13 ene 2016

Italianas I. Cabeza cortada

Llegando a mi albergo en Roma, por la noche, veo un extraño movimiento en la ventana. Es la ventana del segundo piso del edificio de al lado. Miro bien, porque lo que se mueve, de adelante a atrás, produce un perturbador efecto. Miro algo de costado ahora, temeroso, porque parece que lo que se bambolea no es otra cosa que una cabeza cortada. Afino el ojo, con la sospecha – la esperanza tal vez- de reconocer que lo que se mueve es la cabeza cortada de un maniquí, o el de una muñeca desvencijada. Recién ahora lo distingo bien: se trata, en efecto, de una cabeza cortada, pero no la de un maniquí, ni la de una muñeca desvencijada.

1 comentario:

Fede B. dijo...

Siniestro. Me recuerda El Hombre de Arena, ese cuento de E.T.A. Hoffmann sobre el tipo que se enamora de la vecina de enfrente, a través de la ventana, y cuando finalmente consigue verla de cerca descubre que es una muñeca mecánica, una autómata.