6 sept 2014

Nino/Juicios

La Revista Ñ publica un suplemento sobre los 30 años de la CONADEP. Escribimos una breve nota, a pedido, con Marcelo Alegre, sobre el trabajo de Nino en la política de los juicios.


La política de verdad y justicia de Raúl Alfonsín se nutrió del aporte de muchos luchadores por los derechos humanos, académicos, y dirigentes políticos y sociales. Entre ellos cumplió un papel destacado un grupo de juristas (al que, en los ochenta, se lo conoció como el grupo de “los filósofos”) entre los que descollaba Carlos Nino, fallecido el 29 de agosto de 1993. Nino fue, entonces, uno de los responsables ideológicos del diseño del Juicio a las Juntas.

Existe un registro interesante y temprano del pensamiento de Nino en la materia. Dicho registro proviene de los años de la dictadura, y aparece en las grabaciones de las clases dictadas por él en la Sociedad Argentina de Análisis Filosófico (parte de lo que Diana Maffía llamó “la Universidad de las catacumbas”) en 1982 y 1983. Estas clases fueron editadas y publicadas el año pasado (8 lecciones sobre ética y derecho). En ellas, Nino presentó su visión sobre el curso a seguir para impedir la impunidad de los jerarcas de la dictadura. Uno de los aspectos más ultrajantes de las violaciones masivas de derechos por parte del Proceso, para Nino, fue su carácter clandestino. En tal sentido, afirmó el filósofo, los militares argentinos fueron peores que los Nazis.

Nino concibió a la política de los juicios como abriendo un camino diferente frente a las dos alternativas más claras y dominantes dentro del pensamiento penal. Por un lado, propuso rechazar visiones como las que, en su momento, defendiera Kant –visiones “retribucionistas” que, en los hechos, sostenía parte de la sociedad, cuando pedía “juicio y castigo” para todos los militares vinculados, de un modo u otro, con la dictadura. Para Nino, el retribucionismo no explica por qué la suma de dos males (imponer un castigo sobre quienes causaron un mal), habría de resultar en un bien. En términos políticos, por lo demás, el retribucionismo resultaba, en dicho momento, difícilmente concebible –al implicar el encierro de la totalidad o casi totalidad de los miembros de las fuerzas armadas.

Por otro lado, Nino propuso dejar de lado visiones como las que, en su momento, defendiera Bentham –visiones “utilitaristas” que, también, eran mantenidas por importantes sectores de la sociedad, cuando se mostraban menos preocupados por los asuntos de la justicia que por la no repetición de sangrientos golpes de estado. En tal sentido, el utilitarismo era compatible con la no condena a ninguno de los imputados, en la medida en que, por algún otro medio, se asegurase la finalización de una era de grave inestabilidad política. Para Nino, el utilitarismo tampoco resultaba una alternativa adecuada: no sólo no aseguraba niveles mínimos de justicia, sino que aparecía proclive a tomar a las personas como meros medios para la consecución de fines en principio más importantes.

La política que siguió entonces Alfonsín –la que aconsejó Nino- buscó escapar de las alternativas retribucionistas y utilitaristas dominantes: ni el castigo a “todos”, ni la impunidad o la denegación de justicia. Se decidió, entonces, enjuiciar a los principales responsables de los atroces crímenes cometidos por la dictadura.

6 comentarios:

éft dijo...

Gracias por compartirlo, Roberto. ¿Tienes el enlace? No lo encuentro en la edición de la Ñ. Abrazos!.

JRLRC dijo...

Prefiero y aplico esa forma, y esa línea de fondo.
Un grande, Nino.

Anónimo dijo...

También puede decirse que la fórmula de Nino (tomada de Nuremberg) era que tengamos muy poca verdad (que se investiguen unos pocos casos) y muy poca justicia (que se juzgue sólo a unos pocos responsables, aunque los de mayor jerarquía), y nos contentemos con eso y su poder simbólico. El propio Alfonsín cuando mandó la ley de obediencia debida al Congreso dijo que mandaba una ley que no le gustaba.

JRLRC dijo...

Todo (imposible) o nada (terrible)?

Anónimo dijo...

Algunos pensaron que juzgar con amplitud no era posible, pero muchos otros, incluyendo a los organismos, las víctimas, los partidos y diarios de izquierda y centro izquierda, pensaban lo contrario (y llenaron las calles oponiéndose a estas leyes).

Pero lee el post de RG y el libro de Nino sobre el tema: él proponía limitar el juzgamiento (con un alcance similar al que lo hizo la ley de obediencia debida), como algo deseable, la mejor opción posible, independientemente de si se podía o no juzgar todo.

carlota dijo...

Muchas veces me pregunto, cuando pienso en estos temas, si tener cárceles donde se tortura no es también delito de lesa humanidad por parte de los gobiernos responsables.