Se acerca el seminario Duffiano, y seguimos un poco más con la crónica de lo que viene. Vamos sobre Vanessa Barker:
Vanessa Barker enseña en la Universidad de Estocolmo, y es una joven pionera en los estudios que combinan democracia y castigo. Ella estudió las tensiones que existen entre la democracia y el encarcelamiento como respuesta habitual frente al crimen (ella publicó en Oxford UP, en el 2009, un libro interesante sobre “The Politics of Imprisonment: How the Democratic Process Shapes the Way American Punishes Offenders”). En aquel libro, en particular, desarrolló un estudio empírico en el que procuró mostrar cómo se correlacionaba la (llamémosla así) erosión democrática con el “encarcelamiento masivo,” y –por el contrario- el fortalecimiento democrático con la reducción de los niveles de encarcelamiento.
Barker es de las pocas personas que han
pensado en la relación derecho penal y democracia desde una perspectiva
directamente afín a la idea de democracia deliberativa. Se (auto)inscribe, en
este sentido, en una modesta pero creciente y significativa lista de autores
que consideran que “más debate público, más involucramiento público, más
deliberación pública, más confianza pública, pueden reducir los niveles de la
represión estatal”. Menciona dentro de este grupo a John Braithwaite, Albert
Dzur, Ian Loader, Richard Sparks, Mike Rowan, entre otros (varios de ellos
están presentes en este seminario).
Para el seminario, preparó un trabajo
centrado en la idea de confianza (trust)
–(en línea con aquellos famosos trabajos de Robert Putnam, Bowling Alone, etc.)- enfatizando el valor y la importancia del
fortalecimiento de los lazos comunitarios (digámoslo así) como forma de
enfrentar el drama del encarcelamiento masivo. Contrasta, por caso, los niveles
extraordinarios de encarcelamiento existentes
en los países de Europa del Este, con los bajísimos niveles distintivos
de los vecinos países escandinavos, y trata de explicar esas diferencias a
partir de ese elemento que le interesaba a Putnam, la confianza social. La
teoría normativa que la mueve es interesante, su enfoque democrático también,
aunque –para decirlo de algún modo- los estudios sobre la confianza no me
resultan confiables: me parece que se quiere sacar de ellos más de lo que están
capacitados para dar.
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