2 nov 2016

Zaffaroni: Conferencias de Guatemala y democracia

En ocasión de recibir su doctorado honoris causa en Guatemala, Zaffaroni escribió estas páginas, que presentó también, en versiones diferentes, en Brasil y en Costa Rica (el texto, ahora colgado en PPenal, puede encontrarse acá). Hay cientos de cosas que decir sobre su presentación y defensa de un "Derecho Penal Humano," pero por ahora voy a decir unas pocas, para seguir luego concentrándome en el problema central que le veo, que tiene que ver con lo que llamaría su radical "desconfianza de (u hostilidad hacia) la democracia".

Menciono entonces, brevemente, 4 temas vinculados entre sí:

1) El papel cegador del Genocidio. Es muy impresionante (y muy preocupante) el papel que sigue jugando en la elaboración de su teoría el ejemplo del Genocidio. Con esa pesadilla en mente, es difícil pensar bien el derecho penal (no digo que casos de ese estilo no deben estar presentes, digo que no pueden ni merecen estar omnipresentes, menos del modo en que lo están). Básicamente: se asume que sin un derecho penal mínimo, se vuelven a desatar los peores demonios, y caemos inevitablemente otra vez en ese tipo de masacres descomunales. Es fácil justificar el derecho penal así, pero no es cierto, no es justo, no corresponde (dice ERZ: "la doctrina corriente se asombra cuando se afirma que el principal objetivo del derecho penal debe ser la prevención del genocidio", p. 17).

2) Afirmaciones categóricas sin respaldo empírico. Seguimos encontrando, de forma también muy notable, contundentes afirmaciones empíricas, sin el mínimo respaldo en datos. Otra vez, ni las imágenes trágicas, ni las afirmaciones clamorosas resultarían preocupantes, si no fuera -como es el caso- que juegan un papel central en la articulación de una teoría. Retomando el primer punto, doy algún ejemplo de aquello a lo que me refiero. Dice ERZ: "Todo genocidio se produce siempre con la desaparición o el extremo debilitamiento del poder jurídico de contención"; o también "el vacío jurídico, automáticamente da paso libre a las pulsiones de los grupos de poder que hasta ese momento estaban contenidos, y que se desarrollan criminalmente en forma sistemática" (pp.16-7); o también "cuando se desmorona el poder jurídico que contiene al poder punitivo, este último arrasa hasta con el propio derecho constitucional...como...durante el período nazista" (pp. 19-20). Con afirmaciones de una contundencia extrema, que no tienen el mínimo apoyo empírico, se quiere justificar lo que necesita justificarse pero no se ha justificado todavía (quién dice, por ejemplo, que si se reduce drásticamente el poder punitivo se vuelve a desatar el Genocidio? Por qué pensar que algo así va a ocurrir? Y si respondiéramos al fenómeno criminal de modos completamente diferentes a los actuales? Por qué deberíamos tomar por verdaderas afirmaciones tan exageradas, contra-intuitivas, no avaladas por la historia, y sobre todo no respaldadas aquí por datos creíbles más allá de "esto alguna vez pasó"?).

3) Los medios como creadores del mundo. En línea con el punto 2 (afirmaciones categóricas sin el mínimo respaldo teórico) el texto se encuentra lleno de afirmaciones sobre los medios de comunicación, que hubieran sonado desactualizadas e inexactas hace ya 40 años. Afirma ERZ, por ejemplo, que "los monopolios mediáticos de la región...no se limitan a imponer un discurso único, sino que son creadores de realidad, tal como...lo explicó...la pluma de Berger y Luckmann". Más allá de que Berger y Luckmann son dos personas, y que ellos no suscribirían su idea de que los medios imponen un discurso único, la idea es insostenible. Por supuesto que hay que defender la democratización de los medios, y por supuesto que los medios mienten conforme a sus intereses económicos. Otra cosa es pensar que la gente es tonta y queda embobada y engañada frente a lo que le dicen los medios, o que no tiene capacidad para discriminar, elegir, rechazar. El punto (que aparece todo a lo largo de su escrito) es importante, porque se conecta con el siguiente, referido a la democracia, y ayuda a entender la dimensión de la desconfianza.

4) Radical desconfianza en el pueblo. De modo más fuerte que en la mayoría de sus escritos anteriores, en este texto se evidencia una posición muy dura contra las corrientes democráticas que muchos de nosotros defendemos. En el punto 36 de su texto aborda el tema, de modo muy duro. ERZ critica la idea democrática, aplicada sobre todo al mundo penal. Objeta entonces la noción de que "el pueblo sabe cómo y a quién penar" y la posibilidad de que se lo deje "juzgar en la más amplia medida posible" (p 46). Critica también a quienes depositamos "una confianza absoluta e incondicional en los tribunales populares, en los jurados, en los jueces legos y electos popularmente, en la redacción de código producto de asambleas populares, en los plebiscitos y consultas populares de cuestiones penales, etc." Dice que "este democratismo radical inventa una sociedad igualitaria que no existe" e "ignora ...los manejos del poder" desde una perspectiva de "ingenuidad revolucionaria" (pp. 46-7). 

Todo forma parte del mismo paquete revisado hasta ahora: se nos informa que ese romanticismo democrático lleva a "reacciones punitivistas de extrema brutalidad" (otra vez el Genocidio, otra vez sin ningún apoyo en datos, tenemos afirmaciones empíricas contundentes); y se nos comunica que no tiene sentido hablar de democracia "en sociedades marcadamente estratificadas y (con) medios monopolizados" (p. 47).

Bueno, lo cierto es que los que defendemos este "democratismo radical" no necesitamos ser ingenuos, no necesitamos desconocer el peso de los medios, no necesitamos mirar para otro lado frente a "los manejos del poder," ni necesitamos hacer afirmaciones absurdas o ridículas (como que "todo lo que el pueblo diga estará siempre bien"). Por el contrario, reconociendo el peso del poder mediático, exigimos democratizar los medios. Rechazando el elitismo penal, pedimos que la ciudadanía tenga más chances de involucrarse en la discusión sobre las cuestiones penales. Temiendo el modo en que el poder de turno viene haciendo uso del aparato coercitivo (de modo tal de llenar las cárceles de pobres), pedimos un acceso diferente, más democrático, sobre la aplicación, ejecución e interpretación de las normas penales. Abogamos por una reconstrucción democrática del derecho penal.

19 comentarios:

Alejandro Haimovich dijo...

y lo del rol judicial, aplicando el castigo como mal necesario o menor, reducción de daños, etc, curiosamente un argumento similar usa jackobs para fundamentar el derecho penal del enemigo
Ale H.

Anónimo dijo...

Aceptarías un debate sincero con ERZ?

rg dijo...

si, pero no creo que a el le interese, por mi, por mi ajenidad al derecho penal, porque està en otra. pero ademàs, por què el debate deberìa ser insincero? hay mil cosas que me generan genuina curiosidad de su postura. por què esa desconfianza sobre la democracia???

Juan Carlos (Junior) Ruas dijo...

Brillante. Espero la elaboración más profunda del tema que estoy seguro que tampoco me va a decepcionar.
Saludos.
Junior.

Anónimo dijo...

Un debate insincero podria darse en caso de ser un debate donde se tiren demasiados tiros y no discutan las ideas de fondo de manera adecuada, en la comodidad de un intercambio de ideas, no para la hinchada sino para el enriquecimiento de ambos. Seria muy interesante un debate, podria ser por escrito tambien. Saludos.

rg dijo...

junior, una versión previa y extendida està en mi libro castigar al prójimo! miralo!

el debate: sì, claro, creo que ninguno de los dos sería nunca irrespetuoso o chicanero con el otro

Juan Carlos (Junior) Ruas dijo...

Si, lo presumi con el primer capitulo del libro. Pero como esta conferencia en particular de Zaffaroni da lugar a temas más filosófico-políticos y en tu análisis previo te enfocaste más a la cuestión penal(aunque sin dejar de lado la cuestión de la deliberación), pense que quizás estaría bueno tomarlo como punto de partida para un análisis más profundo desde esas posturas.
En especial con la mención que haces a la "democracia radical"; como el artículo que te mostre la otra vez, analizarlo desde la perspectiva de alguien como Mouffe que pertencio al mismo espacio político y fue una gran defensora de la democracia radical, sería muy interesante. Y en tu caso por supuesto, con las miradas deliberativas de Habermas y Nino.

Anónimo dijo...

Yo comparto tu defensa de la democratización del derecho penal (y tu critica contra el derecho penal elitista). Pero no es injustificada la desconfianza generalizada de Zaffa y el papel que le atribuye a los medios. Basta prender la tele al mediodía, poner C5N y escuchar lo que dicen los periodistas e invitados, o leer los comentarios de la gente en cualquier nota sobre un crimen en La Nación, para darse una idea de lo que mucha gente piensa. Y ante esto podrás decir: "ah bueno pero vos justo vas y te fijas lo que escribe la gente en La Nación, y eso no es representativo de la sociedad en general", y aquí no estoy tan de acuerdo. Obviamente uno no puede tomar una plataforma particular de expresión publica -digamos, el blog de La Nación- y generalizarla a todo el país. Pero tampoco se puede minimizar, asumiendo que allí escribe gente que pertenece a distintos estratos sociales, que vive en distintas partes del país, y que no tiene ningún interés particular en el caso que comentan.
Con esta realidad, no resulta tan alocado pensar que haya determinados temas -digamos, pena de muerte- que debieran estar fuera de discusión. Y digo esto sin avalar que la Corte Suprema de EEUU defienda la pena de muerte: me parece que lo hace con argumentos completamente débiles y repudiables.
Tomas

rg dijo...

pero estas haciendo unos saltos mortales tremendos. de "los medios son una porqueria y responden al dinero" (de acuerdo) a "los medios determinan el mundo" "los medios crean la realidad" (eso lo dice el, y no en sentido meramente figurativo o metaforico)

y luego saltas tambien de

"algunos dicen algunas barbaridades luego de cometido un crimen", a
"la gente es irracional" o "asi son en general." no, nunca aceptes eso. millones estamos en contra de la pena de muerte,de la tortura, de las dictaduras. de "no minimizar" tambien pasas a "es gente de todos lados, de todos los estratos,de todo el pais." no. no lo creo. pero ademas, y lo que es mucho mas importante, la misma gente que pide pena de muerte, sentada en un jurado, ponele, frente a informacion diferente, opiniones diferentes, la posibilidad de pensar y conocer al acusado, piensa. me basta con señalar que "no es lo mismo," vos en cambio parece que pasas de largo y asumis que porque declara eso, va a decir aquello otro horrible en toda ocasion, frente a cualquier evidencia en contra. y no. tiende a no ser asi.

y lo de la pena de muerte tambien me llama la atencion. limita a la corte en vez de a la gente a la que nunca le preguntaron en un debate publico . a la corte en cambio le preguntaron varias veces y varias veces dijo no hay problema

Anónimo dijo...

Zaffaroni no representa el discurso penal. Simplemente es el ideologo del Kirchnerismo.

Muchos repiten y repetiran sus textos, porque en la facultad no hay mucha alternativa, y como son populistas cualquiera que quiera participar de la rosca que propone puede alimentarse de sus textos.

Es tentador, porque es un discurso que te ofrece dos cosas: una, mostrarte como un cruzado frente a la injusticia (esto rige cuando se trata de defender a un funcionario corrupto, o cuando se trata de sacarle el jugo a una sentencia insignificante contra un pobre diablo), y otra, porque te permite victimizarte cuando sos, simplemente, un infradotado: "es que la culpa de todo la tiene el sistema penal" "el codigo es viejo"...etc.etc. (del que otros forman parte, cuando, en realidad, la mayoria de los defectos de la justicia se debe a la desidia de sus operadores: falta de cumplimiento de reglas laborales, estar de congreso y dando charlas por ahi, cuando tenes que estar trabajando, abuso de poder, etc.etc.).

Sin embargo: nada de lo que diga puede ser tomado en serio, porque de seguirlo no quedan dudas de que literalmente nos conduciria a la profundizacion de un saqueo insoportable (via corrupcion) y una represion ilimitada (combatiendo "al enemigo" de la corpo"), so pretexto de creerse el salvador de la patria.

Una cosa diferente es discutir el rol de la participacion popular, y de un monton de otros temas desde el punto de vista penal, que pueden generar diferencias o puntos en comun con tu postura. Eso no significa, sin embargo, la adscripción a la hipocresia con la que se maneja el mundo penal, donde todos citan a las garantias constitucionales para promoverse, y/o para defender a funcionarios publicos por casos de corrupción obscena.

Lo que debe quedar claro es que la posicion acomodaticia de zaffaroni se fundamenta en una estructura de poder que lo tiene alli arriba, y a un conjunto de bobos seguidores, que repiten eso del prestigio internacional, basado en un monton de truchadas. Creo que representa lo peorcito que dio el derecho (en general) durante las ultimas decadas:

1) por usar la facultad como plataforma politica para promover su carrera academica
2) por usar la facultad como plataforma para hacer carrera judicial
3) por utilizar el rol de politico en lo juridico, y jurista en lo politico
4) por haberse acomodado ante todo tipo de gobierno sea o no democratico
5) por promover el odio, bajo el pretexto de "intelectualidad de izquierda"
6) por proscribir a los homosexuales del uso de derechos civiles,
7) por participar activamente durante las dictaduras militares,
8) por promover la victimizacion como herramienta para borrar su pasado, y cualquier intento de critica racional a su militancia obcena, y lamentable.
9) por eso de difundir: "hago lo que quiero, y nadie puede impedirmelo" que, cuando sos funcionario, no es otra cosa más que abuso de autoridad en potencia.

A la luz de lo anterior, no me parece que merezca un intento de racionalizacion nada de lo que pueda decir este muchacho. Si corresponde debatir sobre cuál es el fenómeno que lo tiene y lo tuvo ahi en la cúspide del poder durante muchas decadas.

Ese es un debate que nos merecemos todos, y aun está pendiente.

Pedro.

Anónimo dijo...

Zaffaroni no representa el discurso penal. Simplemente es el ideologo del Kirchnerismo.

Muchos repiten y repetiran sus textos, porque en la facultad no hay mucha alternativa, y como son populistas cualquiera que quiera participar de la rosca que propone puede alimentarse de sus textos.

Es tentador, porque es un discurso que te ofrece dos cosas: una, mostrarte como un cruzado frente a la injusticia (esto rige cuando se trata de defender a un funcionario corrupto, o cuando se trata de sacarle el jugo a una sentencia insignificante contra un pobre diablo), y otra, porque te permite victimizarte cuando sos, simplemente, un infradotado: "es que la culpa de todo la tiene el sistema penal" "el codigo es viejo"...etc.etc. (del que otros forman parte, cuando, en realidad, la mayoria de los defectos de la justicia se debe a la desidia de sus operadores: falta de cumplimiento de reglas laborales, estar de congreso y dando charlas por ahi, cuando tenes que estar trabajando, abuso de poder, etc.etc.).

Sin embargo: nada de lo que diga puede ser tomado en serio, porque de seguirlo no quedan dudas de que literalmente nos conduciria a la profundizacion de un saqueo insoportable (via corrupcion) y una represion ilimitada (combatiendo "al enemigo" de la corpo"), so pretexto de creerse el salvador de la patria.

Una cosa diferente es discutir el rol de la participacion popular, y de un monton de otros temas desde el punto de vista penal, que pueden generar diferencias o puntos en comun con tu postura. Eso no significa, sin embargo, la adscripción a la hipocresia con la que se maneja el mundo penal, donde todos citan a las garantias constitucionales para promoverse, y/o para defender a funcionarios publicos por casos de corrupción obscena.

Lo que debe quedar claro es que la posicion acomodaticia de zaffaroni se fundamenta en una estructura de poder que lo tiene alli arriba, y a un conjunto de bobos seguidores, que repiten eso del prestigio internacional, basado en un monton de truchadas. Creo que representa lo peorcito que dio el derecho (en general) durante las ultimas decadas:

1) por usar la facultad como plataforma politica para promover su carrera academica
2) por usar la facultad como plataforma para hacer carrera judicial
3) por utilizar el rol de politico en lo juridico, y jurista en lo politico
4) por haberse acomodado ante todo tipo de gobierno sea o no democratico
5) por promover el odio, bajo el pretexto de "intelectualidad de izquierda"
6) por proscribir a los homosexuales del uso de derechos civiles,
7) por participar activamente durante las dictaduras militares,
8) por promover la victimizacion como herramienta para borrar su pasado, y cualquier intento de critica racional a su militancia obcena, y lamentable.
9) por eso de difundir: "hago lo que quiero, y nadie puede impedirmelo" que, cuando sos funcionario, no es otra cosa más que abuso de autoridad en potencia.

A la luz de lo anterior, no me parece que merezca un intento de racionalizacion nada de lo que pueda decir este muchacho. Si corresponde debatir sobre cuál es el fenómeno que lo tiene y lo tuvo ahi en la cúspide del poder durante muchas decadas.

Ese es un debate que nos merecemos todos, y aun está pendiente.

Pedro.

Anónimo dijo...

muy bien estructurada la gramática pedro, pero....por diossss
padeces la misma enfermedad que nuestro querido administrador: populodio, que a veces nubla la vista
solo por curiosidad, al margen que tus 9 dogmas son verdaderamente irrisorios, podrias explicar, por caso, 6 y 7?
muy buen debate de ideas, por cierto.

Anónimo dijo...

Los bandos para el supuesto de conmoción interior, fuera de la guerra -escribe Zaffaroni mientras aún había detenidos desaparecidos en distintos campos de concentración en el país-, también requieren una necesidad terribilísima, que debe estar dada por la circunstancia de que la conmoción interior alcance un grado tal que la autoridad del lugar no pueda evitar estragos, es decir, que la alteración del orden sea de tal naturaleza que el peligro de afectación masiva y grave de bienes jurídicos tales como la vida, la propiedad, etc., sea inminente e inevitable por la autoridad local. De allí surge la posibilidad de que la autoridad militar asuma el gobierno o el mando de una parte del territorio”.

“No obstante, hay circunstancias especiales, dentro y fuera de la guerra, en las que no hay sólo una necesidad terrible, sino que se presenta una necesidad terribilísima. Se trata de situaciones en las que existe un peligro actual de absoluta inminencia o un mal gravísimo que ya se está produciendo y que es necesario evitar o detener. Es en estas circunstancias de necesidad terribilísima. Se trata de situaciones en las que existe un peligro actual de absoluta inminencia o un mal gravísimo que ya se está produciendo y que es necesario evitar o detener. Es en estas circunstancias de necesidad terribilísima cuando hacen su aparición en el derecho penal militar dos medidas que aparentemente arrasan con las disposiciones constitucionales: la legislación por bandos y la llamada pena de muerte”.
perdon por el copy paste, sobre todo para el ultimo anonimo preocupado por temas gramaticales....
Pedro

“La muerte prevista en el art. 759, CJM, no es pena, en principio porque la muerte jamás puede serlo, pero, además, por otras razones que no son fundamentales. Ante todo, se hace necesario que el militar huya o haga demostración de pánico, lo que puede generar un desbande o imitación, de modo que la muerte se autoriza para evitar ese efecto inmediato y desastroso. Tan cierto es esto que el CJM no requiere que le dé muerte un superior, sino que puede darse el caso de que sea el inferior quien dé muerte al superior en esa circunstancia. De otro modo, por el mero gusto de  afirmar gratuitamente la disciplina, no se explica que pueda darse muerte a un militar y menos que el inferior pueda dar muerte al superior, lo que sólo puede tener explicación lógica sobre la base de la necesidad de evitar el fracaso de una operación frente al enemigo, el que puede resultar del pánico generalizado en el personal y para el cual cualquier actitud individual puede servir de detonante”. El Código Penal Militar que permitía la pena de muerte fue derogado en 2008. Zaffaroni, en 1980, titulaba a uno de sus capítulos: “La excepcional necesidad de dar muerte al delincuente”.

Anónimo dijo...

Los bandos para el supuesto de conmoción interior, fuera de la guerra -escribe Zaffaroni mientras aún había detenidos desaparecidos en distintos campos de concentración en el país-, también requieren una necesidad terribilísima, que debe estar dada por la circunstancia de que la conmoción interior alcance un grado tal que la autoridad del lugar no pueda evitar estragos, es decir, que la alteración del orden sea de tal naturaleza que el peligro de afectación masiva y grave de bienes jurídicos tales como la vida, la propiedad, etc., sea inminente e inevitable por la autoridad local. De allí surge la posibilidad de que la autoridad militar asuma el gobierno o el mando de una parte del territorio”.

“No obstante, hay circunstancias especiales, dentro y fuera de la guerra, en las que no hay sólo una necesidad terrible, sino que se presenta una necesidad terribilísima. Se trata de situaciones en las que existe un peligro actual de absoluta inminencia o un mal gravísimo que ya se está produciendo y que es necesario evitar o detener. Es en estas circunstancias de necesidad terribilísima. Se trata de situaciones en las que existe un peligro actual de absoluta inminencia o un mal gravísimo que ya se está produciendo y que es necesario evitar o detener. Es en estas circunstancias de necesidad terribilísima cuando hacen su aparición en el derecho penal militar dos medidas que aparentemente arrasan con las disposiciones constitucionales: la legislación por bandos y la llamada pena de muerte”.
perdon por el copy paste, sobre todo para el ultimo anonimo preocupado por temas gramaticales....
Pedro

“La muerte prevista en el art. 759, CJM, no es pena, en principio porque la muerte jamás puede serlo, pero, además, por otras razones que no son fundamentales. Ante todo, se hace necesario que el militar huya o haga demostración de pánico, lo que puede generar un desbande o imitación, de modo que la muerte se autoriza para evitar ese efecto inmediato y desastroso. Tan cierto es esto que el CJM no requiere que le dé muerte un superior, sino que puede darse el caso de que sea el inferior quien dé muerte al superior en esa circunstancia. De otro modo, por el mero gusto de  afirmar gratuitamente la disciplina, no se explica que pueda darse muerte a un militar y menos que el inferior pueda dar muerte al superior, lo que sólo puede tener explicación lógica sobre la base de la necesidad de evitar el fracaso de una operación frente al enemigo, el que puede resultar del pánico generalizado en el personal y para el cual cualquier actitud individual puede servir de detonante”. El Código Penal Militar que permitía la pena de muerte fue derogado en 2008. Zaffaroni, en 1980, titulaba a uno de sus capítulos: “La excepcional necesidad de dar muerte al delincuente”.

Anónimo dijo...

Celebro la postura crítica de RG frente al pensamiento penal de Zaffaroni, al que, con todas las críticas que pueden formulársele, no puede desconocerse que la suya "es una de las miradas más interesantes que pueden encontrarse en Latinoamérica sobre la pena..." (cfr. Gargarella; R.; "Castigar al prójimo"; 1 edición; pag. 38). El debate es siempre sobre ideas y hasta ahora, Zaffaroni era el único que sostenía una...Bienvenidas las reflexiones más que profundas e interesantes de RG sobre el derecho penal´, disciplina que las necesitaba hace tiempo...

Alejandro dijo...

Puede ser que los medios contribuyan a distorsionar la realidad con la idea de que la calle esta llena de homicidas y abusadores sueltos (aun asi es menos disparatado que el discurso de EZ sobre todos los genocidas potenciales que hay que contener), lo que no se puede negar es que según la encuesta de la UCA (OSDA)en los últimos 5 años casi el 30% de los mayores de 18 dicen haber sido (ellos o un miembro de su hogar)víctimas de la delincuencia o la violencia en los últimos 12 meses.De ahi para adelante, todo para analizar, teorizar, criticar y proponer especialmente sobre el rol del derecho penal en todo esto pero que el dato es impactante no creo que pueda discutirse.Solo en la cabeza de EZ el problema se reduce a genocidas (para ellos todo el castigo y ninguna garantia) o ladrones de gallinas.

Anónimo dijo...

Buen día, me interesa mucho tu critica ya que en un posgrado leí con bastante atención el texto de Zaffaroni. Me gustaría aportar esto.
1. En cuanto a la falta de datos empíricos, el mismo texto aclara que es un resumen y por eso prescinde de notas y aclaraciones. Igualmente, acuerdo contigo en que tiende a hacer generalizaciones muy discutibles. Ej dice "ningún genocidio ni ninguna guerra carecieron de apoyo popular", "la pena de muerte goza de gran predicamento popular" y varias así.
2. Respecto a los medios masivos, ok posiblemente usa bibliografía vieja, pero sustancialmente tiene bastante razón en lo que dice sobre el papel que cumplen en la exaltación de la inseguridad, la paranoia que crean, etc.
3. Ahora sobre el punto 36. La verdad que ahí hay una mezcla de cosas. El jacobinismo de la R Francesa, los plebiscitos y consultas populares, y lo que llama "demócratismo radical" que no se sabe que es. Un podría pensar en las concepciones de democracia de Badiou o Ranciere pero no esta nada claro.
4. Relacionado con el punto anterior, el tema de las consultas populares o plebiscitos. Tema complicado como demuestra el caso Gelman de la CIDH o las opiniones de Ferrajoli sobre Colombia. Acá seguramente hay un eje para discutir mucho.
Bueno saludos!
Ramiro DSF

Anónimo dijo...

Buen reportaje hoy en La Nación de Gargarella: http://www.lanacion.com.ar/1953775-roberto-gargarella-se-han-roto-los-puentes-entre-la-gente-y-los-funcionarios

Alberto Bovino dijo...

La visión de ERZ sobre los medios de comunicación es, como bien señala Roberto, bastante trasnochada e insostenible. Los “medios” son descriptos como si se tratara de un solo emisor, con un discurso único, y el público que realiza la única lectura posible de los mensajes. Su aversión al juicio por jurados, además, es injustificable, utiliza los peores argumentos posible solo porque él cree que los jurados serán todos pequeños blumbergs...

Saludos,

AB