10 feb 2010

Un poquito más de principios (con addenda)



Hace unos días discutimos por el blog sobre (lo de siempre, es decir) la confrontación entre políticas pretendidamente "realistas" vs. políticas más ajustadas a principios. Y me pasa que vengo leyendo sobre el constitucionalismo en el siglo xix, y no paro de encontrar documentos de políticos y académicos "realmente" influyentes, que pensaban en sus críticas y políticas alternativas desde posiciones abiertamente comprometidas con (lo que podríamos llamar) un "principismo radical," o "anti-conservador." Lo bueno del paso del tiempo es que, en muchísimos casos, uno puede comprobar que los principios invocados no formaban parte de la "pura retórica" (mucho menos, de la "pura retórica electoralista"). Se trata, más bien, de figuras que invocaron principios por los que luego peleaban en la política diaria, muchas veces victoriosamente.

Aquí va otro párrafo más en ese sentido, también proveniente de la historia constitucional chilena. En este caso, un texto del notable José Victorino Lastarria, rival de Andrés Bello, rival del legado autoritario de Diego Portales, discípulo del libérrimo José Joaquín Mora. (El párrafo surge de sus comentarios críticos a la Constitución de 1833 aunque, debo aclarar, hay otros comentarios críticos a la misma Constitución, hechos por un jovencísimo de 21 años -muerto a los 27- Manuel Carrasco Albano, que son mucho más agudos y radicales aunque, no podía ser de otro modo, resten completamente ignorados).


Decía Lastarria:

“Esa política (la política conservadora), nos han dicho, es la que resiste a las pasiones sin freno que traen el abuso de las libertades públicas, la que resiste el espíritu revolucionario para afianzar el principio de autoridad…Esta es, decimos, la política de todos los sistemas, de todas las formas de gobierno, de todos los intereses exclusivos que se apoderan de la dirección de los Estados. Ella no tiene principios: si proclama el de autoridad, no es como principio de justicia ni como un derecho emanado de la sociedad y basado en los intereses de ésta, sino el poder de mandar, sea éste legítimo o usurpador, justo o estrafalario, bienhechor o asesino; si invoca los intereses materiales, no es porque en ellos procure hallar el desarrollo de todas las facultades morales e intelectuales de la sociedad para conducirla a su perfección completa, sino porque en esos intereses encuentra un elemento de egoísmo que explotar, para comprometer a la riqueza en la conservación del poder que se apoya en ella, y hacer causa común con ella contra todo lo que puede revelar las falsas bases de ese poder: si, por fin, se constituye en guardián del sentimiento religioso, no es para dar a la conciencia el conocimiento verdadero de las obligaciones y derechos del hombre, sino para pervertir esa fuente de nuestra actividad con la inicua convicción de que la religión nos ordena mirar al que manda como a la imagen de Dios y nos prohíben el examen de sus actos y de los antecedentes y móviles, de los intereses y fines de su poder. Semejante política es una monstruosidad que no merece el nombre de tal política, que por otra parte no se le ha dado, sino para disfrazar allá en lo alto del Estado lo que acá abajo, en la sociedad llamamos perversidad, pretendiendo así que lo que es malo y condenado en nuestras relaciones privadas, pase a ser bueno y justificado cuando está revestido con las insignias del poder. No, la verdadera política supone principios, supone ciencia y más que todo moralidad, y la llamada política conservadora no ha mostrado esas cualidades, ni aun cuando ha sido dirigida por los tiranos más sabios y brillantes

Addenda: Una buena muestra de la posición que rechazaría, es la que me señalaban en uno de los comentarios. Salió recién publicada en Página, por Dri: una burla hacia el principismo, en nombre de la "política real," es decir, hoy, cualquier cosa que haga el gobierno. Qué pena, qué pena. La nota, acá. Como respuesta inicial: a la izquierda de K hay kilómetros y kilómetros; entre la coalición sojera y el kirchnerismo las diferencias son mucho menores que las coincidencias (más allá de que el Kísmo haya sido fuerza fundamental y fundacional en la conformación del núcleo sojero y la patria sojera). Así que si, como sugiere Dri, el mundo se divide en dos, estate tranquilo que K y la coalición sojera están del mismo lado, y él apoyándolos. Por suerte, hay demasiada vida lejos de ellos.

5 comentarios:

. dijo...

Muy interesante lo de Lastarria. En un punto me hizo acordar a la prosa de Deodoro Roca y el Manifiesto Liminar de la Reforma.
Va el link: http://es.wikisource.org/wiki/Manifiesto_Liminar.

Deodoro era otro que a los principios no los declamaba, los ejercia.
Abrazos.

Anónimo dijo...

No se si será casualidad, pero justo hoy Ruben Dri publica un artículo (para mi excelente) donde critica el exceso de principismo de cierta izquierda, que en Argentina termina siendo funcional a la derecha.
Perdon si estoy desviando el tema, pero es una discusión importante.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-140047-2010-02-11.html
ramiro

rg dijo...

muy pertintente, lo trato de subir

nachin dijo...

La verdad que es muy interesante. Particularmente no podría con seguridad afirmar en qué consiste la política o sus verdaderos principios, menos aún decir que lo que en su mayoría supone es moral, puesto que esta última palabra todavía me resulta difícil y esquiva de definir...
No obstante, si me parece un gran disparador, por lo menos sí tengo en claro que una postura hipócrita (no me refiero a los K nada más, claro) en general trae aparejado beneficios o bienestar para pocos; que una postura -sea una forma de hacer política o de vivir entre los demás- hipócrita que le escape al pensamiento, a la filosofía, al interrogante de sus fines o prioridades, es una postura que en los hechos termina reflejando no una sociedad donde estemos unidos por fines que busquen un bienestar común sino un conjunto de personas donde algunas disfrazan preocupación por los demás pero se aprovechan de sus desventajas en beneficio propio.
En pocas palabras, estoy más que de acuerdo en que lo que más falta es pensar y ser consciente de qué camino "realmente" está siguiendo la real politik; no para hacer un tratado de filosofía, comentarlo entre quieran escucharlo y luego archivarlo.
Todo lo contrario, parte del problema creo es que muchos de los que deberían estar interesados (perjudicados) no sepan o sean conscientes de que esta real politik o forma de convivir con los demás puede ser cuestionada y desnaturalizada...por eso la importancia de ideas que lleven a acciones en contra de status quos injustos (explotación, gran desigualdad de oportunidades)e hipócritas
Espero haber sido más o menos claro, un abrazo

rg dijo...

hola n., para mi muy claro, gracias