23 jun 2021

Por la unidad de la izquierda

 https://www.laizquierdadiario.com/Pablo-Alabarces-y-Roberto-Gargarella-suman-su-apoyo-al-llamado-a-la-unidad-de-la-izquierda?fbclid=IwAR2hPS1U3ckd8t_dRxVk8zFFE0mcTT_5bIAgcnPDyb3_cviMHDDItxID8Y8

El llamado del PTS a unir a las fuerzas de izquierda, el Frente de Izquierda Unidad, AyL de Luis Zamora, el Nuevo Más de Manuela Castañeira y Política Obrera de Jorge Altamira, sigue generando repercusiones. En los medios de distintas provincias, en lugares de trabajo, y también entre referentes intelectuales y de derechos humanos. El mismo fue difundido por Nicolás del Caño y Myriam Bregman.


El fin de semana publicamos una entrevista al sociólogo Eduardo Grüner, donde plantea que le “le parece imprescindible, en la actual situación de crisis extrema que estamos sufriendo, la unidad de la izquierda en el plano electoral, como correlato de la convergencia en los escenarios cotidianos de la lucha de clases”.


También lo hizo el economista Martín Schorr, que entrevistado por Alerta Spoiler señaló que “unir las fuerzas de la izquierda me parece algo muy necesario”. Ariel Petrucelli, historiador, se sumó al llamado.

En las últimas horas dos referentes de distintas áreas han adherido al llamado unitario. Por un lado Pablo Alabarces, sociólogo, docente universitario e investigador del CONICET, sumó su firma al petitorio.

Por otro, el sociólogo y doctor en Derecho Roberto Gargarella. En su carta señala, entre otras cosas, que “la unidad de la izquierda -a partir de fuerzas políticas, hasta hoy, materialmente ajenas a esos “pactos del poder,” e ideológicamente opuestas a esos pactos- representa hoy una de las muy pocas esperanzas de desafiar y denunciar el dominio de las elites”.


Reproducimos fragmentos de la misma y te invitamos a seguir difundiendo la campaña.


“Esta situación institucional deja a los funcionarios públicos con enormes poderes (ellos manejan “la espada y la bolsa”, es decir, el monopolio de la fuerza y el presupuesto), y con pocos controles sociales sobre ellos, con los resultados esperables y conocidos: poderes que se benefician a sí mismos (aumentando sus sueldos libremente, consagrando su impunidad, protegiéndose mutuamente), una política profesional que pacta con los poderes económicos concentrados, y una ciudadanía descreída de la política y enajenada: la política profesional se autonomizó, y la herramienta emancipatoria se convirtió en herramienta de opresión. La unidad de la izquierda -a partir de fuerzas políticas, hasta hoy, materialmente ajenas a esos “pactos del poder,” e ideológicamente opuestas a esos pactos- representa hoy una de las muy pocas esperanzas de desafiar y denunciar el dominio de las elites que -con discursos diferentes, populistas a veces, conservadores otras- contralan la vida pública nacional desde hace décadas” (RG).


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