Durante los años que enseñé en Barcelona, me encariñé con la ciudad, su gente y su riqueza cultural, pero siempre me irritó infinitamente el discurso nazionalista dominante, fogoneado entonces por el "major" Jordi Pujol, al frente de Catalunya durante una veintena de años. Pujol, en particular, articulaba sus presentaciones en torno al agresivo eje del "hecho diferencial" que -en su opinión, como la de tantos- distinguía a los catalanes frente a los "aprovechadores" del sur, andaluces y extremeños en particular (una excelente réplica contra su discurso xenófobo -del tipo "el andaluz no es coherente, es anárquico"- la publicamos acá, hace un buen tiempo). Ahora, el 27 de enero lo juzgan a don Pujol , acusado de fraude fiscal y blanqueo de capitales por unos 20 millones de dólares (acá). Una vez más, el viejo truco bien conocido en nuestro pago: cacarear ideología, para correr la atención de los propios crímenes.
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