Notas sobre su muerte, acá (Dissent, donde escribía habitualmente -la nota tiene links a varias de sus notas), o acá.
Contamos alguna anécdota con él y don G.A.Cohen, acá. La vez que lo visitamos, con Cohen, lo encontramos tirado en su sillón, algo caído, necesitado de afecto y reconocimiento. Es mi impresión que luego de su gran hit ("Todo lo sólido se disuelve en el aire"), don Marshall había quedado algo olvidado, y lo sentía. Su casa era un fiel reflejo de esa idea: algo sucia, poblada de libros que se caían de los estantes (libros hasta en los lugares más inverosímiles -los cajones de la cocina, los placares con ropa, el baño), y con decenas de afiches que se ocupaban de recordarle su paso por distintas universidades y centros de investigación de todo el mundo. Fue un gran amigo de sus amigos, y mantuvo toda la vida sus mismas preocupaciones por los desamparados del mundo.
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