31 ene 2009

Algo así como el Che Guevara noruego




Estoy acá en el sur de Francia, dando clases, y vengo de ver la segunda parte de la película sobre el Che (la primera la vi hace un par de meses y debo admitir que me gustó, aunque ésta segunda bastante menos). Pero la cuestión es que esta peli me lleva a otra peli, un film noruego llamado Max Manus, que tiene uno de los récords absolutos de público en las apáticas salas nórdicas. No la iba a ver porque pensé que iba a ser una más de las horribles películas pretendidamente “cools” con las que vienen insistiendo desde hace un tiempo en el gran país del norte. Pero no, se trataba de un biopic-homenaje al casi Che Guevara noruego, Max Manus (Max Manus es en realidad Max Magnussen, pero el padre -Johan- vivió tanto tiempo en países hispanoparlantes que lo terminaron llamando Juan Manus).

El hijo, Max, es nuestro héroe del día. Vivió en Cuba un tiempo como pescador, luego se fue a pasear un largo tiempo por los Andes, y finalmente se alistó como voluntario en el ejército noruego, cuando Noruega fue brutalmente invadida por Alemania (notable cómo no-quieren los nouegos a los alemanes, en fin, pero ése es otro tema).

A los 27 años, Max lideraba un grupito de la heroica resistencia noruega, en Oslo. Cuando vino a capturarlo una patrulla alemana –Max estaba totalmente perdido, tenía armas, propaganda, era el fin- loco como era saltó por la ventana de un segundo piso. Sobrevivió, fue llevado a un hospital, y en condiciones paupérrimas de salud escapó, otra vez, por la ventana, para luego seguir viaje hacia Inglaterra, desde donde se organizaba la resistencia nórdica (ahí estaba el rey noruego-danés, en el exilio, quien mantenía viva la resistencia).

Bueno, la película trata de aquel escape, de la vuelta de Max, en clandestinidad, a Noruega, y de las insólitas acciones de sabotaje que lideró, y que incluyeron el hundimiento de dos gigantescos torpederos alemanes –el último, el Donau, en una acción que llevó a cabo el amigo Max casi en soledad.

Su pequeña célula de resistencia, que fue urbana, fue bastante exitosa en sus acciones, aunque casi todos, menos él, terminaron torturados y muertos en manos alemanas. Max había logrado escapar a Suecia, herido, pero al saber de la desgracia que acompañó al resto del grupo se decidió por una nueva vuelta a su país –otro acto de locura no ordinaria- y fue ahí cuando protagonizó el increíble hundimiento del Donau.

Luego de la humillación que le propinara a los ocupantes alemanes, nuestro héroe quedó rodeado y totalmente perdido pero...lo salvó el final de la película y sobre todo el final de la guerra. Increíblemente, el tipo hasta hace muy poco había quedado en el olvido en su país. Terminada la guerra trabajó primero como guardia del rey, y luego –retirado- puso una fábrica de máquinas de escribir. Vivió sus últimos largos años nórdicamente, deprimido y medio alcoholizado, triste por las muertes de sus compañeros, de las que nunca se pudo recuperar, aunque en la película y en la vida real se quedó con la chica piola y linda del grupo, y fue -a pesar de todo- feliz con ella. Murió en el casi anonimato, aunque desde hace un tiempo se lo ha comenzado a reivindicar. La película contribuye en parte a eso: pudo haber sido un típico producto del nacionalismo noruego –gran y previsible riesgo- pero, salvo por las últimas escenas, con mucha banderita flameante, el director logró salir bastante digno del aprieto, y nos dejó con un buen retrato del ignoto casi Che noruego.

2 comentarios:

sl dijo...

che, qué buena la historia, no la conocía. Me pregunto cómo hacer para conseguir esas películas.

rg dijo...

la noruega esta salio hace poco, y tiene mucha guita detras, asi que es posible que circule un poco