sunstein, Waldron se pregunta acerca del valor de que otros manipulen nuestras decisiones, en favor de lo que tal vez efectivamente sea nuestro mejor interés; impugna que se trate a las personas adultas, en los hechos, como niños; le pide a Sunstein que acompañe su libro con algún apéndice en la línea de su obra anterior sobre los "peores escenarios", pero referido a los "nudges;" equipara al proyecto de Sunstein a lo que Bernard Williams llamara "Government House Utilitarianism" (una elite en el gobierno estableciendo, secretamente, reglas para que todos los "nativos" las sigan -de hecho, cita a Sunstein afirmando que "deberíamos diseñar políticas que ayuden a los sectores menos sofisticados de la sociedad, a la vez que imponemos costos lo más modestos posibles sobre los sectores más sofisticados"); cuestiona el modo en que el enfoque de Sunstein socava la autonomía de las personas (Sunstein se pregunta: es que afectamos la autonomía cuando afectamos decisiones tomadas de modo intuitivo, no reflexivo, rápido, etc.?). Se interroga Waldron, entonces: qué dicen este tipo de actitudes y prácticas sobre el respeto a la dignidad de las personas (siendo que la dignidad es una idea que no aparece citada siquiera una vez en su trabajo previo en la materia). 

Y, sobre todo, señala Waldron: por qué no "educar las elecciones", por qué no "ayudar a que abandonemos nuestras intuiciones irracionales," en lugar de aprovechar nuestras "inercias" y decidir en nuestro lugar? En el libro de Sunstein -continúa- "en lugar de enseñarme a no elegir de modo automático el primer item del menu, se propone mover el objetivo más deseable [i.e., digamos, las comidas saludables] al primer lugar".

Para Waldron "todo nudging implica alguna forma de desprecio o manipulación" -una actitud insultante, ofensiva para la dignidad de las personas. Sunstein replica: "todo el punto es el de preservar la libre elección, y de tal modo la autonomía y dignidad de las personas": de ningún modo se propone manipular a nadie. Waldron insiste: el nudging incluye muchas cosas, no todas criticables, pero también, de modo regular, intentos de "manipular a las personas desde atrás, usando sus propias decisiones defectuosas, de modo tal de privilegiar resultados que pensamos que deberían valorar."

7 comentarios:

Laura dijo...

1,2,3 y 4 hablando desde salud seria "promocion de la donacion y la procuracion" o promocion de la alimentacion saludable". Tambien se dice que quien lo dice es importante, por ejemplo, te lo dice Cormillot, esta en un menu de Tea no se cuanto, mientras va a seguir existiendo Mc Donalds, Coca Cola y toda su publicidad, no se, la correlacion de fuerzas quizas alli tambien opere Las personas que pueden elegir pueden distinguir quien es quien propone y que tiene que ver lo propuesto con sus vidas cotidianad Que las politicas publicas promuevan lo saludable me parece bien, pero para que empujen...tienen que tener con que, una figura paternalista asi nomas no se hace, no te convencen tan facil de jugar a eso, salvo que tengas el resbalon facil y no necesites ni que te empujen (digo colectivamente hablando, por traduciones,etc)

Roberto de Michele dijo...

Me pregunto si existe una diferencia conceptual entre un nudge y un simple incentivo. No la encuentro con claridad en los libros recientes de Sunstein. En caso que no la hubiera, imagino que la critica de Waldron deberia tambien aplicarse a los incentivos. Sin embargo hay buenas razones detras de las politicas publicas que utiizan ciertos incentivos por ejemplo, cuando promueven que las polizas de seguro sean mas bajas para aquellas personas que muestran comportamientos mas prudentes.

rg dijo...

hola ruperto, si en cuanto a que acá la idea es usar tus inercias y los "frames" ya puestos, a los que vos te colgás porque están puestos. el incentivo puede buscar que tomes coca cuando preferis bajo conciencia tomar fanta. acá tomás coca porque, ponele, es lo que sirven en el restaurant, y vos lo que querés es tomar algo.

Anónimo dijo...


Pareciera que por acá van los tiros:

(De Acciarri, Hugo: “Derecho y Análisis del Comportamiento”, https://derechoycomportamiento.wordpress.com/2017/03/05/derecho-y-analisis-del-comportamiento-por-hugo-acciarri/)
(1)
"...La idea de nudge, tal cual está caracterizada en términos conceptuales, parece más bien un tipo ideal en el sentido de Weber (1905, 2003). Los objetos ideales, tanto en las ciencias sociales, cuanto en otras disciplinas, no son objetos existentes en la naturaleza ni en la sociedad. El “triángulo” dibujado en un pizarrón, no es un triángulo, en aquel sentido.
...
Las intervenciones del mundo real que llamamos nudge, en este sentido, contienen caracteres relevantes de los descriptos en el tipo ideal, en alguna medida que alcanza a un umbral de merecimiento. Tienen rasgos novedosos, diferentes de otros instrumentos jurídicos usuales, aunque estén contaminadas por propiedades características de los instrumentos clásicos (mandatos, sanciones, etc.). Cuándo una intervención sea merecedora o no de ser considerada nudge, de acuerdo a lo expuesto, será más bien una cuestión gradual y continua, que discreta.
3- Tanto sus defensores, cuanto sus detractores, a veces exigen demasiado a esta clase de instrumentos. Las pretensiones de sus defensores tienden a exagerar su neutralidad y preservación de la libertad, como virtud, y las de sus críticos, a negar que sean absolutas, como defecto.
...
Es verdad, como sostienen Hansen y Jaspersen, que el debate sobre las políticas de nudging, en los términos en que se ha planteado, implica concepciones diferentes sobre la agencia humana. Pero además, involucra concepciones alternativas sobre la idea misma de derechos y libertades. Solemos usar esas palabras para referimos a cosas bastante diferentes. A veces aludimos meramente al status deóntico de una conducta (“está permitido andar en una calle peatonal”). Otras, exigimos que exista una alta probabilidad de que el titular de un derecho realice la conducta permitida para decir que tiene el derecho de cumplirla o la libertad jurídica de seguirla (o que la tiene “realmente”). Esta distinción se vincula a la noción de libertad real (Van Parijs, 1997) que se ha popularizado para sostener posiciones políticas como por ejemplo el ingreso básico universal.
No obstante, el aspecto que aquí me interesa no es político, sino conceptual. La primera concepción de derechos que emplee es puramente deóntica (toma en cuenta únicamente el status de permitido, prohibido u obligatorio de una conducta), mientras que la segunda comporta un ingrediente fáctico, probabilista.." (sigue)

Anónimo dijo...

(De Acciarri, Hugo: “Derecho y Análisis del Comportamiento”, https://derechoycomportamiento.wordpress.com/2017/03/05/derecho-y-analisis-del-comportamiento-por-hugo-acciarri/) (2)

"...Si tenemos en mira únicamente aquellas intervenciones que permiten (jurídicamente) obrar en sentido contrario (normas por defecto, revelación de información, advertencias, etc.) es claro que no afectan el status deóntico preexistente de esas acciones. En este sentido asiste razón a Thaler-Sunstein. No obstante, en cuanto, por definición, todo nudge incrementa la probabilidad de que efectivamente se siga un curso de acción y disminuye la probabilidad de que se actúe en otro sentido, sí afecta la libertad en sentido de libertad real. En este entendimiento, los críticos estarían en lo correcto al negar la neutralidad de la intervención en el caso de nudges que afectan al Sistema 1 (transparentes o no transparentes) y los no-transparentes que impactan en el Sistema 2. Pero las intervenciones transparentes que inciden en el Sistema 2 también estarían signadas por esa restricción a la libertad real, tal como ha quedado caracterizada, dado que modifican (por definición) las probabilidades de cursos de acción alternativos.
Este planteo, apenas algo más refinado, puede servir para aclarar algunos desencuentros. Parece bastante sencillo concluir que las políticas de nudging no son tan neutrales como pretenden sus defensores, si pensamos en todas las dimensiones importantes. Las intervenciones reales, además, no son nudges “puros” (tipos ideales de nudge), pero las llamamos así cuando contienen, en un grado relevante, las características definitorias. Para llegar a esta conclusión basta apreciar los ejemplos empíricos de nudges, no afinar la definición del tipo ideal. Para decidir si Italia o Venezuela son repúblicas o no lo son, observaremos si los sistemas empíricos implicados tienen lo suficiente del tipo ideal “república” que tomemos como patrón, y lo propio parece razonable hacer con los nudges en cada caso.
En cuanto a la preservación de la libertad tampoco puede decirse que revistan una neutralidad ideal. No la tienen en términos tan absolutos, en general, los nudges reales, simplemente porque no son nudges-tipo ideal y normalmente contienen ingredientes de mandatos y prohibiciones que sí afectan el status deóntico de ciertas conductas, aunque en una medida menor que los instrumentos tradicionales. Y en relación con la libertad real no presentan esa neutralidad absoluta, en ninguna de sus sub-categorizaciones.

Tampoco parece justo, no obstante, pedirles tanto. No resulta razonable requerirles propiedades tan absolutas para concederles legitimidad.

4- El problema de la justificación o legitimidad de una nueva norma o institución no tiene nada de particular para el mundo del Derecho. No resulta demasiado relevante advertir que muchas políticas de nudging pasan una línea, en cuanto no son completamente neutrales ni preservan completamente la libertad del comportamiento. Los instrumentos jurídicos tradicionales traspasan esa frontera sin miramientos; el Derecho es un gran generador de restricciones a la libertad, justificadas o no, ya sea para ampliar otras libertades o para perseguir otros objetivos, incluido el objetivo de eficiencia. Eso no es, en consecuencia, una objeción especialmente relevante para estas intervenciones. El tradicional reclamo liberal de que toda restricción a la libertad debe ser justificada, no obstante, sigue vigente para las políticas de nudging..."

Ramiro dijo...

Si, creo que la diferencia es la que marca Roberto G. El incentivo busca inclinarte a que tomes una determinada decisión, el nudge te ofrece por default la opción que el que decide cree es mejor para todos (y para vos). Pero el nudgeado mantiene la libertad de opción en teoría. Es impresionante como se está explorando el tema en gobiernos, a partir de la experiencia del Behavioural Insights Team del Reino Unido. En Arg. escuché hay varios proyectos en marcha.

Anónimo dijo...

Me gustó este tema, sobre todo porque me gustaría por ejemplo que el gobierno etiquetara los alimentos como verde rojo y amarillo de acuerdo a su valor nutricional. Podría ponerse también la etiqueta azul, alimentos por ejemplo altos en grasas pero benéficos por dar un ejemplo, la leche entera.
Creo que el estado tiene todo el derecho del mundo de informar y promover políticas sanitarias sobre todo por el impacto en nuestros hospitales que pagamos entre todos; por el potencial adictivo de los alimentos chatarra comparable a cualquier droga fuerte de lo que hay sobradas evidencias y, en suma, por el derecho al bien común superior. Sobre todo en el tema de la donación de órganos.
Pero a pesar de ésto sí tengo algunos reparos el "nudging" por haber vivido en una dictadura y en gobiernos populistas muy inclinados al "valetudo". Me da miedo, para qué argumentar más.
Saludos
mcc