2 mar 2015

Usted también doctor?


Cuál fue el papel que desempeñaron los funcionarios judiciales, los abogados y sus asociaciones, y los juristas durante la dictadura? ¿Qué podrían haber hecho los jueces dadas las circunstancias de entonces? ¿Son legalmente responsables los abogados, los fiscales y los jueces cómplices? ¿Cómo se enseñaba Derecho en esos años? ¿Hubo una renovación de jueces con el retorno de la democracia? ¿Qué conclusiones nos aporta este libro para reflexionar sobre el papel de la justicia en la Argentina de hoy?
Fortaleciendo la investigación sobre la dimensión civil de la complicidad con el último gobierno de facto, ¿Usted también, doctor? revela y sistematiza el modo en que una inmensa mayoría de los integrantes del Poder Judicial contribuyó con el régimen y le proveyó legitimidad, mientras que sólo unos pocos asumieron una conducta independiente y comprometida con la sociedad.
Los autores, reconocidos especialistas en el campo de las ciencias sociales, proporcionan datos inéditos, argumentos sólidos y un intenso debate sobre la complicidad que echan luz sobre los mecanismos que la hacían posible: la denegación sistemática de hábeas corpus, la confirmación de la validez de las normas represivas, la instrucción de causas penales fraudulentas para extorsionar a empresarios, el apercibimiento a los jueces de instancias inferiores que realizaban las instrucciones penales o la participación en maniobras de ocultamiento de cadáveres, entre otros.
Indiscutible obra de referencia sobre el tema, este libro deja en claro que la complicidad judicial, la violencia estatal y la impunidad desafían aún hoy a la democracia argentina. Y propone, además, caminos concretos para que el avance de la democratización institucional actúe también en el ámbito del Poder Judicial.
“Al igual que los actores económicos, numerosos funcionarios judiciales y abogados jugaron un papel fundamental en el funcionamiento y la consolidación de la dictadura. Los esfuerzos para desentrañar y poner en evidencia esa dimensión de la complicidad civil sin duda contribuyen a la consolidación de la democracia argentina, no sólo porque demandan una rendición de cuentas, sino también porque nos interpelan acerca del tipo de juez que la sociedad argentina hoy necesita.” Horacio Verbitsky
Autores: Marcelo Alegre, Jessica Almqvist, Claudia Bacci, Lorena Balardini, Valeria Barbuto, Leticia Barrera, Juan Pablo Bohoslavsky, Lucía Castro Feijóo, Agustín Cavana, Horacio Javier Etchichury, Leonardo Filippini, Hannah Franzki, Roberto Gargarella, Juan Francisco González Bertomeu, Enrique Groisman, Juan Bautista Justo, Sofía Lanzilotta, Paula Litvachky, Alejandra Oberti, Andrea Pochak, Sabina Regueiro, Laura Saldivia Menajovsky, Pablo Gabriel Salinas, María José Sarrabayrouse Oliveira, Susana Skura, Carolina Varsky, Virginia Vecchioli, Carla Villalta.

24 comentarios:

Anónimo dijo...

El prologuista me da miedo y todos sabemos cuáles son las intenciones que persigue con sus palabras. Ahora, viendo el nombre de los autores, esos temores se disipan ya que, casi todos ellos, han demostrado independencia de criterios para el análisis de los fenómenos teóricos de los cuales se han ocupado. Leeré el libro.

Anónimo dijo...

el prologuista iba a ser un protagonista importante en la comisión de verdad de la amia, pero bueno, que sus palabras iniciales no empañen una iniciativa buena...

Raphael Neves dijo...

Roberto, veja este texto do Levitsky: Link Syntax:
http://www.larepublica.pe/columnistas/aproximaciones/la-izquierda-y-el-desafio-de-venezuela-01-03-2015

Abraço.

Anónimo dijo...

El prologuista debería ser sujeto de crítica en.el libro como parte de la élite universitaria antidemocratica de la época, pero bueno somos demasiado tolerantes con los camaleones

Anónimo dijo...

Analizan el comportamiento del señor ex-juez de la corte suprema y actual psicologo televisivo raul zaffaroni?

Anónimo dijo...

Lo de Baltasar Garzón dando clases de deontología funcional es muy gracioso. Un ex juez que fue destituido por interferir en las comunicaciones privadas entre defensor y defendido y que, además, siempre ha sido indicado como excesivamente laxo respecto de la aplicación de torturas a ciertos detenidos. Aquí todos los impresentables se reciclan.

Anónimo dijo...

Recomiendo la nota de Moreno Ocampo. Nunca habla tanto como nos gustaría, pero cuando lo hace, contribuye, como siempre, a rescatar lo que se hizo para recuperar la democracia y, en su justa medida, reconoce los méritos de uno de sus protagonistas
http://www.perfil.com/contenidos/2015/02/27/noticia_0058.html

Anónimo dijo...

no se, H.V. como prologuista, mmmmmmmm, habria que leerlo. y dice algo de Zaffaroni? si RG publica un parrafito sobre eso en el blog me compro el libro.
matias

Anónimo dijo...

"Hay que decir que el Poder Judicial nunca va a ser popular. Sería un error que los jueces busquen la popularidad". Más democracia: los jueces hablan de sí mismos como un poder complejo, único, cuya mirada conoce los límites. El único que ve los límites; el ilimitado. Yo voto porque la democracia airee de una vez por todas a ese poder húmedo y señorial.

Anónimo dijo...

Si se juzgaran las obras por las personas no leeríamos a Celine, Pound, Elliot, Brecht, Balzac, Borges, Bioy, Proust, Heidegger, Arendt, Burroughs y muchísimos más. No veríamos una sola película de Griffith, Fassbinder, Lang, etc. Algunos, si no todos, incluso, han producido algunas grandes obras con grandes valores éticos.
O juzgaríamos a Strassera y a de Ipola sólo por ciertas pasiones y/o por su zigzaguante trayectoria (como la de casi todo el Club de Cultura Socialista).
A veces, me da la impresión de vivir en una generalización cotidiana del espacio que presentó Roberto Jacoby en su última exposición.
Sería más que interesante que, en lugar de cuestionamientos ad hominem, discutiéramos qué es independencia de criterio, (si es que esto realmente significa algo).

Anónimo dijo...

Y si alguien lee el libro (al menos la parte que se puede bajar gratis) antes de seguir opinando sobre el libro?!

Anónimo dijo...

Zaffaroni es el Menem del Derecho penal?
Pablo

Anónimo dijo...

Lo que más me gustó del libro es el artículo de Marcelo Alegre. Es excelente!!

rg dijo...

el articulo de alegre es excelente (y para quien lo difamaba: compara, no equipara al crimen del indec con la dictadura. sólo alguien de la procuración podría hacer una crítica semejante)

Anónimo dijo...

Claro que es excelente Roberto. Tan excelente es y tan excelente debe ser el trabajo de la otra autora incluido en el mismo capítulo, que el compilador tuvo que salir a responderles, cosa que, según el índice, no ha hecho con ningún otro trabajo publicado en el volumen. A eso se referían arriba con independencia de criterios. No veo que en el texto le hayan contestado a Pochak o a Filippini. Lo digo con todo respeto.

rg dijo...

no entiendo el punto. es un articulo excelente, particularmente en aquello que motiva la intervencion del compilador

Anónimo dijo...

Yo no he difamado a nadie; sólo opiné sobre la calidad, a mi juicio, de los análisis del artículo (por eso ¿me extrañó? la censura). No hay que ser de la procuración para darse cuenta de que bajo ningún punto de vista son comparables crímenes de lesa humanidad con manipulaciones estadísticas (que son de por sí entidades manipulables y manipuladas desde su diseño, Eco y Paenza dixit). Existe algo que se llama análisis metalingüístico, que analiza el contenido semántico de los términos que se comparan y es lo que yo hice. Yo no soy de la procuración. Soy un ciudadano harto de la manipulación del lenguaje con fines opacos.
¿Qué puede esperase de "la justicia" como pomposamente se equipara al poder judicial si su propio jefe, inventor del state of the union judicial con videoclip y todo no sabe cuándo se cierra una causa (como salieron a aclarar, entre otros, la propia corte, Belluscio, la embajada, los familiares de las víctimas?
Lo que es real es lo que dice Bartís: hoy día, los juegos institucionales (de todo tipo: universidades, asociaciones profesionales, académicas, papers, congresos, órganos de selección de publicación de journals, etc., etc., etc.) como aparatos de control hacia el exterior (con otras instituciones) y hacia el interior (entre sus asociados) superan con creces al teatro, que ya sólo puede ofrecer sombras pálidas. Por eso pierdo el tiempo revisando algunos blogs de vez en cuando, por su teatralidad.
Al respecto de tu comentario sobre mi 'difamación' te adjunto lo que dijo Josefina Ludmer en un reportaje: "toda diferencia se interpreta como violencia. Y porque el achicamiento de los espacios hace que se reduzca todo a términos personales. También por la integración de los medios. Antes quien escribía en Contorno no escribía en Sur. Ahora todos escriben en Clarín." (yo: o en La Nación).

rg dijo...

ja: y a quienes escriben en un diario diferente de los oficiales, son interpretados como violentos, golpistas. ludmer te dice eso y no te diste cuenta¡ te falto analisis metalinguistico justo aca¡

Anónimo dijo...

"Soy un ciudadano harto de la manipulación del lenguaje con fines opacos"

Deduzco entonces que no apoyás a Cristina Fernández de Kirchner.

Saludos,

Anónimo dijo...

Es de muy mala fe argumentar que Alegre equipara el crimen del Indec con la dictadura. Por el contrario, lo que quiere decir Alegre es que resulta paradójico que los jueces actuales (que no se han atrevido a tomar medida alguna para castigar a los responsables de la manipulación del Indec) consideren que otros jueces deben ser castigado por no haber tomado medidas para evitar las torturas y desapariciones en la ESMA. O sea, la tesis de Alegre justamente parte de la premisa que lo del Indec es un hecho infinitamente menos grave que los crímenes de la ESMA y justamente por eso es paradójica la situación. Los que no pueden enfrentar a un gobierno democrático por un hecho no muy grave juzgan a los que no se animaron a enfrentar a un gobierno asesino y criminal, dispuesto a encerrarte en la ESMA, torturarte y tirarte de un avión. Pueden no estar de acuerdo, pero por lo menos lean de buena fe.
En realidad, la tesis de la responsabilidad de los jueces que Alegre critica con muy buenos argumentos. importa, en cierta medida, minimizar la naturaleza criminal del gobierno militar. Porque solo si se minimiza la naturaleza asesina del gobierno, se puede creer que los crímenes de la ESMA podían ser evitados con resoluciones judiciales.

rg dijo...

absolutamente

Anónimo dijo...

Sin contar con que los críticos de Alegre parecen legitimar la idea de que en ese contexto tenebroso podían exigirse conductas heroicas o suicidas. La llamada justicia transicional produce, en muchas ocasiones, este tipo de entendimientos ahistóricos y acontextuales que generan confusión y demandas heroicas inaceptables en el contexto en que se produjeron. Es muy fácil exigir heroicidad desde un escritorio y 30 años después de lo ocurrido para lo cual se levanta un edito acusador que nadie les ha conferido. Pero ya sabemos que no hay buena fe aquí. Sólo intereses sectoriales reproductores.

Anónimo dijo...

Comparar a Verbitsky con Borges, Arendt, Bioy... por favor el grado de ridiculez al que hemos llegado para defender a ese hombre.

Anónimo dijo...

Casi todos los comentarios de tu blog hablan desde la verdad absoluta de la identidad (y de la cualidades o propiedades que son inherentes a ella). Y, como decía Althusser: reconocimiento=desconocimiento.
Yo no comparé a Verbitsky con Arendt, ni Bioy ni con Borges. Respecto de esto habría que decir que los dos últimos felicitaron a Díaz Ordaz por la matanza de Tlatelolco mientras Buñuel y Poniatowska recorrían cárceles y hospitales tratando de salvar lo salvable y denunciando el crimen. Dado que en tu blog parece que son todos jueces o pretenden llegar algún día a serlo yo también voy a juzgar. Ese acto de Borge y Bioy me parece deleznable aunque la literatura de Borges me parezca sublime. Borges, como Verbitzky, reconoció posteriormente sus errores y las investigaciones de éste me parecen valiosas.
Visitar algunos días tu blog me pareció muy divertido. Desgraciadamente, no encontré ningún comentario que no pareciera pulgar arriba, pulgar abajo.