10 dic 2019

Las presidencias y yo

Me quedé pensando en el rechazo -y sobre todo la ajenidad- que siento en relación con el poder en la Argentina, incluyendo (pero no limitándome) a su clase política, obviamente. Me preguntaba si siempre fue así, y mi brevísimo balance quedó de este modo:

Raúl Alfonsín: Nunca lo voté, y lo resistí en muchas de sus medidas principales, desde las leyes de perdón, hasta el pacto con el empresariado y los sindicatos, a mitad de su gobierno. Marché contra él casi cada vez, aunque colaboraba con Carlos Nino, su asesor, y a través de él, con la redacción de algunos proyectos de reforma (derechos humanos, ley de medios, reforma constitucional). Me acerqué especialmente a Alfonsín al final de su gobierno, cuando la mayoría lo abandonaba y las ratas saltaban del barco. Hoy, cada día reconozco más el valor de muchas de sus acciones y gestos (sus enojos con sectores militares, empresariales y eclesiásticos), y admiro de modo especial el juicio a las juntas, al que considero como la iniciativa más digna y relevante que se tomara en la política argentina, en toda su historia.

Carlos Menem: Tampoco lo voté, y tuve muy en claro quién era desde un comienzo. Recuerdo que un profesor, en FLACSO, me criticaba diciendo que yo en verdad temía la llegada de "la furia del interior". Yo le dije que me parecía que era al revés, que él se estaba dejando engañar por alguien que iba a servir a sus propios enemigos. Y así fue: llegó Menem y nombró a Bunge y Born en economía, como más tarde nombraría a Cavallo.

Fernando de la Rúa: Tampoco lo voté, pero deseé que le fuera bien. A semanas de su inicio, ya estaba completamente desencantado: era claro que no tenía ni la fuerza ni las convicciones para cambiar nada de lo que importaba. 

Rodríguez Saá: Una fantochada de principio a fin.

Eduardo Duhalde: Apareció como la persona capacitada para restablecer el orden, en una sociedad que volaba por los aires. Como tal, no me interesó, por conocer algo de historia: el partido del orden (conservador) nunca me gustó. A lo lejos, le reconocería alguno de sus méritos de "viejo caudillo" despierto. Pero, otra vez, en relación con el partido del orden siempre me sentí en la vereda contraria.
Nestor Kirchner: No lo voté, pero el primer año me interesó mucho, como ninguno de sus antecedentes inmediatos. Me entusiasmé con la renovación de la Corte; con su apelación a la transversalidad; con su denuncia de los "señores feudales" a nivel provincial. Cuando me preguntaron, en esos tiempos, por su gobierno, dije que lo miraba expectante y con asombro, pero con prudencia también, dadas las veces que en el país nos habíamos "quemado con leche." Al año, lo había abandonado por completo, cuando tiró por la borda todas las promesas que me habían acercado a él: pactaba con los "señores feudales" que había denunciado; dejaba de lado la transversalidad que había pregonado; y buscaba someter a la justicia usando los servicios de inteligencia. 

Cristina Fernández de Kirchner: Convirtiendo en comedia la tragedia, llegó a parecerme un despropósito completo, marcado por todo lo que no tolero: la mentira, la arrogancia, la banalidad, el saqueo. Un horror disfrazado de derechos humanos, éso fue lo peor de todo. 

Mauricio Macri: La clase empresaria argentina es creída, superficial, vacía, inepta. Si los "viejos ricos" se enriquecieron saqueando a los "pueblos originarios", los "nuevos ricos" tendieron a hacerlo por el camino de la ilegalidad, y de la mano del Estado. Pero, siempre, sin embargo, con el discurso tecnocrático, hablando de la eficiencia, y creyendo que ocupaban el lugar que ocupaban por talento o inteligencia. Macri fue una expresión y un producto pleno de todo esto. Una enorme pena y, en lo personal, ya casi dos décadas de exilio político.

Alberto Fernández: Hace más de 20 años que sólo voto al trotskismo, así que tampoco lo voté. Ojalá le vaya bien. Hay algunas expectativas abiertas (la despenalización, ya que no la legalización, del aborto; el Ministerio de la Mujer; el apoyo a la investigación); y muchas malas señales (en Medio Ambiente: fracking y minería a cielo abierto, a manos de un cero; la Procuración del Tesoro, una provocación al servicio del ataque a los opositores; en Comunicación, Educación y Cultura, la vuelta a los amigos del propio bando; en Justicia, la prioridad de la impunidad de los propios; en Seguridad, un gran número uno, con la certeza de un terror desde el número dos). Esperanza de la voluntad, angustia para la razón.

4 comentarios:

mm dijo...

Es respetable que vivas equivocado votando al trosquismo. Y desde ese faro que ilumina casi nada, evalúes que estuviste acertado en no participar de las disputas por el poder, en un país bipartidista, en donde, en retrospectiva, jamás será lo mismo el gobierno de Alfonsín que el de Menem y ni cerca esa " primavera transversal" que te enterneció de Néstor Kirchner.Cuando ya Carrió -en aquélla época- denunciaba el entramado mafioso- que incluía a De Vido- que se oculltaba en el ascenso de los kirchner al Gobierno.

El troskismo, tiene esa particularidad de la inconsistencia, de propuestas irresponsables, porque saben que nunca llegará al Gobierno.
Desde que tengo memoria, su gran propuesta es el gobierno para los trabajadores y, recién ahora,después de.. 100 años, por lo menos,
Del Caño, balbucea resbaloso, alguna operativización sobre qué medidas tomarían para hacer efectivo un Gobierno para los trabajadores.

Sin más, me sorprende- o tal vez no- porque todos tenemos irracionalidades de diván - que votes al troskismo, cuando hace unos años mismo aquí en tu blog, discutiste con un periodista de "Ideas de Izquierda" sobre el concepto de "alienación legal" y entre troskistas- Mercante y vos- no se pusieron de acuerdo-. Menos aún sobre un "principio de Justicia" para un gobierno de izquierda. Lo cual, hace que aún,el azar, o el peronismo unido- (quien sabe hasta cuándo) o la clase media harta del peronismo, en esa irresponsabilidad propositiva, no tengan chances para gobernar.

Por último y esto es casi una joyita, en un programa en el cual fueron entrevistados Eduardo Grüner y Horacio Tarcus, en dos temas o más, pero pongamos dos, me desorientaron de modo espectacular:
1) en un pasaje, Grüner afirma que el peronismo le " expropió" a la izquierda la "clase trabajadora". Mi dios!, determinismo férreo si lo hay.
2) que apoyaron la guerra de malvinas.

Entonces,si es que el troskismo en general tiene estas dislexias, es razonable que marcharas en contra del gobierno de Alfonsín y que no encuentres ni matices entre lo que vino después. Porque siempre estuviste afuera de la disputa por el poder real. Mirando desde la ventana y tal vez, cuidando que, durante La Tablada, el café no te desbordara la taza, no se te desacomode el teclado de la compu ( privilegiado si la tenías en aquélla época") o las hojas en la máquina de escribir.

En fin. Hay una izquierda por construir, más arrojada, más dispuesta a arriesgar las tranquilidades burguesas que supieron conseguir, pero agitando la banderita de izquierda y sin controversias en el fuero íntimo.

Victoria Donda hoy me generó estupor- y Pino Solanas en avión a Francia. Si eso no es claudicar, dime cómo se hace. Y es baratija que como Diputados cobren como docentes si cuando hubo que votar por el desafuero de De Vido se abstuvieron en la primera.

En fin,no obstante, sacale punta al lápiz, porque la tarea crítica continúa, más arrojados o no. Menos troskistas y mas de una nueva izquierda o de un nuevo progresismo que tiene que surgir.




Anónimo dijo...

Un saludo muy sentido para Pino y cía.- que se van a filmar muy lejos del fracking que se viene en la Patagonia-; de parte del cacique qom Félix Díaz y del resto de los Pueblos Originarios (existentes antes de Puerto Madero y de Dylan).

Jorge Stratós dijo...

Impresionante. Aunque soy mayor que tú, me identifico desde el otro lado del Atlántico. Por aquí no es diferente, al fin y a la postre. Por tanto, soledad solidaria y solidaridad solitaria. Entusiasmo sin esperanza. No dejemos que el sentimentalismo nos nuble la vista: ahí está lo de Bolivia doblado de lo de Uruguay. Las pretensiones de cambio progresista desde arriba son un espejismo. Mejor mirar de abajo arriba sin expectativas ilusas. Saludos

Anónimo dijo...

Felipe Solá negociará ahora directamente- como lo hizo antes localmente abriéndoles las puertas del país-;con los representantes globales del glifosato en la Argentina: Bayer-Monsanto, Syngenta, Red Surcos, Atanor, Nufram, Agrofina, Nidera, DuPont, Dow,etc.

Mientras tanto con Cabandié, volverán los peces de colores al Riachuelo.