4 ene 2008

Los discípulos de Maier





En mi época de post-estudiante (no sabría decir mucho sobre la duración de esa época), y no durante la carrera, me sumé a los míticos seminarios de los viernes de Carlos Nino, adonde iba gente muy querida (algún día me gustaría hablar de algunos-as de ellos-as). Por entonces (comienzos de los 80), supe que, dentro de la misma Facultad, se organizaban otros seminarios similares, al menos en cuanto a su estructura: titular de cátedra, "discípulos-as" jóvenes, discusión abierta y horizontal (y no, como aún hoy se estila, y en el mejor de los casos: catedrático impartiendo, de arriba hacia abajo, una insustanciosa doctrina). Entre esos seminarios (los buenos), se encontraban dos o tres de mi interés: el que organizaba Enrique Marí, el que coordinaba Bulygin (del que me sentía lejos por cuestiones que dejo para otra vez), y otro que coordinaba el amigo Julio Maier (según entiendo, durante un tiempo, junto con Marcelo Sancinetti). La cuestión es que ayer, luego de casi tres años, reclamé y recibí (gracias Alberto B.!) mi ejemplar del libro de homenaje a J.M., que me correspondía como co-autor (bueno, para el homenaje escribí algo cortito, pero soy co-autor igual, así que un ejemplar me tocaba). El libro termina con un muy interesante y extenso reportaje de Mirna Goransky a Julio (pregunto entre paréntesis: habrá sido grabado el reportaje, o Julio respondió por escrito a preguntas pre-formuladas?). De esa entrevista, me shockeó muy en particular el apartado "Mis discípulos." Es una media carilla dentro de la entrevista, en donde Julio dice cosas como éstas:
"A pesar de que me desagrada generalizar, lo cierto fue que un grupo que, más allá de las particularidades individuales, pisaba fuerte como tal, terminó dividido, sin empresas comunes valiosas, genéricamente antipático para los demás, con una buena cantidad de actos de irresponsabilidad, sin actualizar su propia creación intelectual, etc...Desde el punto de vista de quien consiguió reunirlos, esta realidad, más allá de las culpas o de las casualidades, de fracasos y de derrotas, es triste."
Y también: "Hasta, en los últimos tiempos, he tenido que sufrir, por parte de una última generación...aquello que, desde mi punto de vista -quizá erróneo- significa una deslealtad, que yo, según también creo, no me hubiera permitido con quien fue mi maestro."
Epaaa! Sabía de la separación J.M. y M.S., pero no me esperaba que la ola expansiva hubiera sido tal, tan duradera, y con tantas derivaciones como la respuesta sugiere. Quisiera esperar que, más allá de cualquier dejo amargo, el enojo que trasunta la respuesta tenga que ver con cuestiones precisas, coyunturales, del tiempo en que se hizo la entrevista. En todo caso, no me interesa ingresar en la cuestión del cotilleo sobre qué cosas pasaron o no, ni quisiera (lo rogaría) usar este espacio para reavivar ninguna rencilla que ande por allí con las cenizas todavía prendidas. Sí anoto que -por varias razones- no esperaba una respuesta de este tipo, ante la pregunta sobre los discípulos. Me dejó apenado. Me pregunto también qué hubiera dicho Nino si le hacían la misma pregunta. Porque, y ésta es otra historia, en la época de su fallecimiento, su grupo de discípulos también se encontraba dividido, y Nino estaba personalmente muy molesto con algunos de ellos. Yo, por suerte, siempre formé parte del núcleo duro del ninismo ortodxo, junto con algunos (todavía hoy) buenos amigos-as. En fin, así vamos.

5 comentarios:

Alberto Bovino dijo...

Estimado Roberto:

Lo que te ha llamado la atención también le ha pasado a muchas otras personas, incluso a nosotros. Respeto y quiero a Julio Maier —que fue mi verdadero maestro en el sentido que le damos al término en nuestro ámbito universitario—, como si fuera mi padre. Más allá de ello, siempre estaré agradecido por todo lo que nos ha brindado a muchos de nosotros. Y no me refiero a conocimientos, sino a enseñanzas de vida, ejemplos de integridad y de respeto a la diversidad. Y todo lo que sigue es mi opinión personal.

En primer término quiero hacer unas aclaraciones: lo de la deslealtad no sé a qué se refiere y estoy seguro que no se refiere al grupo a quienes nos definen/definimos como sus discípulos iniciales: Martín Abregú, Mary Beloff, Edaurdo Bertoni, Alberto Bovino, Fernando Díaz Cantón, Mirna Goransky, Fabricio Guariglia, Daniel Pastor, Maxi Rusconi, Marcos Salt, Natalia Sergi, y quizá alguno o alguna que me olvido.

En cuanto a la entrevista, MIrna la grabó y luego hizo un muy buen trabajo de edición. Sobre la desilusión de Julio respecto de muchos de nosotros tiene que ver con simples discrepancias de las prioridades en las elecciones de nuestro plan de vida.

Recuerdo, por ejemplo, que en 1996, dos años después de haber terminado mi maestría en Columbia, estábamos por ir junto con Manuel Garrido tres o cuatro meses a estudiar a Italia con Ferrajoli.

Antes de viajar, me ofrecieron trabajar en Guatemala como coordinador del equipo de abogados que llevaba el caso de la ejecución de la antropóloga Myrna Mack Chang. Decidí —entre otras razones, porque ya me sentía crecidido pues había comenzado a estudiar derecho a los 25 años— que era el momento y el caso oportuno para aplicar las enseñanzas de Julio y de otros grandes profesores que contribuyeron a mi formación —tu maestro Nino, entre ellos—. Permanecí cerca de cuatro meses, y al año siguiente regresé por casi todo el año (1997). Luego seguí viajando para continuar asesorando en el caso, y también comencé a trabajar en el equipo que llevaría el caso internacional ante la Corte Interamericana, hasta que me ocupé de coordinar ese equipo desdela presentación de la demanda ante la Corte, las incidencias preliminares, la audiencia de juicio y la presentación de los alegatos escritos.

Y muchos de nosotros, más allá de haber realizado estudios de posgrado en el exterior, comenzamos a viajar por trabajo a diversos países, y algunos hasta se mudaron a esos países —v. gr., Martín Abregú, Edaurdo Bertoni, Fabricio Guariglia—.

Algunos de nosotros demoramos demasiado en presentar la tesis doctoral y otros —como sucede en mi caso—, aún no lo hemos hecho y no sé si lo haré. Eso es algo que sí le dolió a Julio pues como él mismo reconoce, arrancamos con fuerza. En mi caso, a pesar de haber escrito más de 500 páginas de borradores, me he bloqueado por completo y francamente detesto profundamente mi tema de tesis.

Seguramente ni lo intentaré, pues estoy embarcado en otros proyectos que me parecen de mucho mayor utilidad como herramientas de enseñanza-aprendizaje. Lo cierto es que, además, la crítica de Julio también es un reclamo de afecto —es una de sus particularidades la de comunicarse a través de la agresión, y esto no es una crítica—, pues nuestras obligaciones y deberes familiares nos han reducido al mínimo el tiempo libre. En este punto, la supuesta "inexistencia" del grupo no es como la describe Julio, exagerando, aun cuando es cierto que cada vez nos resulta más complicado hacer cosas en común.

Finalmente, debo señalar que el comentario de julio no tiene relación alguna con el conflicto con MS, y que no está peleado con ninguno de nosotros, solo que ahora para verlo tengo que ir a una peña a escuchar música folklórica en vez de encontrarlo en un ámbito académico o profesional. Y si alguno de nosotros estuviera en problemas, él estaría ahí para apoyarnos. Es un tipo extraordinario, tan gruñón como generoso.

Te agradezco la preocupación manifestada en el post, porque es un fiel reflejo de que te preocupa gente a la que le tenés afecto y además te recuerda parte de tu historia con el grande de tu maestro.

Un gran abrazo,

AB

rg dijo...

Mira vos. Mi explicacion interna (entre otras cosas, por ignorar una mayoria de los datos relevantes), era algo de lo que decis vos, mas el agregado de la disputa con Marcelo S. La disputa, que fue verdadera, le da verosimilitud a la molestia que se ve presente en la entrevista, y el resto creo que tiene mucho que ver con lo que vos decis: es Julio reclamando carinio a traves de algun grunido. A Julio no lo conozco muchisimo, pero algo, y por suerte conoci de el solo la faceta afectiva, que es fuera de lo comun. Un monton de gente, en cambio, solo ve o vio de el al tipo que aparece como cascarrabias -una mascara que recubre a una persona divertida y llena de carinio. En todo caso, gracias por el testimonio, y disculpas por entrar en un area que puede herir susceptibilidades. Mi afecto hacia el quedo sellado el dia que nos conocimos, en un congreso en los Estados Unidos, cuando fuimos -con algun delincuente que no recuerdo bien- al Abierto de los Estados Unidos a ver a Gabriela Sabattini (!!). No consiguiendo entradas, terminamos consiguiendo un memorable ingreso al Estadio (estabamos todos con saco algunos de traje) alegando venir como delegacion de la Embajada Argentina! Que verguenza! (Pero que partido!)

Alberto Bovino dijo...

Roberto:

No hay de qué disculparse. Para mí fue terapéutico tratar de explicar los dichos de Julio, sobre todo para aclarar que es un ser humano como pocos y que no existe pelea alguna entre él y nosotros.

Y aprovecho para decirte que lo del partido nos lo debe haber contado unas mil quinientas veces y siempre habla maravillas de vos.

Un gran abrazo,

ABovino

rg dijo...

el tercer delincuente que estaba en el partido era f. guariglia, pero hay mas

Dushyant dijo...

Y se puede saber con quienes estaba molesto Nino? Con los que no eran "ortodoxos"? Ahora ya entiendo su version de la democracia delibertaiva. Ni Videla era tan susceptible.