26 may 2023

Apuntes israelíes 1. Mi barrio

 

Vivo, por azar, en el límite exacto entre el barrio hípster, de Florentine, y la zona de la vieja estación. En esta parte de la ciudad, la de la vieja estación, es donde se concentran la mayoría de los homeless de Tel Aviv. Es, también, el espacio que alberga a los norafricanos más pobres, y a una banda dispersa de zombies, afectados por el uso de malas drogas.

Por las mañanas, para tomar el tren hacia Jerusalén, donde doy clases, tengo que atravesar la zona de zombies (veo siempre allí, sobre todo, contra la pared sentada, a una joven judío-alemana, de piercings por todo el cuerpo, que ya no sabe cómo insultar y, al mismo tiempo, pedir desesperadamente ayuda). Luego, apenas antes de la estación, llega el puente de Hagana que, sobre todo en las horas tempranas, en que lo recorro, es albergue de gente sin vivienda que arma allí las tiendas en donde duermen, entre sillas, telas y tablones, aprovechando las modestas ventajas que les ofrece el puente: un techo parcial, algo de fresco, y la circulación de gente -la promesa de alguna ayuda- durante el día.

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Como hago el paseo a la estación casi todos los días, he empezado a dotar de rostro e identidad a las personas que viven sobre el puente. Reconozco, en particular, a una mujer con las piernas hinchadísimas, que vive entre harapos y tablas que decora con exquisitas amapolas de plástico; un africano que bebe del mismo recipiente que su perro; y una madre con hija pequeña -hija que ha logrado armar su paraíso mínimo dentro del mayúsculo infierno. Puedo distinguir, entre trapos rejilla y sillas rotas, cómo se asoman sus hermosas pertenencias: una muñeca despeinada, un muñeco de color negro, un oso que la acompaña en el sueño, un enorme unicornio, varios libritos, algunas ofrendas en forma de hojas secas, un mono diminuto tejido en hilo grueso, y dos latas. Una de las latas sirve para alimentar al gato, y la otra -una vieja lata de conservas- está preparada para quien se apiade y quiera dejar algún shekel. Ambas latas, cuando pasé recién, estaban sucias pero vacías.



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