24 feb 2014

H.G., palabras y silencios

Con su habitual buen tono, que se agradece siempre, don H. Gonzalez responde a mi texto de Perfil (aca), en donde critico a la reciente Carta 15 de Carta Abierta, por medio de este trabajo (aca). El texto se abre a varias discusiones interesantes, incluyendo alguna sobre lo que significa adherir a un modelo político que, como es obvio, va a incluir acciones objetables, imperfecciones, distancias significativas con los ideales que uno defiende en abstracto. En lo personal, creo que la respuesta a tal tipo de interrogantes es menos angustiante o compleja de lo que parece o se presenta: hay miles de concesiones tolerables, aceptables, entendibles, en lo que hace a los propios ideales. Pero luego hay claras líneas que no se pueden atravesar, y que en la trayectoria de la mayoría de nosotros siempre ha estado claro que no se debían cruzar ("en claro" no por "clarividencia moral," sino por un elemental, mínimo, básico, sentido compartido sobre la moral política, sobre lo permitido y lo impermisible). Algunos ejemplos: justificar, en lugar de denunciar, el voto a la ley antiterrorista; poner en duda, en lugar de señalar, perseguir o investigar, casos de mega-corrupción, como los que involucran al Vice-Presidente, o a Lázaro Baez, o a Sueños Compartidos (todos casos en los que personas bien informadas, cercanas al gobierno, contaban con información suficiente para saber la gravedad de lo que implicaban); hacer silencio sobre la ominosa política ferroviaria (de retornos y negociados, en medio de centenares de denuncias de los organismos de control), que terminó con la vida de más de 50 personas; omitir toda referencia al financiamiento narco (vía efedrina: con delitos comprobados en la justicia) de la campaña presidencial. Frente a los casos graves, no entendería las salvedades ofrecidas por don H.G. (dice H.G.: "en el mundo político, y no por impostura o “relato”, hay un diminuto sino trágico, que nos hace ser no exactamente lo que podríamos ser, sino lo que somos cuando reconocemos que ineludiblemente el mundo experiencial y conceptual tiene carencias repentinas, excesos indebidos y falta de cartillas probadas para parecernos siempre a una identidad sin quiebres, peligros o difusas esperanzas"). Frente a los casos graves, no entiendo las dudas para decir "esto es inaceptable, siempre, y esta línea no debe cruzarse, nunca, caiga quien caiga." No nos callamos en la época de Alfonsín, para denunciar la ley de obediencia debida o el punto final, aun con el riesgo cierto de golpe de estado que había entonces (y no ahora), por qué habríamos de justificar el silencio, la omisión, la complacencia, ahora?

10 comentarios:

Francisco J dijo...

¿Será que -al contrario de lo que afirma Fernández Díaz para Sarlo: una "socialdemócrata sin partido"- estos intelectuales en general de segunda y tercera línea (salvo excepciones como la de HG)encontraron la doble vía de una identidad política que los contiene dentro de sus márgenes (como afirma HG)y, al mismo tiempo, un espacio dentro del campo cultural argentino (espacio del que la mayoría carecía)? Lo cierto es que las mujeres y hombres nucleados en Carta Abierta parecen estar más cerca de los "deseos imaginarios" del kirchnerismo que del -tomémonos la licencia- kirchnerismo realmente existente. La primer Carta Abierta, al calor del conflicto provocado por la 125, intentó hacer un diagnóstico del país, sus "males" y el "haber" del camino recorrido por el gobierno de NK; pero, a partir de allí, las sucesivas CA no hicieron sino correr a la zaga de los acontecimientos y las medidas del gobierno, justificando lo bueno, lo malo, lo impresentable y lo horroroso, antes que "imponiendo agenda" al gobierno. Éste, pragmáticamente peronista, nunca se ha dejado guionar, ni siquiera por el pseudo-intelectual orgánico Laclau, que hace poco no se permitió opinar por vivir en Londres (aunque lo viene haciendo hace rato). Mi impresión es que, cuando comience a reciclarse el 75 % del staff de gobierno K, la gente de CA comenzará a hablar de "revolución inconslusa", "experiencia frustrada", etc...esta vez, como justificación de su propia actuación en los últimos años, para salvar el pellejo, al menos, si es que no lo perdieron cruzando alambrados de púas en cada uno de sus campos de la batalla cultural.

Anónimo dijo...

HG es un tipo de gran valor y casi todos los de carta abierta también, no los conozco pero los he leido. Los felicito por intentar pensar y jugarsela
Ara

GerardoD dijo...

Anónimo: Jugársela? Estos tipos? ...si han sido esmerados cortesanos del poder y, en el mejor de los casos, los más rescatables han quedado entrampados en esa lógica maniquea de amigo-enemigo al punto de aceptar -cuando no justificar airadamente- tragarse sapos que probablemente hubieran denostado en iguales circunstancias??

justme dijo...

He visto un retazo de la entrevista Sarlo y Gonzalez luego de haberla leído un día antes entre las lagañas del domingo en la versión digital del diario perfil. Aquí : http://www.perfil.com/politica/-Sarlo-y-Gonzalez-discutieron-divertidos-sobre-Carta-Abierta-20140225-0018.html
Ver este retazo de video es un gusto realmente, un poquito de aire fresco y estos dos esplendidos intelectuales transmiten mas en sus gestos en las modulaciones que imprimen a su voz que en toda esa larga entrevista. Dicen mucho, dicen tanto en esa gestualidad y tan difícil se me hace barbotarlo en pocas palabras aunque lo adivino.
Ambos seguros de sí mismos aunque cada uno a su manera. Él tranquilo como siempre sin levantar la voz, no solo en su sentido audible, físico, sino también en su modo de comunicarse, sin estridencias sin grandilocuencias. Ella certera precisa, como siempre. Ocupa todo el ambiente que la rodea, diríase que lo llena en su totalidad como una reina. Con sencillo vestidito blanco que muestra tanto su veteranía como impecable par de piernas morenas, bronceadas.
El se arroja sobre su costado en el sillón intentando llegar hasta ella, intentando alcanzarla. Es un hombre que trata de crear espacios, espacios de ideas, ambientes de reflexión lo hace con tranquilidad sin apurarse, invitando. Ella cada tanto se arroja sobre ese espacio -sobre las palabras que el va largando- como un águila, muy rápida y precisa, se escapa se lleva algo entre las garras verbales, sin dar tiempo a nada porque sabe que está sola, al menos vulnerable. No va a quedar atrapada en ninguna red. Hasta ahora escapo de todas. Lo ilustra muy bien en esas palabras que cierran el video.
– Listo, me retiro no digo más
Y le contesta él sonriendo frustrado.
- Cómo te vas a ir así….
Nadie podría imaginarlo con una red en la mano, se ve un hombre amistoso. Pero no hay dialogo amistoso entre dos intelectuales. Eso no es posible y ella bien lo sabe, siempre ha de ser una lucha sin cuartel (aunque a muchos se les escape).
De todos modos es muy edificante ver este tipo de diálogos entre personas que reflexionan como modo de vida. Se extraña verlos más seguido en la televisión, en los diarios (y no las mezquinas apariciones que los medios luego comentaran hasta el hartazgo). Y eso incluye al autor de este blog y a otros tantos…. Ojalá que prenda la mala costumbre.

Anónimo dijo...

No coincido con lo que dice este último anónimo, en este país nunca los intelectuales se la juegan políticamente. Es mucho más cómoda la academia, a eso me refería con jugársela, entre otras cosas. Piensan algo y lo dicen y lo escriben eso esta muy bien y los aplaudo. En la academia seguro que no te tragas sapos
Ara

Anónimo dijo...

Esto es interesante (de la respuesta de HG):
" A mí me gustaría ser Gargarella ... sería bueno poder tener esa literalidad en mis convicciones. Esto es, ser apenas unívocamente lo que soy. Y no tanto estar donde estoy sin que me guste siquiera escuchar todo lo que constituye lo que soy" (...)
" Pero en el mundo político, y no por impostura o “relato”, hay un diminuto sino trágico, que nos hace ser no exactamente lo que podríamos ser"
Más que interesante

Anónimo dijo...

Gerardo que es no ser un cortesano del poder? escribir en La Nación?

rg dijo...

yo a hg no tengo mayores reproches que hacerle. pero a la mayoria de la primera linea de carta abierta si. cobrar sueldos altos del estado, y salir a defender, con un discurso de izquierda, a milani, budou o chevron, es ser un cortesano del poder, del peor modo posible, de un modo imperdonable.

Anónimo dijo...

querido lo de ser cortesano del poder del diario La Nación, el poder real, el de los verdaderos poderosos, el de siempre, el de casi todas las desgracias de la Argentina lo decía por Sarlo, pero si se sentiste aludido alla vos, por algo será. Cada uno se autoexculpa de maneras diferentes. Si eso te deja tranquilo ok

rg dijo...

primero, sarlo me puede gustar mas o menos, pero de ningun modo es una cortesana del poder. no podria decir lo mismo de la mayoria de carta abierta, que han justificado lo que hasta hace poco repudiaban. y en lo que hace a mi caso, por suerte no tengo que exculparme de nada en vida publica. ahora, veo que ese es un tema recurrente en el discurso del kirchnerismo, me imagino por que será