Interesante nota de V. Palermo sobre C. Mouffe, publicada hoy
http://www.lanacion.com.ar/1531049-una-sofisticada-legitimacion-para-democracias-polemicas
Días pasados, se publicó en Página 12 una interesante
entrevista a la politóloga Chantal Mouffe, bajo el título "Hay que
latinoamericanizar Europa", que continúa un debate en el que participan,
expresa o tácitamente, muchos autores. Cabe observar que Mouffe es
esposa de Ernesto Laclau, y ambos han publicado importantes trabajos en
coautoría. También ambos, y sobre todo Ernesto, son, como se sabe,
fuertes referencias intelectuales del kirchnerismo.
El núcleo de la entrevista está dado por la
articulación entre democracia y liberalismo. Mouffe establece el
contexto histórico de ciertos "modelos" de democracia, los europeos, y
reivindica otros, las "nuevas democracias latinoamericanas". Ya que
Mouffe habla profusamente de "modelos" de democracia, me parece
necesario aclarar desde el comienzo que los "modelos" son perceptibles
solamente a posteriori. En cada momento presente, lo que hay, lo que se
observa, no es el funcionamiento de "un modelo", sino una lucha por
establecer determinados valores. Por ejemplo, en 1853, en la Argentina,
no se optó por "un modelo de democracia", se escogieron formas
institucionales que la elite dominante veía como adecuadas para sus
valores y problemas. Así pensadas las cosas, al sostener que los
actuales gobiernos latinoamericanos han subordinado el elemento liberal y
han puesto al elemento democrático como el principal, Mouffe incurre en
una patente arbitrariedad: primero afirma que Latinoamérica no está
obligada a aceptar el "modelo europeo"; luego, prescribe la democracia
que ella prefiere, resuelve interpretar en términos de (su) modelo las
"democracias latinoamericanas recientes" y decide cuál es el mix
adecuado, presentándolo como de posible constatación empírica: "En las
experiencias de las nuevas democracias de Sudamérica -dijo- no hay un
rechazo a la tradición liberal, pero sí hay una articulación distinta
entre las tradiciones liberal y democrática."
Pero Mouffe fuerza así las cosas. Primero porque,
aunque no da nombres, sí podría decirse que ciertamente en algunas de
las así llamadas "nuevas democracias" hay un abierto rechazo a la
tradición liberal, tal es el caso de Bolivia, Ecuador, Venezuela y la
Argentina. Este rechazo podrá ir más o menos lejos en cada país, pero
está en la palabra y en las acciones de los gobernantes. Y segundo, lo
que hace la autora de En torno a lo político , no muy
disimuladamente, es abusar de lo que sería una interpretación para pasar
a dar una receta, legitimada ahora, según su opinión, por las
experiencias de los pueblos latinoamericanos. Justamente, como en su
receta el mix de liberalismo y democracia es más equilibrado que en la
realidad de algunos de esos países latinoamericanos, la entrevistada
tiene la necesidad de afirmar que en las nuevas experiencias "no hay un
rechazo a la tradición liberal".
Podría apuntarse en casos concretos una perspectiva
contraria: hay países latinoamericanos -como Brasil, Uruguay y Chile- en
los que la dimensión liberal de sus regímenes democráticos no se ha
visto dañada. Esto representa una esperanza para todos aquellos que,
como es mi caso, estamos convencidos de que el liberalismo, así como el
republicanismo (con todo lo diferentes que son entre sí), constituyen
dimensiones sin las cuales la índole democrática de un régimen político
es inevitablemente erosionada. Por otra parte, esto pone directamente en
cuestión otro supuesto fuerte de la entrevistada, el de la concepción
de la propia democracia.
Salta a la vista que Mouffe tiene una idea
eminentemente gubernativa de la soberanía popular. Es más, identifica a
la democracia con esa idea. Así, dirá: "Ese predominio del componente
liberal es lo que están poniendo en cuestión los gobiernos
latinoamericanos, que han puesto al elemento democrático como elemento
principal. El elemento liberal no ha sido eliminado, pero está
subordinado."
En la democracia, la soberanía popular jamás puede
entenderse -como sí se la entiende en los casos latinoamericanos ya
mencionados- como encarnada o materializada en la voluntad de un cuerpo
político y/o un líder. Cuando eso ocurre, las dimensiones liberal y
republicana, así como la propia dimensión democrática, sufren daños
irreparables. La soberanía popular, por el contrario, tiene diversos
campos de realización, desde el electoral (todos los votantes la
realizan, no solamente los ganadores) hasta distintas formas de
participación política y en el juego de las instituciones. Instituciones
que, para que estén abiertas a la participación popular, han de estar
regidas por fuertes dimensiones liberales y republicanas.
Porque, ¿qué quiere decir que "el elemento liberal no
ha sido eliminado, pero está subordinado"? Elijamos el caso quizá más
difícil para contraargumentar, la propiedad social o la regulación de la
propiedad por razones de bien público. ¿Se trata de una subordinación
del elemento liberal? Difícilmente; en el marco de un régimen
democrático, liberal y republicano, conflictos entre acciones o
concepciones inspiradas en esas tres distintas orientaciones se plantean
constantemente. Nada tiene esto de "subordinación" (aunque a mi
entender, la entrevistada tiene razón al observar que en muchas de las
democracias europeas la dimensión democrática ha quedado subordinada a
la dimensión neoliberal). Lo que sí tiene en cambio mucho de
subordinación - y me siento obligado a suponer que Mouffe lo aprueba- es
el sometimiento del poder judicial o el remodelamiento de la
Constitución con el propósito de que la "soberanía popular" (encarnada
en una mayoría y un jefe) se perpetúe en el poder. En suma, a Mouffe
parece no preocuparle -o, más bien, aprueba- que el "elemento
democrático" subordine al liberal (del republicano nada dice). No se
pregunta en qué medida la "rearticulación con predominio de la soberanía
popular" erosiona al propio régimen democrático. La entrevistada es muy
clara: "...uno no puede decir que países donde existe la posibilidad de
la reelección indefinida, como Venezuela, sean menos democráticos que
países sin esa posibilidad, como los europeos". Por el contrario, yo
creo que la atención al principio liberal del control y la limitación
del poder hace directamente a la calidad de la dimensión democrática de
un régimen político.
Y esto nos lleva al punto de las opciones políticas de
los electores. "Desde mi perspectiva -dice Mouffe en la entrevista-, el
criterio para saber si un país es democrático es si a la gente se le da
la posibilidad de escoger, si tienen alternativas y no simplemente
alternancia entre partidos distintos que, una vez en el poder, no hacen
ninguna transformación fundamental." Mouffe ahora mide la democracia
según la actividad electoral de los ciudadanos, algo notoriamente
unilateral. Pero asumiendo su criterio, ¿qué puede observarse en los
países que ejemplifican las "nuevas democracias"? Que cuando las
posibilidades de escoger son reales, esto viene acompañado con una
negativa polarización. Esta polarización es celebrada por Mouffe, que es
muy crítica en relación con el "consenso al centro" de los países
europeos. Y yo creo, en cambio, que cuanto más diversa sea una
democracia -es decir, cuanto más equilibradas y en tensión estén sus
dimensiones democrática, liberal y republicana-, menos propenso será ese
régimen a dar lugar a la polarización que Mouffe desea (el caso
brasileño es un buen ejemplo).
Esto quizás ayude a entender por qué gobiernos como el
de Cristina Kirchner encuentren tan atractivas las conceptualizaciones
como las de Chantal Mouffe (o las de Laclau): sus impulsos crudamente
imperativos de todo tipo encuentran allí legitimaciones sofisticadas.
Por fin, Mouffe hace bien en subrayar que "el objetivo
de la democracia no es encontrar los procedimientos para poner a todo el
mundo de acuerdo, porque eso no es posible, sino encontrar cómo manejar
el conflicto". Pero mientras las interacciones en el "modelo" de
democracia que ella prefiere tienen lugar en el registro "amigo-enemigo"
que ella dice rechazar, es en las democracias republicanas y liberales
donde el reconocimiento de la legitimidad del oponente y las
interacciones de los sujetos políticos en tanto adversarios, que ella
declara preferir, es más probable.
Hay por tanto una patente incongruencia entre su defensa de los "modelos latinoamericanos" y su preferencia normativa.
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5 comentarios:
off topic:
UNA NOTICIA BUENISIMA: absolvieron a María Ovando, acusada de dejar morir a su hija de hambre
http://tn.com.ar/policiales/misiones-absolvieron-a-maria-ovando_289063
Alguien sabe de algún "Laclau for dummies"? nunca entendí que quería decir este senor
Roberto, Te enteraste de la represión tercerizada de ayer protagonizada por la Uocra en Chubut? http://www.plazademayo.com/2012/11/chubut-represion-tercerizada-contra-ambientalistas/ Indignante el silencio mediático oficialista y no oficialista ,sospecho que por la pauta y los intereses de las mineras. Lo más triste de todo es que Telam nunca cubrió la nota, y hoy la nota que aparece sobre Chubut es de Buzzi ondenando el impuesto que podría llegar a cobrar De La Sota a los combustibles. Se me revuelve el estómago.
si, me comento ayer q.viale. iba a poner algo mas tarde, en lo posible
El artículo de Vicente Palermo me parece excelente. No concuerdo del todo, pero creo que señala con una claridad meridiana qué es lo que estamos discutiendo: la democracia argentina está fallada, y el asunto es si lo que necesitamos para "arreglarla" es poner el énfasis en el liberalismo (la miríada de derechos liberales que todavía no se le respetan a los ciudadanos), el republicanismo (afirmar y en cieertos casos crear formas de control y contención a los poderes, no sólo del gobierno) o en la democracia (el elemento de la soberanía popular que, supuestamente defendido por todos los actores, es ninguneado en casi todos los niveles).
Por otra parte creo que el artículo muestra algo que siempre pienso al leer a Laclau, Mouffe y cía.: lo contrario del consenso no es el conflicto, es el disenso. ¿No se nota que no es lo mismo conflicto que disenso y que, si es cierto que el segundo nos puede dejar en el camino, el primero no siempre es la mejor respuesta?
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