8 dic 2007

Cuento para las Abuelas




Cuando la semana pasada se hizo una nueva marcha de la resistencia (organizada por Madres, Linea Fundadora), se me ocurrio colgar este cuento que escribi hace un tiempo para un concurso literario organizado por las Abuelas de Plaza de Mayo. Al cuentito le fue bien, y salio publicado en un pequeno libro editado por ellas, y prologado por uno de los jurados, que si no me equivoco fue Juan Sasturain (quien dedico unas muy breves pero acertadas lineas sobre el cuento). Yo hoy lo re-escribiria un poco, pero en su momento me gusto mucho haberlo escrito. Ahi va, espero que les guste.



porque yo se lo dije susana. al señor que atendía le dije, escúcheme, escúcheme, no puede ser que no haya llegado, si ya tenia que llegar. de pergamino señor, fíjese bien. y el señor que no señora, que viene atrasado. pero cómo puede ser, le dije, hace una hora que viene de atraso, no habrá llegado a la otra terminal, en boulogne, le pregunté. y él dale que no, que está atrasado. cuestión que cuando pasaron varias horas yo dije no, para mí que patricia se equivocó, vuelvo a casa. y me volví, guardé las facturas, la canasta con el dulce de naranja, recién hecho, que lo había hecho la vecina, y me dije ma sí espero acá. pero nada. y ahí yo me entré a preocupar. pero dije, bueno, me habré equivocado de día, no sé, ando tan despistada. así que al otro día volví a la terminal. le pregunté otra vez, que si no había ido para la otra terminal, allá en boulogne hay otra terminal viste. y el señor que atendía, que era el mismo que ayer, me reconoció y me dijo, mire señora, me parece que hubo un problemita antes de salir, por qué no llama a la comisaría de pergamino. qué problemita va ver le dije yo, me hubieran dicho. no me diga así que me asusta. pero te imaginás, volví corriendo a casa, y bueno, llamé nomás. y me hicieron hablar con el oficial inspector, viste el comisario inspector o sub inspector, no me acuerdo bien. el tipo muy amable, lo sintieras, tomó mis datos, dijo vamos a ver, ya le vamos a notificar cualquier cosa. yo les di tú número también, por las dudas. Igual al otro día volví a la terminal. al que atendía no le fui a preguntar nada aunque estaba igual, pero era un papelón ya. y me quedé un rato, porque el onibus de pergamino llega a las ocho, y llegó puntual, pero no, patricia ni apareció. Así que volví a casa, y las facturas ya las tiré, ya estaban todas resecas. la naranja no, porque si la tapás bien te aguanta un buen tiempo, la ponés en la heladera, viste con la tapa así hermética, unas semanas te aguanta. pero yo ya me entré a preocupar. qué raro dije, porque ya era sábado y a lo menos el sábado, o sábado por medio patricia me llama. pero nada. y bueno dije yo, a lo mejor me llama el sábado que viene. pero sabés lo que es esperar hasta el otro sábado, así, con el corazón en los labios. mirá, yo lo llamo otra vez al comisario sub inspector me dije. y llamé, ma sí, esta vez el tipo no estaba. a qué hora llega él pregunté. porque era todo un señor parecía. así que lo llamé más tarde y tampoco. volví a llamar que ya decían quién será esta loca. porque a mí a loca no me gana nadie. así que como no me contestaba lo llamé al otro día. bien temprano. ahí sí me contestó. era el comisario inspetor ahora sí. pero le habrán dicho que estuve todo el día llamando, como una loca, porque ahora ya no me trató tan bien. que no señora, que ya le vamos a notificar cualquier cosa. ya mí ya me entró la idea. si este sábado patricia no me llama me voy derechito a pergamino, el mismísimo sábado. así que mirá, llegó el sábado, y yo desde la mañana ni salí. me quedé sentadita al lado del teléfono, puse la radio, me puse a terminar el pulóver de patricia, que ya cumplía años, veinte años cumple, como tu hija. y ya pasaba el mediodía y yo ahí que ya me temblaban las manos. no le habrá pasado algo, me dije. Así que ya tenía la plata, todo, dije, si no me llama en un rato me voy y me saco el pasaje. yo pensaba, mirá si llego y se enoja patricia, que qué venís a hacer. Pero yo estoy casi segura que ella me dijo que venía para el veinte, el veinte de junio me dijo, estoy seguro, si yo dije, ay, justo para el día de la patria, te voy a esperar con una banderita y todo le dije, de chiste, ella se rió, aunque muy de reírse no era, mirá si me voy a olvidar, seguro estoy que era el veinte, casi segura. y mirá, me fui nomás, qué vergüenza me decía, pero qué querés que le haga.
ay susana. vos sabés lo que fue llegar. nadie me decía nada. porque patricia hacía poco que estaba ahí, no la conocían mucho. pero en la casa no estaba, en el almacén no sabían nada, en la tienda de ropa, que yo sé que era medio amiga de la que atendía, tampoco. pero cómo puede ser. y ahí empecé a revolver cielo y tierra. cómo puede ser. se habrá
ido de vacaciones a otro lado, me dije, pero cómo, me habría dicho. dos días me quedé, ni plata tenía. imaginate josé en la casa, vieja, vení, no te amargués, se habrá ido con las amigas, si tu hija es más rayada que una cebra me decía. pero no, si estoy seguro me dijo que se venía, casi segura. mirá, ni plata tenía pero me quedé en pergamino nomás. cielo y tierra revolví. enseguida fui a lo del sub inspector. y el lunes, por consejo de un empleado en el banco, lo fui a visitar a un cura, y a la tarde, por consejo del cura, fui de un juez de ahí. vos vieras qué tipo. el tipo me dijo, mire señora, yo a su hija no la conozco, pero sí que hubo problemitas. qué problemitas, le dije. y él nada, muy serio que me asustaba. buen hombre, lo vieras. me dio un papel que firmó, puso ahí señor juez, acá lo tengo conmigo el papel. lo puse en un sobre de plástico y acá lo tengo, así como me lo dio lo tengo, lo puse dobladito dobladito en plástico, con la firma de él, el sello, la fecha, el partido general, todos los datos, puso el nombre de patricia también. patricia ciroli. y acá estoy susana. desde ese día acá estoy. y yo no soy de revisar la pieza a la nena, pero igual me fui, dije, a lo mejor dejó un mensaje, algo, la última vez. y ahí está, miré bien, pero traté de tocar lo menos posible, a ella no le gusta que le ande revolviendo lasa cosas, es tan prolija. profesora es, viste. profesora de lenguas nacionales. en dos años llegó a profesora, si vos vieras. no lo podían creer las compañeras. así que así como dejó las cosas yo las dejé. miré un poco, así por arriba, eso sí. porque si quería dejarme una nota dije, yo tenía que haberla visto ahí arriba de la mes, o viste la otra mesita, más chiquita, al lado de la cómoda. pero ni en un lado ni en el otro. y yo más no quise revolver. sabés sino cuando vuelva cómo va a poner el grito en el cielo. no, si yo la conozco. todo así como estaba.
ay susana. y yo al lado del teléfono. ahora me acostumbré a ir de compra bien bien temprano, apenas abren los negocios. porque viste, ella es medio de dormir hasta tarde, así que cuando me llame no me va a llamar tan temprano digo, así que salgo bien bien temprano, así para la hora que ella se levanta ya estoy en casa. y ahí entro a dar vuelta siempre al lado del teléfono. plancho al lado del teléfono. escucho la radio, al lado del teléfono. tejo, al lado del teléfono. hasta la mesa le dije a josé la acercamos al teléfono, no sea cosa que llama, suena, cree que no estamos y cuelga. y un par de veces ya pasó, que llaman y yo enseguida corro, ma que corro, vuelo, ya un par de veces me pasó que cortaran. y yo digo, para mí, para mí que es ella. la intuición, me parece. porque una vez sí que no era ella, era una mujer, joven, todo, pero no era ella, sabés cómo la reconozco a ella la voz.
ay susana. hoy es sábado así que como todos los sábados me vuelvo a la terminal. ya me conocen allá. me miran todos ya. yo lo escucho ahí algunos ya hablan. uuh, me dicen, la señora del sábado me puso el del kiosco. yo me le río porque tiene razón. me cargan porque yo voy todos los sábado y me siento adonde siempre a esperarla. todavía voy con la banderita y todo. para hacerle la broma viste. yo le dije. y los papeles también los tengo. por las dudas. tengo el documento de ella cuando era chica, el papel que me dio el juez viste. a todos lados voy con los papeles. al almacén. al banco, a todos lados. y la foto también. no porque yo me olvide, viste, no por mí. pero a veces viste voy al baño, salgo, y a veces tengo miedo que ya llegó el colectivo entonces a alguno me le acerco y le pregunto si vio a esta chica.
ay susana. disculpa que te cargosee. pero es que ya ni mi marido me aguanta. él no me dice nada pero yo me le doy cuenta la cara. me mira y ya lo sé. cuarenta años de matrimonio llevamos. mirá si no me voy a dar cuenta. susana. cómo te quisiera cerca, acá conmigo. es que yo no quiero aflojar delante de él. vos viste, él muy bien no anda. así que cuando se me enoja yo me callo y le digo que sí josé, tenés razón, es la edad. ay susana. cómo te necesito cerca, acá sentada conmigo. acá. esperando conmigo.

2 comentarios:

Esculapio dijo...

Buenísimo. Conozco a alquien que conoció a alguno...cuánto dolor. Cuanta cobardía, cuánta miseria humana hay en el omitir, en no dar respuesta.

rg dijo...

gracias che