26 dic 2015

Svetlana: Mujeres sin voz, mujeres nadie

Leo con fascinación y cierta angustia los escritos de la última nóbel de literatura, Svetlana Alexiévich. Por serlo, me acerqué a sus textos con cierta prudencia, pero el proyecto me interesaba: simplemente, transcribir las voces de las mujeres desplazadas, no escuchadas, humilladas y ofendidas en situaciones extremas -la segunda guerra, chernobil. Hablan las enfermeras, las auxiliares de compañía, las técnicas sanitarias, las tiradoras, las encargadas de transmisiones, las de la unidad de lavandería...

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Esas voces cuentan una historia olvidada, sin medallas ni halagos: puro olvido y maltrato. Qué recuerdan, les pregunta ella. Recuerdan las ropas que lavaban, tan pesadas por la carga enorme que le agregaba la sangre. Recuerdan las ratas escapando de a miles antes del bombardeo. Recuerdan los ojos abiertos de los muertos, que necesitaban cerrar por el miedo. Muchas tienen un recuerdo recurrente: la persona que resistía viva, al borde de la muerte, hasta reencontrarse con la imagen, real o imaginada, del ser amado, o leer la carta esperada: recién entonces morían.

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Y qué esperaban, qué soñaban, del final de la guerra. Soñaban comprar un paquete de galletas. Soñaban con ir a la peluquería. Soñaban con reencontrarse con el hombre que las había dejado. Algunas otras, en cambio, no querían recuerdo alguno. Necesitaban dejar de pensar. "Acumulo ropa sucia para el día de los festejos" -le cuenta una- "así me encierro a lavar la jornada entera y no pienso."

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Stalin decía: "En la guerra no hay prisioneros. Hay traidores." Y entonces las mujeres de los presos, los que no habían alcanzado a quitarse la vida antes de ser apresados -en muchos casos, simplemente, por carencia de municiones- pasaban a ser las traidoras del pueblo, resultaban de repente despreciadas por quienes hasta ayer trataban con ellas.  

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"Sabe lo que pensábamos todos durante la guerra?" -pregunta y responde una. "Imaginábamos qué feliz será la gente después de la guerra¡ Qué vida más bella y feliz comenzará. La gente ha pasado por tanto sufrimiento que todos serán buenos, los unos con los otros. Habrá mucho amor. Las personas serán distintas. No dudábamos. Ni por un instante... Querida mía, todo es igual que antes, las personas se odian entre ellas. Otra vez se matan unos a otros. Es lo que no acabo de entender. Y quiénes son? Somos nosotros. Nosotros."

6 comentarios:

JRLRC dijo...

Esa última cita es un balazo bien dado.

rg dijo...

coincido, tremendo balazo

Anónimo dijo...

"Por serlo, me acerqué a sus textos con cierta prudencia", porque? por ser Nobel o algún otra razón? Me diste interes en leerla. Lo poco que mostrás ya me cautiva, y me recuerda un librito interesante que compré por curiosidad de oferta en la calle Corrientes, "Nacer mujer en China" de Xinran Xue que relata historias silenciadas de la mujer en China, muy fuerte. Probablemente no tenga los méritos literarios del que proponés, pero es impactante. Les dejo una reseña de un blog, no porque me parezca particularmente buena, sino simplemente por que resume la historia del libro que no tengo ganas de contar yo y es el primero que encontré aceptable googleando. Gracias por el dato!!! Jorge

http://mislecturasdecabecera.blogspot.com.ar/2014/03/nacer-mujer-en-china-xinran-xue.html

Anónimo dijo...

Ah, me olvidé. El "tremendo balazo", muy fuerte en verdad, me recuerda una viñeta tragi-cómica de La Nación creo, de hace mucho tiempo pertinente pero a otra escala, por supuesto. Aceptando que contar chistes (describir viñetas ni les cuento) no es mi fuerte, me excuso con el consabido dicho "que en verano no hay noticias" y se puede publicar "casi" cualquier cosa. Dos hombre adultos, ya claramente en su madurez salen de un cementerio, con trazos indefenidos pero suficientes como para suponer que es el de Recoleta (aunque se podria dar en cualquier cementerio del mundo, tal vez con menos cinismo). Ambos impecablemente vestidos de negro con corbata y acicalados salen cabizbajos por la puerta cuando uno le dice al otro. "cuando muere alguien cercano, a uno le dan ganas de cambiar su vida, ser mas solidario, disfrutar de las pequeñas cosas" etc. El otro, con igual tono aflijido le responde: "Si tenes razón. Pero no te preocupes, ya se te va a pasar..."
Jorge

rg dijo...

por el nobel, pero todo bien. igual, no es que destaca por "su" literatura, sino por la decisión de trascribir las voces de otras

G.C. dijo...

"...los que no habían alcanzado a quitarse la vida antes de ser apresados -en muchos casos, simplemente, por carencia de municiones-...". Duro y dos veces duro por real. Gracias por compartir Roberto, me recuerda a algunas partes de "El poder cambia de manos", de Czeslaw Milosz.
G.C.