24 sept 2019

Hilda-Horacio

Interesante la respuesta de Hilda Sábato a Horacio González (por esta nota: http://www.agenciapacourondo.com.ar/cultura/horacio-gonzalez)

“Pienso que va a ser rehecha y reescrita”: con esta frase Horacio González inicia tres párrafos dedicados a la historia argentina en una larga entrevista,  donde se explaya sobre sus opiniones y expectativas políticas. Le sigue un puñado de declaraciones que oscilan entre enunciar como novedoso y revulsivo lo que hace rato ya no lo es y plantear un “deber ser” para la historia, a partir de diagnósticos superficiales sobre lo que ya existe y pretende cambiar. El ensayista y ex director de la Biblioteca Nacional respondió a un diálogo en el sitio de la agencia Paco Urondo,

La historia se rehace y reescribe desde el momento mismo en que la humanidad comenzó a revisar su pasado. Y la Argentina no ha sido una excepción. Páginas y páginas refieren una y otra vez a “lo que pasó”, fueron escritas no solo por historiadores de profesión sino por todos aquellos que lo hacen desde otros lugares. González incita a “ver de otra manera a Moreno, a Rosas, el Combate de Obligado, la Campaña del Desierto”, como si estos hechos y personajes no hubieran sido objeto de exploraciones e interpretaciones muy diversas. Este desconocimiento (¿o “ninguneo”?) alcanza su punto máximo al referirse extensamente a la necesidad “de incorporar una visión que reponga la presencia de la veta indigenista en la política y cultura argentina de otra manera.” Hace ya unos cuantos años que ese tema ocupa un lugar prominente en los análisis sobre la Argentina, tanto del pasado como del presente, y que estudiosos de diferentes campos lograron remontar la situación de carencia que por décadas hubo en ese sentido. Por lo tanto, seguir hablando como si las visiones que hoy tenemos estuvieran regidas por las concepciones de Alberdi y de Sarmiento, a quienes HG cita para validar sus diagnósticos, es por lo menos engañoso.


Desde ese lugar se propone reescribir la historia para “superar las divisiones” (¿cuáles?) pero, aclara, “no en esa especie de neoliberalismo inspirado en las academias norteamericanas de los estudios culturales, donde hay una multiplicidad graciosa y finita”. ¿De quién está hablando específicamente?


Más allá de la valoración que se haga sobre la academia de los EE.UU., que en su enorme complejidad difícilmente se pueda descartar de un plumazo, ¿puede la diversidad de historias que escribimos en la Argentina agruparse bajo el manto condenatorio de una “especie de neoliberalismo” sin más? González sabe que no, pero esta operación retórica le sirve para lo que sigue: proponer, en contraste con aquello, “una historia dura y dramática, que incorpore una valoración… positiva de la guerrilla de los 70 y que escape un poco a los estudios sociales que hoy la ven como una elección desviada, peligrosa e inaceptable”. De nuevo, el diagnóstico fácil y tramposo. Existen numerosos y variados escritos sobre la guerrilla de los 70, que van desde la reivindicación a la condena, y todos los matices intermedios. Por su parte, en el campo profesional específico que se conoce como “historia reciente”, no se ha tratado tanto de emitir juicios de valor sobre esa experiencia social como de explorar y entender, indagar e interpretar desde diversas perspectivas.

Ante este panorama ¿qué sentido adquieren las recomendaciones de González? ¿A quién se dirigen? No, por cierto, a los historiadores y otros estudiosos, pues lo que dice no es novedad alguna. Tampoco a la sociedad en su conjunto que difícilmente se interese por estas propuestas. ¿A quién entonces? Al próximo gobierno. Parte importante de la entrevista está destinada a recomendar políticas culturales para el gobierno que viene y es en ese contexto que su misión historiográfica cobra sentido. En el relato fuerte puesto en circulación por los gobiernos kirchneristas, el pasado ocupó un lugar prominente a través de una nueva historia oficial promovida desde el poder. Anticipando la pugna cultural que seguramente ha de llegar con el desembarco de la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Kirchner en la presidencia de la república, González avanza ahora sus propuestas en ese sentido. En ese marco, la cuestión de la guerrilla, a la que dedica apenas una frase algo fuera de contexto, adquiere toda su relevancia. No porque los análisis existentes sobre esa cuestión sean blandos, neoliberales o finitos, como gusta presentarlos HG, sino porque le interesa instalar su propia versión y convertirla en verdad oficial. Esperemos que el nuevo gobierno opte por otros caminos y, en lugar de imponer una única historia, promueva una pluralidad de visiones sobre el pasado argentino.

H. Sabato es historiadora, profesora en la UBA e investigadora principal del Conicet. Trabaja en temas de la historia política y social argentina y latinoamericana del siglo XIX.  Entre sus obras se cuentan "Historia de las elecciones en la Argentina, 1805-2011" (en colaboración, 2011). 

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Emilio del Guercio, un genio!

Saludos a H.G. y H.V...

DVD dijo...

"¿Qué sentido adquieren las recomendaciones de González? ¿A quién se dirigen? Al próximo gobierno." El argumento de esta aseveración es por lo menos discutible, sobre todo para el grado de rigor interpretativo que este blog ejerce sobre los discursos públicos. Para los doctos no es novedad y, por el otro lado, la sociedad no está interesada... ¿Pero siempre está todo dicho y la sociedad nunca está interesada? ¿Interpretar un hecho es ponerle un techo al análisis y a la participación de otros? El texto de Hilda también se vale de la (¿"infundada"?) retórica cuando dice que Horacio, conociendo los avances del revisionismo, propone por motu propio revisar la historia. Pero Hilda sabe que las ciencias sociales están hechas de olvidos, la filosofía está hecha de olvidos, el arte... ¿No vivieron olvidados tantos actores de la historia? ¿La ciencia encontró la cura para el olvido, el silenciamiento de las voces subalternas...? Bravo, entonces.

Anónimo dijo...

David celebro que veas al menos algo parecido a lo que yo vi.
A mucha gente yo le cuento que los unitarios refugiados en uruguay allá por la epoca de Rosas, pidieron ayuda a Francia para hacer una campaña y derrocar al dictador: ¿el precio? entregarle a Francia medio país: el actual nucleo sojero, descartando el norte, parte de la mesopotamia, cuyo...En esa region se establecería un protectorado Francés.
Estuvieron a punto de lograrlo (SÏ!!!! estuvieron a punto!!!!)si no fuera porque se rifaron los fondos en un frenesí de corrupcion. Francia se negó a seguir librando fondos y Lavalle a las puertas de Buenos Aires a punto de derrotar al tirano, se tuvo que pegar la vuelta ya sin poder sostener a su ejército y sin la anuencia del pueblo para hacerlo.
La gente no lo sabe, como no sabe el frenesí de apropiacion de recursos que desató esta otra elite a quienes yo candidamente voté: medio plan marshal en fuga de divisas.
Y creo que se debe saber. Y juzgar claro, porque esto ultimo también fue ilegal, hay leyes... en fin , nada mas, eso.


martha c.

Pablo J. dijo...

David: creo que tu comentario claramente no comprende lo que dice Sabato. Entiendo que cuando dice que los historiadores lo saben, no se remite (claramente, no lo hace) a decir que la historia esta "cerrada", que no hay mas que investigar, que no hay olvidos ni lagunas ni nuevas interpretaciones a venir. Sino cerremos la carrera de historia y ningun historiador serio puede decirte eso. Pero si alguien como Gonzalez puede otra vez en insistir en algo que la historia si dejo atras que es el anacronismo, al estilo del que candidamente cae martha, ver el pasado con los ojos de hoy, y algo simplemente (facticamente) imposible que es ver el hoy con los ojos del pasado. Unitarios fueron los de 1800 y no vuelve a haberlos mas. Analogias, parecidos, existen pero no son el eterno retorno del pasado en el hoy, cada momento es irrepetible simplemente porque 1) la flecha del tiempo es implacable 2) el mundo y la vida es tan compleja que aun si los actores fueran los mismos y con las mismas motivaciones (un imposible factico, hasta que la fisica demuestre lo contrario), el contexto, las ideas, el mundo material, todo fue OTRO. Lo que advierte Sabato es el riesgo, para nada loco visto lo que paso en la era K, de reescribir la historia al servicio de la polìtica (basta leer el pèsimo libro de uno de los escribidores de dicha historia sobre Artigas, Pacho O`Donnel. Ni hablar de los panfletos de Pigna tan presente en el imaginario de las clases medias hoy que llega a decir que Pincen fue el primer desaparecido! (entonces que, la Mazorca eran los Grupos de Tareas de la Dictadura?). Por supuesto que la historia ofrece enseñanzas, pero siempre teniendo en cuenta su propia especificidad històrica. Nunca mas historias oficiales de uno u otro signo, La historia como es, contradictoria, escurridiza, siempre en proceso de reescritura pero en busqueda de interpretaciones plausibles (que es a lo que mas puede aspirar, cualquier ciencia, mas aun las sociales) no en justificaciones de proyectos polìticos.

Anónimo dijo...

Estimade unknown: es cierto que no podemos mirar el pasado con ojos de hoy pero eso no me impide trazar un paralelo ni tampoco me impide hacer un juicio de valor, porque de lo contrario tendríamos que absolver el genocidio de los españoles y no lo hacemos o deberíamos absolver el genocidio sobre nuestros pueblos originarios y no lo hacemos.Y este último para sus pies sobre la implantación de la hegemonía agroportuaria post la infame capitulacion de Pavón. Hegemonía eurocentrista que quiso una argentina blanca y europeizada y para ello recurrió al exterminio racial de pueblos enteros lo que se llamó conquista del desierto.
Decís unknown " Nunca mas historias oficiales de uno u otro signo"
pero es que no se hace más que enseñar la historia de un sólo signo,.... Unknown. Ese es el gran problema.

martha c.

DVD dijo...

Unknown: no me parece buena tu enumeración. "La flecha del tiempo"... ¿Decís que la historia dejó atrás los anacronismos? Si los dejase atrás, la carrera de historia se cerraría. Un historiador es, entre otras necesarias cosas, un especialista en anacronismos. Y hoy en día, a partir de la filosofía francesa, la filología y la teoría literaria, hay un campo abierto para estudiar históricamente aquellas partes de la vida de un pueblo que por haber sido transformadas en modelos explicativos de una realidad se volvían anacrónicas. Hay cada vez una concepción no cronológica del tiempo histórico: Carlo Ginzburg, Marc Bloch y Georges Didi-Huberman.
Por eso, ¿siempre tiene que estar todo dicho y siempre la sociedad está dormida y siempre la mayor apelación al conjunto de nosotros debe ser reunida bajo el término "sociedad" (me pregunto por los pueblos originarios, por ejemplo)?

DVD dijo...
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