Quisiera hacer un breve comentario sobre
el modo en que Aricó comentó el modo en que Marx comentó a Bolívar.
1) Marx sobre Bolívar
Marx, ya lo vimos aquí en el blog (http://seminariogargarella.blogspot.com.ar/2007/12/marx-contra-bolvar.html),
escribió un breve texto sobre Bolívar, en 1857, para el New York Daily Tribune
(ya es gracioso pensar este dato –Marx como habitual columnista del diario
norteamericano- a la luz de las tonterías que se dicen actualmente, poniendo el
acento no en el contenido de un texto, sino en el lugar en donde ese texto
apareció publicado -perdónalos Marx, no saben lo que dicen¡).
El escrito de Marx es uno de los pocos en
donde hace referencia a la realidad latinoamericana (también aparecen sus
referencias, más bien marginales, a la invasión norteamericana en México). La
prédica de Marx contra Bolívar, en aquel texto, fue brutal. Decía Marx contra
el venezolano: “Terrateniente, hacendado, propietario de minas y de esclavos,
Bolívar no sólo interpretó los intereses de su clase, sino que los defendió
contra la pequeña burguesía liberal y las todavía inconsistentes masas
populares”. Tan excepcionalmente severa fue su crítica que, en una carta a
Engels, Marx admite que su texto excedió el tono enciclopédico que le pedía el
diario, pero que “hubiese sido pasarse de la raya querer presentar como
Napoleón I al canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero
Soulouque” (Engels escribió que “el rey negro Soulouque de Haití” fue “el
verdadero prototipo de Luis Napoleón III”). Marx aborreció a Bolívar, porque
(tomo palabras de Aricó) “vio en Bolívar un remedo del bonapartismo o, mejor
dicho, un tipo de dictador bonapartista”.
2) Aricó sobre Marx sobre Bolívar
El análisis de Marx sobre Bolívar –que es
el que, en otros términos, yo tendí a seguir en mi trabajo sobre el
constitucionalismo latinoamericano- irritaba al marxista José Arico. A Aricó,
como dijera, le interesaba estudiar a Marx (como a Gramsci, como a Mariátegui,
como a todos), desde sus “puntos de fuga”, los escritos aparentemente menos
importante, los textos que parecían refutar lo que las interpretaciones
habituales decían de un autor.
A Aricó le irritaba esa lectura de Marx
sobre Bolívar, a través de la cual el primero rechazaba “la forma bonapartista
y autoritaria del proyecto bolivariano.” Aricó reaccionaba frente a la lectura
marxista porque a él le interesaba reivindicar la “autonomía de lo político” y
el “grado de creatividad histórica” propias de procesos independentistas como
el latinoamericano.
Decía Aricó: “Nuestra tesis es que no fue
la ‘superficialidad’ del periodista, ni el ‘desconocimiento’ del historiador’
ni las limitaciones del ‘metodólogo’, ni finalmente el desprecio del
‘eurocentrista’ las que pueden explicarnos la paradójica actitud de Marx frente
a América Latina. Todas estas limitaciones pudieron emerger y desvirtuar sus
reflexiones porque una previa y prejuiciosa actitud política obnubiló su
mirada”.
Aunque, en lo personal, disiento
completamente con la lectura de Aricó sobre Marx sobre Bolívar (entiendo que
Marx estaba, otra vez, en lo cierto en sus críticas a Bolívar), reconozco en la
defensa que hace Aricó de la “otra” lectura sobre Bolívar (es decir, su crítica
a Marx en este punto) un trabajo y una erudición apabullantes. Reverencia
frente a Aricó¡
En definitiva, la crítica de Aricó al
Marx que escribe sobre Bolívar –y su reivindicación de la “autonomía de lo
político”- constituyen aspectos nodales en todo el estudio hecho por Aricó
sobre el socialismo y América Latina: para él se trata de pensar apropiadamente
sobre una realidad que el marxismo –que Marx mismo- no habría pensado bien.
3) Aricó, Marx, Bolívar, en la discusión latinoamericana
contemporánea
No resulta sorprendente saber que la
disputa de Aricó con Marx nació motivada por la vocación de Aricó de intervenir
en las discusiones políticas latinoamericanas de su tiempo. Como no sorprende
que la recuperación de aquel texto de Marx sobre Bolívar haya venido
acompañada, siempre, de una vocación similar. Así, por caso, cuando en 1936 Aníbal
Ponce escribe una introducción a la edición en español del texto de Marx (que
Aricó también critica en su libro), lo hace convencido de la necesidad de criticar
a algunos movimientos nacionalistas de su época. Los términos de Ponce sobre el
Bolívar del que escribe Marx, son tan duros como los de Marx. Ponce dice que
Bolívar no hubiera estado marchando junto con “los estudiantes y los obreros”,
y que no lo sorprende ver que la principal reivindicación de Bolívar hubiera
quedado en manos de dos generales poco afectos al antiimperialismo que
atribuían a Bolívar: Antonio Guzmán Blanco y Juan Vicente Gómez (recuerdo a dos
presidentes recientes, en la Argentina, reivindicando a Juan Manuel de Rosas).
En lo personal, la crítica que hago al
centralismo autoritario regional –y a Bolívar en particular- es tributaria de
los escritos de Marx y Ponce, y crítica de textos extraordinarios como el de
Aricó: necesitamos mantener una crítica implacable frente al bonapartismo
latinoamericano, todavía vigente.
8 comentarios:
Off topic. Hoy, sábado 24, el inefable y genial Huili Raffo te dedica unas palabras muy divertidas en su columna semanal de Perfil. Desconozco por qué salió publicada hoy y no mañana, domingo, as always...
Estimado Roberto: leyendo hace un tiempito el libro de Aricó sobre Marx y America Latina (que más bien es sobre Marx y Bolivar) recordé un muy interesante libro llamado "LA REVOLUCIÓN AGRARIA ARTIGUISTA" de Sala de Touron - Torre, donde se describe y analiza el proceso originado como consecuencia del REGLAMENTO PROVISORIO PARA EL FOMENTO DE LA CAMPAÑA, lo que también refiere a otras tradiciones politicas, otros liderazgos distintos al bolivariano enmarcadas en el proceso de la independencia del continente. Muchos saludos pablo
Uno de los textos más interesantes de Marx, "El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte",puede explicar las críticas que se volcaren en el texto sobre Bolívar. Pero la lectura de ese texto sobre el "bonapartismo" (*)nos puede iluminar sobre el actual régimen instalado en nuestra sociedad, por ejemplo cuando considera que:
"Se comprende inmediatamente que en un país como Francia, donde el poder ejecutivo dispone de un ejército de funcionarios de más de medio millón de individuos y tiene por tanto constantemente bajo su dependencia más incondicional a una masa inmensa de intereses y existencias, donde el Estado tiene atada, fiscalizada, regulada, vigilada y tutelada a la sociedad civil, desde sus manifestaciones más amplias de vida hasta sus vibraciones más insignificantes, desde sus modalidades más generales de existencia hasta la existencia privada de los individuos, donde este cuerpo parasitario adquiere, por medio de una centralización extraordinaria, una ubicuidad, una omnisciencia, una capacidad acelerada de movimientos y una elasticidad que sólo encuentran correspondencia en la dependencia desamparada, en el carácter caóticamente informe del auténtico cuerpo social, se comprende que en un país semejante, al perder la posibilidad de disponer de los puestos ministeriales, la Asamblea Nacional perdía toda influencia efectiva, si al mismo tiempo no simplificaba la administración del Estado, no reducía todo lo posible el ejército de funcionarios y finalmente no dejaba a la sociedad civil y a la opinión pública crearse sus órganos propios, independientes del poder del Gobierno."
Y nos previene cuando estima que:
"Acosado por las exigencias contradictorias de su situación y al mismo tiempo obligado como un prestidigitador a atraer hacia sí, mediante sorpresas constantes, las miradas del público hacia el sustituto de Napoleón y por tanto ejercer todos los días un golpe de Estado en miniatura, Bonaparte lleva al caos la economía."
Es evidente que no es exactamente lo mismo, pero ya lo expresó al inicio del texto: "...y otra vez como farsa".
*)Que no refiere a Napoleón el Grande, como se confundió nuestra presidenta al presentar el proyecto de reforma al Código Civil.
Que increible!
Marx sobre Bolivar, Aricó sobre Marx, Gargarella sobre Aricó.
No voy escribir yo sobre Gargarella, pero que tengamos que seguir pensando el tema porque es actual, a 180 años de Bolivar, es muy loco.
Saludos.
Enric.
Buenísimo.Coincido, Roberto. Por eso me parecen "curiosos" los Marxistas Bolivarianos. A menudo, varias de las corrientes de izquierda en el continente -sobre todo las extremistas- Ponen a Karl y a Simón en el mismo afiche. A veces salen a 'disculpar' a MArx por su supuesto eurocentrismo. A propósito: talvez existe hoy un prejuicio "antieurocentrista" en gran parte de la izquierda académica. Se ha llegado a decir, incluso, que la ciencia es un mito occidental, racista, machista. Resuelven discusiones ricas y complejas dividiendo las aguas entre 'ilustrados elitistas' y 'localistas populares'. Quizá es hora de decirle a la izquierda, desde la izquierda, que otro modo de llamar al conocimiento local es "prejuicio". Que el posmo hizo agua en los 90. Que en el prefijo "post" sólo sigue siendo serio gracias a las geniales notitas amarillas. Saludos!!
Enric:
Te recomiendo que leas a Maurice Joly y su obra: "El diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu", (1864)y encontrarás muchas más coincidencias entre estos tiempos bonapartistas y los de Napoleón el Pequeño. Recomiendo también el capítulo X de "El hilo y las huellas. Lo verdadero, lo falso, lo ficticio." de Carlo Ginzburg. FCE. Bs. As. 2010. páginas 267 y sgts., que se ubica bien en el tema, especialmente en la fobia que siempre el bonapartismo manifestó hacia la prensa no estatal.
Seguramente me va a resultar muy difícil, tanto conseguirlos como,si los consigo,entenderlos, pero gracias por la recomendación. Enric
http://www.lafogata.org/recopilacion/tur.1.1.htm
Muy interesante la parte en que habla de Bolivar.
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