25 jul 2016

El pueblo (siempre/alguna vez/nunca) se equivoca?

En esta nota, en LN domingo, opino junto a buenos colegas sobre el significado de la votación en Inglaterra, y la pregunta acerca de si "el pueblo se equivoca": http://www.lanacion.com.ar/1920582-nota-de-tapase-puede-equivocar-el-pueblocuatro-consultas

Mi opinión, bastante más extendida, sobre el punto puede verse acá:

La votación popular en Inglaterra, afirmando la salida inglesa de Europa (Brexit) representa un excelente caso para reflexionar sobre lo que significa nuestro compromiso con el sistema democrático, y los límites y alcances de dicho compromiso. Sobre todo, a la luz de la opinión de aquellos que han aprovechado esta oportunidad para reafirmar sus propios prejuicios en cuanto a que “el pueblo habitualmente se equivoca”.

En lo personal, me acerco a la cuestión a partir de dos supuestos. Uno referido a la idea de autonomía, y otro referido a la democracia. Sobre lo primero, comparto el supuesto que proponía John Stuart Mill: nadie conoce los propios intereses mejor que uno mismo. Esto no niega que uno pueda equivocarse en la evaluación de aquello que le importa, pero afirma que en todo caso, los demás suelen tener dificultades todavía mayores que uno mismo para determinar qué es lo que a uno le importa, qué es lo que a uno le preocupa, que es lo que lo atemoriza a uno, etc.

En relación con la democracia, entiendo a la democracia como una conversación inclusiva, y extendida en el tiempo. Esto tiene poco que ver con la idea de preguntarle a una comunidad algo complejo, y forzarla a responder por sí o por no.

Combino ambas ideas en este ejemplo: Si a alguien le preguntan si se siente bien, y sólo puede responder sí o no, es posible que esta persona diga que sí, en general, porque no tiene la posibilidad de dejar en claro que tiene regularmente dolores en el pecho, y varios dientes con caries, y molestias en la rodilla que hacen que camine con alguna dificultad, etc. Esa persona no respondió "mal" la pregunta, porque su estado general es aceptable, y porque sabe que hay mucha gente que está mucho peor: el problema es la pregunta, y en definitiva ese modo restrictivo y torpe de entender la democracia. Entonces, sin necesidad de decir "el pueblo nunca se equivoca" (el pueblo, como cualquiera, puede eventualmente equivocarse, aunque el pueblo, como cada uno, está en mejores condiciones que cualquier otra comunidad o persona vecina para hablar de los asuntos "propios") lo que diría es que se está pensando sobre la cuestión de la forma equivocada. Si se quiere saber efectivamente lo que piensan los ingleses sobre Europa, y sobre la política inglesa, y sobre las condiciones sociales, políticas o económicas en las que viven, lo que debe hacerse es abrir canales apropiados para desarrollar una conversación de otro tipo. Ello, en lugar de reducir a la democracia a un "si o no", para luego llegar a la burda conclusión de que "el pueblo se equivocó".

La prioridad es, en todo caso, salir del estado de situación actual, que oscila entre dos opciones absolutamente inatractivas. La primera es la dominante, que tiene que ver con sistemas institucionales burocratizados y elitistas, que excluyen en los hechos a la mayoría de la población de todo papel relevante en la toma de decisiones. La segunda es la alternativa que se presenta como remedio o escape de la anterior, pero que sólo la refuerza en sus peores rasgos: la alternativa de la consulta popular plebiscitaria, en donde la consulta está planteada, como vimos, en términos binarios, y en donde hay pleno descuido del valor del diálogo como condición necesaria para alcanzar decisiones justificables.

Los modos en que se puede transitar por ese camino diverso, que ponga el acento en el diálogo son variados, y ninguno excluye al otro. si se van a hacer consultas populares, ellas deben estar precedidas por cuidadosos procesos de debate entre las posiciones opuestas (algo así se intentó hacer, por ejemplo, en el país, antes de la consulta popular por el tratado de paz con chile). Las audiencias públicas, organizadas desde el congreso o por la justicia, son buenos pasos en ese sentido. Una organización de la comunicación más democrática, también contribuye: son muchos los medios que pueden servir al propósito de la "conversación extendida"

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Que la elección se reduzca a dos opciones binarias no es el problema, porque entonces el Congreso adolece del mismo déficit democrático, ya que al final del día los diputados deciden por sí o por no. La cuestión es como se forman las opciones, y quién las forma. Una conversación "extendida" y amplia, cuando es dominada por manipuladores de la agenda y de la comunicación, es igual de problemática en términos democráticos que un plebiscito, y cuesta ver cómo se va a conjurar el papel de los líderes y del dinero en la comunicación en la instrumentación de ese modelo ideal de conversación extendida. Y es que el final del día va a haber desacuerdos y se tendrá que votar. Votar es ineludible. La clave, en mi modo de ver, esta en permitir a los ciudadanos que (reunidas cierto numero de firmas, que habra que definir) que puedan someter a votación popular cuestiones fundamentales (con algunos ajustes que no vienen al caso) y prohibir expresamente los plebiscitos. Así funciona Suiza y Uruguay. Por supuesto que la deliberación es importante, pero el precio de desprestigiar la democracia directa real incurre en el error de pensar que son cosas incompatibles. Es posible tener democracia directa (genuina, desde abajo) y deliberación democrática al mismo tiempo. sl

rg dijo...

claro que es posible, pero asi como viene es inaceptable. y la idea de plebiscitar una constitucion dificilmente no implique una tremenda manipulacion (300 articulos por si o no es un insulto a la democracia)

Anónimo dijo...

coincido, plebiscitar una constitución es una barbaridad democrática, pero también lo es hacerla y votarla a espaldas del pueblo. Lo que quiero decir, en cualquier caso, es que siempre habrá votación, y mejor tener una conversación extendida junto con una votación extendida, que una conversación extendida con una votación confinada en los representantes (y sus lobbystas detrás de la escena). sl

Anónimo dijo...

Perdón, introduzco un tema totalmente alejado del que está en discusión. Alguna opinión sobre esto?:

http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-305168-2016-07-25.html

Saludos,

Pepe

rg dijo...

mal, como tanto

Anónimo dijo...

Si podemos decir que se equivoca o que no se equivoca es porque admitimos que existe lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo. Si es así por qué depender de la buena suerte de las circunstancias que en algunos contados casos favorecen las elecciones del pueblo para hacer lo correcto? No sería mejor dejar las decisiones en manos de los que saben? Si bien los expertos también se equivocan, lo hacen en menor grado.

rg dijo...

en la nota trato de decir por que ese argumento es inaceptable (basicamente, nadie conoce mejor los propios intereses que uno mismo)