Chiachierare
1
Jubilados,
pensionados, desempleados, primero, pero todo el resto inmediatamente después,
se instalan en algún momento del día en la vereda, al borde de su calle, en la
plaza o frente a un café. Empujados por un clima amable, los vecinos se agrupan
sigilosos, para comentar el extraordinario espectáculo del día. No se trata de
sentarse uno frente al otro, sino uno junto al de al lado. No se trata, tampoco,
de contarse intimidades, ni de pensar en cómo se cambia el mundo, sino de dar
cuenta del estado de ese mundo, que transcurre en instantáneas mágicas,
exhibidas a la vista de todos. Como en un desfile popular, y de a uno en vez,
los integrantes del pueblo pasan andando, y los demás, sentados o apoyados
contra la pared, sobre la arrasadora función departen animados. Ahora pasa uno
con unos pasteles en mano. Atrás lo sigue una señora que camina rengueando y
que parece dirigirse hacia al almacén más grande de la vecindad.? Enseguida, se
cruzan dos que parecen amigos, haciéndose bromas, mientras uno le convida cigarrillos
al otro? Se vislumbra alguien más allá: está solo y riendo, como si fuera un
loco. Este cortejo humano, pero sobre todo el discurso sobre ese cortejo (la
conversación amable, extendida en el tiempo, que se desarrolla de a poco,
inconexa, inacabable y siempre inconclusa, a los saltos a veces, entre risas
otras, y que tiene por fin primero el mero gusto de seguir conversando, sentado
uno junto al otro) es tal vez lo más maravilloso que quiere ofrecerme esta
ciudad.
Chiachierare
2
Para
el recién llegado, es todo un desafío acertar con el argumento preciso. Qué
pasará realmente en cada una de las historias que se nos van contando? Serán
novios estos dos que ahora cruzan? Cómo vivirá este africano, que pasa
vendiendo anillos y vuelve y vuelve a pasar? Y éste, el de la moto, hacia dónde
va tan apurado? Seguro se ha enterado de alguna cosa –recién lo llamaron-, pero
de qué cosa? Y el hombre que fuma, allí apoyado en el banco, espera a alguien,
o sólo está haciendo tiempo, mientras toma su tiempo para mirar a los demás? En
el bar de al lado hay una pareja, que ahora me está mirando. Asumo que se están
preguntando qué es lo que estoy haciendo yo acá.
2 comentarios:
Basta de "la sala de máquinas"! Libro de "Viajes" por favor!!!
qué encanto cuando personas del camino nos dejan recuerdos intensos y podemos escribirlos... Buon viaggio!
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