Hoy, acá: https://www.clarin.com/opinion/extorsion-electoral-votantes-disconformes_0_8kjp9lvPyv.html
Desde hace
algunos años, padecemos políticamente de un mal al que podemos denominar la
“extorsión electoral” -un hecho que, según diré, volverá a hacerse presente,
con toda su carga trágica, en las próximas elecciones. La idea de la “extorsión
electoral” es una expresión más -aunque una expresión particularmente
relevante- de la crisis que afecta a nuestras democracias y que tiene que ver,
entre otras cosas, con su paulatina degradación, quiero decir, con el modo en
que se la democracia ha ido estrechándose, hasta quedar reducida al voto
periódico. Desde hace décadas, en efecto, la democracia resulta confinada al
hecho de votar cada dos o cuatro años, asumiéndose que lo que sucede en el
medio -es decir, lo que ocurre durante el tiempo que realmente importa, entre
elección y elección- no es de competencia de los ciudadanos, sino de sus
representantes políticos y dirigentes. Lo que se “perdió” en todos estos años fue
demasiado, y demasiado importante: aquello que le daba sentido genuino a la
democracia. Perdimos, entre otras cosas, una cantidad de instrumentos
institucionales que complementaban al voto, y que ayudaban a que el mismo no
debiera cargar, por sí solo, con toda la responsabilidad en el sostén de la vida
política. En efecto (y más allá de que hoy acordemos o no con los “complementos
electorales” que ahora menciono), cuando el voto era acompañado por herramientas
tales como las “instrucciones obligatorias” a los representantes; la
“revocatoria de mandatos”; la “rotación obligatoria” en los cargos; los cabildos
abiertos o town meetings; etc. etc, entonces, podía decirse -con razón-
que la política era cosa de los ciudadanos -que estaba en sus manos. Por el
contrario, cuando todas las herramientas que acompañaban al voto se han perdido
o han sido eliminadas, y lo único que nos queda, como modo de ejercicio de
nuestra ciudadanía, es votar cada dos o cuatro años, lo que resulta claro es lo
contrario: la política ya no pertenece a los ciudadanos -ya no nos pertenece-
sino que nos ha sido “expropiada” por la dirigencia.
Y aquí es
cuando aparece el problema de la “extorsión electoral”. Ello así porque, al
problema anterior, esto es, a la expropiación de la política de las manos de la
ciudadanía, se le agregan ahora los problemas derivados del modo en que se
organiza ese voto periódico. Ocurre que -ausentes todos los complementos que
ayudaban a darle carácter expresivo al sufragio- ese solo voto que se reserva a
cada ciudadano debe servirle a cada uno, se supone (increíblemente, agregaría)
para decir algo sobre demasiadas cosas, demasiado importantes, sobre cuestiones
que pueden requerir respuestas contradictorias entre sí: todo con un solo voto!
Con ese solo voto, en efecto, se supone que deberemos decir algo sobre el
pasado (por ejemplo, qué tal se desempeñó el gobierno durante la pandemia; y
qué tal frente a la sequía; y qué tal frente a la inflación desbordada); y
exigir cosas sobre el futuro (qué políticas tomamos como prioritarias, ya sea
el control de la inflación; el combate a la corrupción; terminar con la
inseguridad; etc.); y también evaluaremos al candidato en cuestión (si
aprobamos su gestión ministerial; si reprochamos su violencia verbal; si
aplaudimos su confrontación con el kirchnerismo; si repudiamos su alianza con ciertos
sectores del sindicalismo; si denunciamos su vínculo con el narcotráfico); y le
reprocharemos algunas propuestas o le pediremos que dejen otras de lado (i.e.,
venta de órganos; renuncia a la paternidad; dolarización). Junto con todo lo
anterior, se supone, con el voto reivindicaremos o no los valores de una cierta
ideología; y haremos algún juicio sobre las distintas tradiciones políticas del
país (peronismo, radicalismo, etc.); y diremos algo sobre cuestiones de
política internacional (Israel, China, Rusia, Venezuela…); y suscribiremos o
repudiaremos al populismo político tan en boga; y así mucho más. Otra vez: todo
con un solo voto! Sin poder decir en ningún caso -en ninguno- esto sí, pero
aquello no; esto sí, pero con este matiz; y además aquello otro;…nada! No podremos
matizar ni aclarar cuestión alguna. Allí entonces la extorsión: quedamos
forzados a decir que sí a muchas cosas que repudiamos (pongamos, la alianza con
el kirchnerismo; el vínculo con el narcotráfico; la dolarización; la venta de
órganos), con el objeto de hacer posible alguna de las políticas que preferimos
más intensamente (terminar con el kirchnerismo; enfrentar la inflación;
mantener cierta protección a los derechos fundamentales), o -al menos-
obstaculizar alguna de las políticas que más resistimos (impedir el populismo;
impedir que quede al frente del gobierno una persona emocionalmente
desequilibrada).
El resultado de
todo esto es obvio: terminará la votación e, indefectiblemente -no importa cuál
fue nuestro voto- se nos reprochará, con razón, por todo aquello que “dijimos”
o “dejamos de decir”, aunque de ningún modo se nos permitió expresarnos al respecto
ni aclarar nada o agregar algún “pero” o matiz a nuestro voto. Si privilegiamos
que no nos gobierne una persona desequilibrada, habremos hecho posible, otra
vez, el gobierno de ciertas mafias; y si preferimos, sobre todo, impedir la
vuelta del kirchnerismo, habremos hecho posible el gobierno de una persona que
desprecia la democracia; y si, contra tales alternativas, nos decidimos por
votar en blanco, habremos eludido nuestras responsabilidades cívicas, con el
egoísta objeto de mantenernos como “almas puras.” Cualquiera sea nuestra
decisión, nuestro voto será, en todos los casos, repudiable, y nosotros
criticados por haberlo emitido. Todo lo cual -es mi opinión- nos habla menos de
las virtudes o defectos políticos de la ciudadanía argentina, que de aquello en
que ha quedado reducida nuestra democracia.
2 comentarios:
Roberto, podría citar algunos trabajos referidos a esas herramientas democráticas? Gracias
Hola Dr. Gargarella, Interesante su planteo. Pero estos puntos digamos no quedarían en parte teoricamente mejor representados por los diputados y senadores que se votan. Entiendo el punto pero no tiene solución en un ballotage.
Publicar un comentario