19 may 2009

Notas del diario de un mal año (2009)

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El libro que más me gustó de Dworkin es el que menos habla de sus ideas sobre Hércules con sus respuestas correctas y más habla de la democracia -no para decir que es más que números y que los jueces deben concebir los derechos como cartas de triunfos contramayoritarias, que es como defiende el control judicial de constitucionalidad- y sobre todo habla de política democrática contemporánea. En ese libro, Dworkin me gusta porque tiene nervio, tiene algo sincero, no académico, porque es directamente pesimista, exigente y duro. Incluso a la distancia, parece verse en DW sincera preocupación. Publicado casi en el séptimo año del gobierno de Bush, con posterioridad apoyó explícitamente a Obama que ahora retrocedió en algunas medidas claves de su campaña como los tribunales militares, acá. Seguro que no se puede entender el libro sin contextualizarla en la etapa de Bush, sus razones y sus consecuencias.

Dworkin en "Is democracy possible here?" empieza con una frase contundente: "American politics are in an appalling state" que se podría traducir en algo así como "la política estadounidense está en una situación pésima/atroz/terrible/lamentable". No hace falta citar a Dworkin o a nadie para decir eso -o algo mucho más fuerte- de la política Argentina, especialmente frente a estas elecciones legislativas: la falta de debate de propuestas genuinas, sostenidas; la oscuridad en la que se decidieron todas las rápidas (y veremos si fugaces) alianzas; el oportunismo de aquellos que se están alineando con uno y con otros (o con todos), para mantener los negocios o para ampliarlos, para ver si puede generar nuevos negocios dentro de un sistema político autónomo, poco transparente, mientras la sociedad alienada -al menos en algún grado- se polariza; el amateurismo político; la ausencia de proyectos (a nivel local y nacional) para temas vitales, fundamentales; la prioridad por la telepolítica sobre la generación de democracias partidarias, comunicación y base social en partidos políticos vacíos de genuinos partidarios y repletos de socios e inversores; la incomunicación de la clase política con la sociedad (tal vez debamos retomar conceptos de Gaetano Mosca y/o Gramsci y ver los roles intelectuales de legitimación ahí) y -finalmente- la falta de preocupación por lo que tod@s saben: los escenarios posteleccionarios son inciertos o directamente desalentadores a nivel económico y de confirmarse las tendencias afectarán en mayor medida a los más pobres, que son las mayorías de los argentin@s .

En ese lamentable escenario, leyendo el "Diario de un mal año" de J. M. Coetzee, encontré esto, que puede graficar los pensamientos de alguien común y al mismo tiempo de alguien que le exige mucho más a la democracia (en este punto me recuerda a algunos textos de Robert Dahl y su opiniones más allá de la poliarquía) y representa una idea del ciudadano corriente. Lo transcripto, como dirían los Monty Python (acá, minuto 7 de uno de sus más extraordinarios capítulos - Season 1 - CH 12- de su Flying Circus) "Let's ask the man on the stret", es como preguntarle a la/s persona/s en la calle:

"En los tiempos de los reyes, se le decía al súbdito: eras súbdito del rey A, ahora el rey A ha muerto y he aquí que eres súbdito del rey B. Llegó la democracia y, por primer vez, se le dio al súbdito una alternativa: ¿Quieres (colectivamente) que te gobierne el ciudadano A o el ciudadano B?

Al súbdito se le presenta siempre el hecho consumado: en el primer caso el hecho de su condición de súbdito; en el segundo, el hecho de la alternativa. La forma de la alternativa no se puede discutir. La papeleta de votación no dice: ¿Quieres a A, a B, o a ninguno de los dos? Ciertamente nunca dice: ¿Quieres a A, a B, o nadie en absoluto? El ciudadano que expresa su insatisfacción con la forma de la alternativa ofrecida por los únicos medios de que dispone, absteniéndose o bien invalidando su papeleta de votación, sencillamente no cuenta, es decir, no se le tiene en cuenta, se le ignora.

Enfrentando a una alternativa entre A y B, dada la clase de A y la clase de B que suelen llegar a aparecer en la papeleta, la mayoría de la gente, las personas corrientes, se inclinan en el fuero interno a no elegir ninguno de los dos. Pero eso es solo una inclinación, y el estado no se ocupa de las inclinaciones. Las inclinaciones no son moneda corriente en política. El estado se ocupa de las alternativas. A la persona corriente le gustaría decir: Unos días me inclino por A, otros por B, la mayor parte de la los días tengo la sensación de que ambos deberían marcharse; o bien, en ocasiones, un poco de A y un poco de B, y otras veces ni A ni B, sino algo totalmente distinto. El estado sacude la cabeza. Tienes que elegir, dice el estado: A o B."

"Extender la democracia", como está haciendo ahora Estados Unidos en Oriente Medio, significa extender las reglas de la democracia. Significa decirle a la gente que, mientras que antes no tenían ninguna alternativa, ahora tienen una. Antes tenían A y nada más que A; ahora pueden elegir entre A y B. "Extender la libertad" significa crear las condiciones para que la gente elija libremente entre A y B. Las expansión de la libertad y la expansión de la democracia van de la mano. Quienes se dedican a expandir la libertad y la democracia no ven ninguna ironía en la descripción del proceso que acabo de hacer" [...

...¿Por qué es tan difícil decir cualquier cosa sobre la política desde fuera de la política? ¿Por qué no puede existir ningún discurso sobre la política que no sea en sí mismo político? Para Aristóteles la respuesta estriba en que la política es inherente a la naturaleza humana, es decir, que forma parte de nuestro destino, como la monarquía es el destino de las abejas. Esforzarse por lograr un discurso sistemático o suprapolítico acerca de la política es inútil".

14 comentarios:

L! dijo...

Lucas,
Si bien no leí profundamente el post, sino raudamente como mucho de lo que uno lee en internet, me parece que hay algo que se le escapa a ese razonamiento: qué es lo que el súbdito-ciudadano está dispuesto a hacer por ese sistema político en el que quiera o no está incluido-excluído a la vez. Me refiero a que la opción de asumir él el lugar del rey-gobernante tendría que ser una opción. Por eso creo que cuando la humanidad evolucione bastante más que ahora, la democracia óptima va a ser la del azar. Cuando sea el azar el que determine quien va temporalmente a detentar la soberanía, no tendremos de qué preocuparnos. Y sí, me imagino una especie de paraíso terrenal, en el que en medio de mundanos placeres, cada tanto nos toque ejercer la soberanía. Ambos papeles ejercidos con gusto y, por lo tanto, juicio.

PD: Creo que hay una diferencia entre el sistema político argentino y el norteamericano que hace que en mi opinión no debamos ser tan escépticos con el propio: nuestro sistema político está, todavía, en gestación, y por lo tanto es perfectible y creo que va en ese camino; en cambio el sistema político de EEUU es un sistema afianzado que empieza a mostrar signos de decadencia.

Lucas A dijo...

L! A ver, puede ser que el azar sea un factor relevante en un futuro y posible diseño institucional deseable. En mi caso incluiría el azar pero no lo haría el único factor decisivo. Por ahora la legitimación democrático, incluso en su grado más imperfecto de la realidad y más perfectible (con políticas de inclusión, precondiciones y garantías económicas de refuerzo de la autonomía, mayor educación) es preferible.

De todas formas, la discusión instucional de los mundos posibles está abierta. Y el otro día Wint por acá hablaba de nuevos sistemas, bueno, obviamente si no existen, hay que inventarlos. Estoy con la imaginación institucional que JHabermas dice que necesitamos.

El sistema de EEUU también ha tenido mutaciones y transformaciones. Sobre todo en lo que se ha llamado "unitary executive", el refuerzo del presidencialismo. No sé si el presidencialismo en estados unidos fue tan fuerte como lo fue en los últimos años (quizás sí Lincoln o Franklin DR). En fin, largo debate. Gracias por pasar.

Sigamos, Salut!
Lucas A.

Alejandro Haimovich dijo...

Lucas! no se si se puede hablar de la politica desde fuera de la politica (que es fuera de la politica?), pero no se si dworkin debiera hacerlo, al menos depues de leer 2 parrafos de cronicas desde el infierno lo prefiero hablando de interpretación constitucional y no de peronismo.

estudiante crónica dijo...

Lucas: no creo que las cosas esten tan mal. En estados Unidos, es cierto que la "era Bush" fue appalling, no tanto por la falta de alternativas politicas (en us: siempre podes votar a un reoublicano o a un democrata, y sabes, que, a grandes rasgos, el republicano quiere menos impuestos y mano dura, y el democrata mas impuestos y mas ayuda social) sino por las violaciones a la constitucion estadounidense (torturas, etc). En el 2008 el turnout fue mas alto -aunque no tanto, ojo- que en en ahos anteriores y aumento bastante la participacion politica. No creo que nadie se haya quejado por tener que elegir entre A y B.
En el caso de Argentina, las alianzas rapidas (y fugaces!) no son un desarrollo nuevo de la politica, como tampoco los son los candidatos "famosos" (hello, Palito Ortega, hello susana Rinaldi, hello Pinky, hello Scioli de los 90), y no creo que la gente este mas polarizada que, por ejemplo, el 95, donde muchos odiaban a Menem. (y polarizacion tiende a ser un termino sobreutilizado: tengo la sensacion de que los argentinos estan de acuerdo en cosas basicas como el respeto al orden democratico, ahora mas que en los 80, por ejemplo).
la queja por la falta de propuestas reales es tan vieja como la politica. No se si nunca hubo propuestas reales, o no nos gustan las que hay, o nos gusta quejarnos.
otra cosa: el ciudadano puede hacer mucho mas que votar por A o B. puede participar, influir a A y B, crear un partido C, ayudar al partido D a convertirse en un alternativa viable. Y si en el limite, el ciudadano no puede hacer otra cosa que votar a A o B, es igual infinitamente preferible a que le digan: hola, aca esta A. va a gobernar. trivializar la posibilidad de elegir es banalizar a las dictaduras. todo bien con Coetzee, pero no me convence el argumento.

Anónimo dijo...

Es por eso que es necesario buscar un pensamiento alternativo en Argentina que hasta ahora no se ha dado. Lo que esta es el establishment o la faranduleria (Nacha Guevara, Scioli, etc.)
en que ha devenido el progresismo.

No se puede fundar algo nuevo sin destruir lo que esta, la criptopolitica del kirchnerismo. Yo he hablado del tema con Dworkin varias veces y con Thomas Nagel, hace poco en la presentacion del juez McConnell en NYU y nuestras coincidencias son asombrosas. Hay que poner la politica al servicio del bien comun --y no de la camarilla que esta ahora. Pero para eso hay que destruir lo que esta y hacer rodar muchas cabezas!!!!

estudiante crónica dijo...

anonimo, no da:

"Yo he hablado del tema con Dworkin varias veces y con Thomas Nagel, hace poco en la presentacion del juez McConnell en NYU y nuestras coincidencias son asombrosas."

asumo que lo de hacer rodar cabezas es en sentido figurado!

Lucas A dijo...

Jajaj... Puede ser, Alejandro Hache. Es la distancia y algo más.

Estudiante Crónica, muy bien. Coincido con vos, eso ya lo saben acá y también lo deberíamos saber acá a pesar de los cambios de ropajes y de discursos (aunque me parece que acá hubo un desplazamiento de much@s hacia la derecha, tal vez de todo el escenario hacia la derecha -tal vez no de todo pero si de parte importante: ver los discursos sobre imputabilidad de los menores, por ejemplo-).

Coincido en que el término polarización está sobreutilizado (por eso relativizaba "en algún grado"). Temo que sea proceso, en estos años, con la vista puesta en el 2011, más concreto y en aumento.

Lo no coincidimos es en que la gente pueda participar. Puede intenatarlo. Puede ganar la calle. Puede manifestarse. Pero institucionalmente puede hacer poco. La gente no puede participar ni en el sistema institucional, ni los partidos son cajas de resonancias de la sociedad y de esa parte de la sociedad que está activa, que efectivamente quiere, con apatía y razonable desconfianza incluida.

La sociedad en el sistema institucional no tiene donde participar, hay poquísimos espacios de poder para la participación popular y el debate colectivo. Diría que esos espacios son nulos, está fuera del sistema y no lo influencian, no lo condicionan.

Ahora, lo que podría pasar es que los partidos políticos y sus dirigentes de primera línea quieran una masa de adeptos y de partidarios que decidan en democracia partidaria, quién va y quién viene, así anulan la recurrente posibilidad de "los pilotos de tormetas" y de los paracaidistas (como Luis Brandoni que me encanta como actor, por ejemplo en "El enemigo del pueblo" de Ibsen/Sch. pero que como político mmmm, que le precedió a la larga lista que hiciste). O sea, podría decir más, pero mi punto es: La sociedad, cualquiera de nosotros tiene más frenos, barreras y puertas cerradas para participar que los dirigentes para fundar partidos y desarmarlos cuando la estructura (una estructura que se llena de gente debatiendo, con ideas, con propuestas pero también con disensos y vuelo propio) no le permite actuar de forma cesarista y ampliar su poder con alianzas contingentes y contradictorias con muchas de sus postulados que esa estructura rechaza.

Me parece que la situación, podría estar siempre peor, ya lo sabemos, pero no deja de ser lamentable y preocupante.

Personalmente, me hizo acordar mucho (aunque hay diferencias notables) al autismo político después de la elección del 14 de Octubre de 2001. Ver un diario del día siguiente para recordar que era la incomunicación entre clase política y sociedad: http://www.pagina12.com.ar/2001/01-10/01-10-15/index.htm

Tal vez sea innecesario aclarar, pero por las dudas: No hay que hacer rodar ni destruir nada. Eso nunca solucionó nada y nunca lo solucionará. Hay que perfeccionar y construir alternativas y puentes entre esta situación patética y una mejor. En la transición seguro que hay que destrabar los frenos y aceptar la presencia de indeseables. Y tal vez esto es lo más importante: en ese nuevo escenario también habrá mucho del anterior (socios, inversores, oportunistas, millonarios, parásitos, rapiñeros, amateuristas, cesaristas, personalistas, autoritarios, etc), pero la idea es aumentar el poder institucional y democrático de l@s que están en el mundo de la vida: la sociedad (y especialmente de l@s que están peor en ella).

Un poco largo, lo sé, perdón. Sigamos, che.
Lucas.

Anónimo dijo...

Lo que decis Lucas es una contradiccion, como se puede edificar algo sobre lo que esta podrido. Tampoco se ve que el "poder institucional" haya crecido, si lo ves en la justicia, los indices que publica Transparencia Internacional, un retroceso en todos los campos. Se traslado la politica de "pago chico" (Santa Cruz) a la nacion. Tampoco concuerdo con esa estrategia de que se deba aceptar a los "indeseables". Los indeseables hoy por hoy estan en el poder, veremos que pasa el 28.

Pedro Caminos dijo...

Sólo una cosita: la tana Rinaldi siempre tuvo presencia en el viejo PSD, ella viene de una familia socialista. Su caso no es asimilable a otros (o al menos no completamente asimilable). Saludos!

estudiante crónica dijo...

PAC, gracias, no sabia lo de Rinaldi.

Lucas, si, es dificil participar en partidos politicos, mas cuando son "cascaras' que se arman y desraman para cada eleccion. pero en algunos sindicatos, movimientos piqueteros, asociaciones viciles, etc, es mas facil participar, y algunas de estas organizaciones(no todas, ni todas por igual) tienen llegada a la politica.
no estoy muy convencida de que la politica pueda ser mucho mas participativa, no porque la idea no me resulte atractiva (me resulta atractiva) sino porque no lo veo factible. Hay momentos de mucha movilizacion -estoy pensando en los 60 en estados unidos, en ppios de los 80 en Argentina, hasta en el 2002- pero no se sostienen en el tiempo. Puede ser que la gente participe en esos momentos, y despues no este tan interesada, prefiera dedicrase a sus cosas. Esta bien? no participan mas porque no ven oportunidad? no se.

Anónimo dijo...

Lucas es interesante tu post, quizás me equivoque pero leo entre líneas una respuesta a algo que yo le planteaba a RG en la discusión sobre las testimoniales en el primer post sobre el tema (por cierto acabo de abordar recién el nuevo debate post fallo y me encuentro con una profusa e interesante discusión, sobre la cual deje mi postura en el post anterior, en cualquier caso sigo en gral la línea de la estudiante crónica).

Me refiero a cuando (te) preguntás si es posible pensar (y obvio, decir sobre) la política desde fuera de la política. Y lo relaciono con el mini debate con Roberto porque yo le planteaba en un comentario que al no haber margen, en mi opinión, para discutir las testimoniales “desde el derecho” había que dar la discusión “desde la política”. Y ojo, aclaro que no soy de los que piensen que derecho y política viven en planetas distintos. Justamente porque pienso lo contrario es que te escribo para pedirte –si me lo permitís- precisiones sobre el alcance de tu afirmación.

Hay una cuestión en particular –entre tantas otras- que me hace mucho ruido del mundo del derecho. Y es que en ese mundo se discute de política desde categorías jurídicas que tienden a “objetivizar” los argumentos vistiéndolos de una autoridad a veces poco discutible, si es que uno no es abogado y puede citar autores y fallos y etc. Yo veo en eso posturas muy jodidas, ej. el uso del discurso jurídico como herramienta de poder (y aprovecho y aplaudo un ensayo tuyo muy interesante al respecto). Y eso que describo en el mejor de los casos, porque sino viene el constitucionalista amigable y copado que nos dice “si no entendés de derecho, ta todo bien eh! sos amigo igual, pero por favor no opines sobre eso” No se soy claro, pero veo que en el debate por las testimoniales aparece claramente expresado. Y me temo que “desde el derecho” es más fácil, para algunos, los abogados por lo general, dar cualquier tipo de discusión política: recurriendo a la palabra mágica como inconstitucional! cuando no ilegal!. A mi modo de ver, el debate se torna más pobre y generalmente se eluden puntos cruciales y verdaderas contradicciones. Yo lo repetí varias veces aca: qué hacemos con el resto de las variantes testimoniales, porque nos cerramos a discutir la testimonialidad de scioli, qué hacemos con los mandatos inconclusos, cual es el límite para exigirle certeza a un candidato?, en fin. Todo es político, elegir sobre qué discutir también lo es.

Por último y perdón por lo larguero, da para discutir largo y tendido el tema de medio oriente como tirarlo al paso. Vale “extender la democracia” a cualquier precio como lo hace usa, si es que validamos esa “extensión”. Y digo esto sin entrar en el debate sobre universalismo vs. Particularismo, que daría para rato.
Me quedaron varias cuestiones afuera, pero la seguimos,
abrazo

juani bertomeu dijo...

Anónimo que habló con Dworkin y Nagel varias veces, si estás por NYU podemos vernos, quienquiera que seas.

Especialmente así traés a Dworkin y Nagel para hablar sobre el segundo cordón del conurbano, que ellos seguro que tienen información de último minuto sobre el tema, que podremos intercambiar.

j.

Pedro Caminos dijo...

Estudiante: de nadas!

Los partidos políticos que funcionan como tales, o sea que son más que un sello, tienen espacios auténticos de participación interna. No quiero hacer proselitismo aquí, así que no voy decir a cuál(es) partido(s) me refiero. Por supuesto, siempre puede parecernos que esos espacios son insuficientes y siempre nos vamos a enfrentar con la michelsiana ley de hierro de la oligarquía. Pero desde afuera de los partidos no los vamos a poder cambiar seguro (y por hacerlos cambiar tan sólo digo democratizarlos un poco).

Pucha! Yo siempre pensé que Dworkin y Nagel en sus ratos libres asesoraban a Quindimil (q.e.p.d.), a Carigilino, a Mario Ishii y a Hugo Curto. Es más, en un acto del PJ en Florencio Varela, me pareció verlo a Ronald convidándole un chori a Julio Pereyra.

Lucas A dijo...

Che, perdón por la demora. Pero las obligaciones laborales me tienen apretados.

PAC, gracias por las aclaraciones y estoy muy de acuerdo con tu último comentario.

Estudiante, la vamos a seguir, igual me quedo contento con que reconozcas frenos institucionales, históricos y hasta culturales para participar. Por el contrario, pienso que si levantamos algunas barreras institucionales, modificamos prácticas históricas y si generamos nuevas prácticas y espacios donde pueda surgir una cultura de la participación la política puede ser más inclusiva.
Pero la vamos a seguir, no hay duda.

Salud! La seguimos,
Lucas.