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Los tuve prestado de un amigo, Pablo R., y me lo traje a Buenos Aires desde el sur (cariños eternos para Pablo R. y Nieves A., siempre). A fin de año, se los devolví con gratitud inmensa por tan precioso y poderoso descubrimiento. Y desde que leí en estos diarios momentos únicos, párrafos llenos de abismos, de tempestad mental, de vida cotidiana hecha poesía y -por supuesto- escritura finisíma, me lancé a buscarlos por dónde sea, cómo sea, preguntando a todo librero amig@ y todo indicaba que no había caso, que estaban agotados, que no se conseguían, como me decían. Sin darme por vencido, seguí hasta que lo encontré a comienzos de este año, como siempre por azar, pura buena suerte. Ahora prometemos buscarlo y encontrarlo -por supuesto- para la amiga EFT que los quiere seguir leyendo en San Juan de Puerto Rico.
Entonces, a estas horas de la mañana parto bajo la lluvia para Ezeiza, dejándoles un pasaje de este magnífico diario de los días que AP leía -seguro que por las noches- a Simone Weil. Va dedicado a los amigos PR, NA y -por supuesto- EFT.
"28 de Abril: S. Weil me da miedo. Supongo que algún día la amaré y la comprenderé porque ningún otro escritor provoca en mí tantas reflexiones -casi todas tendientes a contradecir lo que leo- y esto, este esfuerzo por tener razón, es en mí algo nuevo, casi inaudito.
Lo que S. W. dice de la Ilíada es maravilloso. Es inexacto, empero, en cuanto valorización de la poesía. Que el narrador sea ecuánima y justo y que lo narrado exprese con exacta fidelidad la condición humana no implica, en modo alguno, que la Ilíada se cumpla como poema. Nadies más infiel que Van Gogh. Nadie más cruel que Goya. ¿Y qué decir de la mayoría de los poetas y escritores occidentales? El miedo que me produce S. W. es un miedo como cuando se espera infinidamente en un cuarto vacío (blanco). Tal vez porque ha abolido la imaginación o, para decirlo mejor, el arte, para reinstaurar, en su lugar, la moral (justicia, virtud, amor humano). Además, cuando se conoce demasiado -con profunda erudición- la literatura antigua, es sumamente difícil comprender la moderna. S. W. no la comprende porque comprende demasiado la otra".."Quiero decir, S.W. es en mí la tentación del salto de lo estético a lo ético. Ahora, aunque me sé confusa, viniendo de mentiras y de fabulaciones, suspendida arbitrariamente de lo imaginario, debo decir que la justicia ni la virtud me interesan entrañablemente. En mí hay alguien que acepta el mal y el sufrimiento del desorden si ellos son la condición de un hermoso poema. Además, más que nunca, creo que "los poemas se hacen con palabras". En el poema no hay lugar para la justicia porque el poema nace de la herida de la injusticia, es decir de la ausencia de justicia. Y quien invoca a lo ausente no es mesurado ni justo puesto que su materia de canto o de voz no puede medirse, por el hecho de no estar presente. Lo que quiero decir es que S. W. busca y encuentra -prodigiosamente- lo que no es poesía para revelarlo como ética. ¿Es un hermoso poema la Ilíada? En algunas partes. Más poeta que homero es Blake, es Hölderin, es Rimbaud.... Pero no sé por qué me duele leer a S. Weil". Alejandra Pizarnik.