Entre
liberales y conservadores. Sunstein, en su defensa del paternalismo, parece estar detrás de un proyecto que
tiene alguna similitud importante con el proyecto de Dworkin, en su defensa de la igualdad. Dworkin, según entiendo, se veía a sí mismo como desafiando a los “viejos
igualitarios” y a los “conservadores” de siempre, y su teoría afirmaba e
incluía lo que cada uno de sus adversarios desconocía. En su visión, los
“viejos igualitarios” sostenían (con razón) que la comunidad política tenía una
responsabilidad colectiva con el “igual respeto” hacia cada uno, pero definían
“igual respeto” de un modo que ignoraba las responsabilidades personales de
cada uno. Mientras tanto, los “conservadores” también fracasaban, en su insistencia
sobre la responsabilidad individual, porque ella ignoraba por completo todo lo
relativo a la responsabilidad colectiva de la comunidad, en relación con la
suerte o desgracia de cada uno. Sunstein, me parece, se encuentra detrás de una empresa parecida, cuando
defiende el paternalismo en un medio académico tan resistente a cualquier tipo
de regulación estatal (adicional). Él interviene en la discusión, como Dworkin, tratando de mostrarles a “liberales” y “conservadores”, que se
aproximan a la cuestión del modo equivocado. Los “conservadores” se equivocan,
porque defienden la “libertad de elección” a secas, sin
reconocer o entender que muchas de las preferencias expresadas por las personas
son producto de “marcos de decisión” que otros fijan en lugar de los que luego
deciden. Mientras tanto, muchos “liberales” progresistas siguen atados a formas
de “comando y control” que implican (i.e., a través de programas compulsivos)
reemplazar directamente, o anular, la posibilidad de que alguien decidida por
su cuenta, o diga no (“opt out”) frente a algún programa preferido por el Estado.
De modo lento pero insistente, van apareciendo comentarios críticos al
proyecto de “Nudge,” que provienen no ya de la derecha académica, sino de la izquierda. La
derecha es la que ha virtualmente monopolizado, hasta el momento, las
objeciones a dicho proyecto. De modo habitual, aparecen quejas al paternalismo
estatal, aún en sus formas más suaves, como las que defiende Sunstein, porque se sigue considerando al mismo como demasiado intrusivo, o poco
respetuoso de la libertad de elección o (incluso) la dignidad de cada uno (como
en la crítica avanzada por Jeremy Waldron contra Sunstein, sobre este tema). Muchos otros, en cambio, nos sentimos identificados
con la defensa del paternalismo estatal, pero el mismo nos deja con “gusto a
poco”, cuando no se acompaña de otros pasos necesarios, o peor aún, cuando
aparece como viniendo a tomar el lugar de estos últimos. Señalaría, en este
respecto, las siguientes críticas.
Individualismo. En primer
lugar, el “paternalismo suave” nos pone frente a regulaciones marcadas por la
posibilidad de “salida” (“opt out”), y ansiosas por dejar en claro que ellas son respetuosas de la libertad
de elección individual. (Tal vez todo se explique por el peso de las críticas
de la derecha académica, en un ámbito como el norteamericano). De modo más grave, y en lo que me interesaba aquí señalar, dicho
paternalismo muestra un enfoque concentrado en la libertad de elección de los
individuos, dejando por completo relegada la preocupación por lo “colectivo”. Este rasgo, como veremos enseguida, marca un problema cuando no aparece como una
opción metodológica (comenzar primero por lo individual, o poniendo el centro
en el individuo) sino como una tendencia que desplaza el interés por, y las
reflexiones sobre, lo colectivo.
Deliberación. En segundo
lugar, y vinculado con lo anterior, el tipo de paternalismo defendido por Sunstein deja de lado la preocupación por las medidas
estatales destinadas a promover la deliberación pública, u otras semejantes,
que están interesadas en mejorar o refinar las decisiones de la comunidad,
antes que concentradas en las elecciones de cada uno. Para quienes venimos de
la tradición de la “democracia deliberativa,” y sobre todo para quienes venimos
de una tradición que encontraba en Sunstein a uno de sus referentes en la materia, este descuido o desplazamiento de la cuestión resulta muy
decepcionante. Las críticas que en los últimos largos años Sunstein ha venido haciendo a la racionalidad colectiva,
o sus referencias a los sesgos de las decisiones grupales (i.e., la ley de la
“polarización de grupos”) parecen ya marcar un abandono definitivo de ese
compromiso deliberativo que antes mostraba. Ello asì, del mismo modo en que hoy Sunstein abandona de modo explícito la idea Milleana que propone ver a cada individuo como “el mejor juez” de sus propios intereses (se trata un rechazo que está en la raíz misma del tipo de paternalismo que hoy Sunstein defiende).
Desigualdad. En tercer
lugar, los escritos de Sunstein en la materia, que vienen acumulándose en estos
años a través de obras individuales o en co-autoría, muestran muy poca o nula atención a las cuestiones
relacionadas con la desigualdad, y la suerte de los grupos que están
peor. Otra vez, dicha preocupación ocupaba un lugar central en los “viejos”
escritos de Sunstein, en particular en sus críticas al mercado, o en su rechazo a ideas
simplistas de la “neutralidad” (paralelas a su actual crítica a la “arquitectura
de la elección”). Es posible que Sunstein preserve aquellas preocupaciones en el
trasfondo de sus actuales escritos. Sin embargo (otra vez, tal vez por el peso
que tiene en su ámbito la crítica de la derecha, y la necesidad de
persuadirla), es llamativo e impropio que su última línea de trabajo siga tan carente de preocupaciones sociales e impulsos igualitarios. Ello, en
particular, cuando tenemos en cuenta no sólo la presencia de esas desigualdades
en la vida de países como los nuestros (o, más específicamente en países como los Estados Unidos); sino también cuando reconocemos lo obvio, esto es, el modo en que
esas desigualdades afectan la capacidad de “elección libre” de los individuos (como bien había subrayado Gerald Cohen, entre tantos, en sus artículos
sobre la libre elección). Ya que estamos, agregaría que buena parte del trabajo de Jon Elster en el área de las "fallas de racionalidad" (típicamente, en la línea de su libro "Uvas amargas") iba en esta dirección: una preocupación por la suerte de los más desaventajados (la clase obrera que no daba el salto hacia las "uvas" pensando, creyendo o auto-convenciéndose de que estaban amargas), y un interés en revisar de qué modo las desigualdades existentes terminaban afectando su capacidad de decisión.
Estas críticas retoman y en parte se inspiran en la revisión que hiciera
Peter Wells sobre “Nudge: Improving decisions about health, wealth and happines” de R.Thaler y C. Sunstein en su texto “A Nudge One way, A Nudge the Other: libertarian paternalism as political strategy”, People, Place & Policy Online (2010): 4/3, pp. 111-118
2 comentarios:
Hola Roberto.
En relación a los términos : “Individualismo”, “ Deliveración” y “Desigualdad” que planteas; me vienen a la mente las siguientes imagines ya vistas- no Chavistas, por cierto -que me animo a compartir contigo y tus seguidores en la web:
https://www.youtube.com/watch?v=zRGj8dlJYBE
Tal vez, me desvíe con esto, de lo que proyectaras para discutir en éste tu nuevo post. Me disculpo al respecto.
Pero lo cierto es que no puedo evitar de relacionar dicho posteo con el realismo que se percibe allende nuestras fronteras; contrastándolo con lo que desde aquí se pergeniara al respecto desde la cátedra k de Carta Abierta y Justicia Legítima.
Ya sé. Me dirás: el libre asociacionismo psicológico no es ningún pecado mortal; es algo individual intrínseco a la naturaleza humana. De acuerdo con ello; pero claro está y me consta que “valoras” por sobre todas las cosas “la buena leche” participativa de todo eventual interlocutor que se plante ante tu figura fulgurante ex o in cátedra, para tan sólo preguntarte algo sobre lo que podes o no vertir tu simple visión académica, y nada más; más allá que dicha respuesta pueda derivar luego en alguna toma de posición existencial contraria a la que se venía teniendo en la misma sintonía. Leí todo lo tuyo publicado. Tranqui al respecto.
El rol del intelectual “orgánico” sigue siendo defendido por quienes ya no son gobierno- de jure- por eso la lógica dura debería decir que ya son “inorgánicos “; pero el problema radica en que ellos se siguen sintiendo como la auténtica “Patria“, “Pueblo “, etc., como poseedores de toda la legitimidad habida y por haber académicas, para ejercerlas de facto en nombre de Gramsci, Laclau, etc.
Hay quienes se animas a publicar: “ https://www.pagina12.com.ar/34483-es-necesario-confluir-en-un-frente-popular”; mientras que por mi parte me acabo de fumar por enésima vez la siguiente peli: “ https://www.youtube.com/watch?v=kMIn6mW5_XE “.
Lo banco a Dussel en toda su genial obra- con la que me identifico- ; pero como sabrás por los medios, hasta Chomsky retrocede en chancletas cuando la realidad política y sociológica le pega un “soberano” sopapo a la “Cátedra” de turno.
Habermas, está bien: e hizo lo suyo en un determinado contexto; hasta con Ratzinger de modo muy interesante.
Nunca fui k y en Plataforma estuve desde el inicio y luego me fui. Pero entiendo que desde todas las cátedras públicas en las distintas academias institucionales “publicas” que se puedan dar, se deben dar en libertad, más que un debate. Antes que la fuerza bruta invada el espacio público pidiendo la cabeza en primer lugar de los académicos de uno y otro lado de “la grieta “.
Buenas noches y que tengas un muy feliz día, el Lunes.
Abrazo, Diego.-
Hola Roberto.
En relación a los términos : “Individualismo”, “ Deliveración” y “Desigualdad” que planteas; me vienen a la mente las siguientes imagines ya vistas- no Chavistas, por cierto -que me animo a compartir contigo y tus seguidores en la web:
https://www.youtube.com/watch?v=zRGj8dlJYBE
Tal vez, me desvíe con esto, de lo que proyectaras para discutir en éste tu nuevo post. Me disculpo al respecto.
Pero lo cierto es que no puedo evitar de relacionar dicho posteo con el realismo que se percibe allende nuestras fronteras; contrastándolo con lo que desde aquí se pergeniara al respecto desde la cátedra k de Carta Abierta y Justicia Legítima.
Ya sé. Me dirás: el libre asociacionismo psicológico no es ningún pecado mortal; es algo individual intrínseco a la naturaleza humana. De acuerdo con ello; pero claro está y me consta que “valoras” por sobre todas las cosas “la buena leche” participativa de todo eventual interlocutor que se plante ante tu figura fulgurante ex o in cátedra, para tan sólo preguntarte algo sobre lo que podes o no vertir tu simple visión académica, y nada más; más allá que dicha respuesta pueda derivar luego en alguna toma de posición existencial contraria a la que se venía teniendo en la misma sintonía. Leí todo lo tuyo publicado. Tranqui al respecto.
El rol del intelectual “orgánico” sigue siendo defendido por quienes ya no son gobierno- de jure- por eso la lógica dura debería decir que ya son “inorgánicos “; pero el problema radica en que ellos se siguen sintiendo como la auténtica “Patria“, “Pueblo “, etc., como poseedores de toda la legitimidad habida y por haber académicas, para ejercerlas de facto en nombre de Gramsci, Laclau, etc.
Hay quienes se animas a publicar: “ https://www.pagina12.com.ar/34483-es-necesario-confluir-en-un-frente-popular”; mientras que por mi parte me acabo de fumar por enésima vez la siguiente peli: “ https://www.youtube.com/watch?v=kMIn6mW5_XE “.
Lo banco a Dussel en toda su genial obra- con la que me identifico- ; pero como sabrás por los medios, hasta Chomsky retrocede en chancletas cuando la realidad política y sociológica le pega un “soberano” sopapo a la “Cátedra” de turno.
Habermas, está bien: e hizo lo suyo en un determinado contexto; hasta con Ratzinger de modo muy interesante.
Nunca fui k y en Plataforma estuve desde el inicio y luego me fui. Pero entiendo que desde todas las cátedras públicas en las distintas academias institucionales “publicas” que se puedan dar, se deben dar en libertad, más que un debate. Antes que la fuerza bruta invada el espacio público pidiendo la cabeza en primer lugar de los académicos de uno y otro lado de “la grieta “.
Buenas noches y que tengas un muy feliz día, el Lunes.
Abrazo, Diego.-
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